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“Sin virus, nuestro cerebro no sería tan grande”

“Estoy a favor de una IA respetuosa con los derechos y libertades de las personas, pero me preocupan los derechos de autor y las ‘deepfakes’”

El divulgador y 
poeta Carlos
Briones.   | // JORDI OTIX

El divulgador y poeta Carlos Briones. | // JORDI OTIX

NÚRIA NAVARRO

El astrobiólogo (y poeta) burgalés Carlos Briones ha ganado el Premio de la Confederación de Sociedades Científicas de España a la Difusión de la Ciencia 2024. O sea, que además de estudiar el origen, la evolución y la posible distribución de la vida en el universo, es el que mejor lo explica. En su último libro, “A bordo de tu curiosidad” (Crítica), defiende la importancia de cultivar el espíritu crítico.

–Su espíritu crítico le ha llevado lejos. Quiere que la RAE cambie la definición de vida.

–No es una definición satisfactoria desde el punto de vista científico. A la luz de los últimos avances en biología molecular, vida es un sistema químico capaz de autorreproducirse y evolucionar. Una bacteria es un ser vivo.

–¿Qué no lo es?

–Aunque es un tema que aún se discute, una línea de interfase entre lo vivo y lo no vivo son los virus. Cuando no tienen una célula a la que infectar, se acaban comportando como un agregado de moléculas que se rompe.

–El que se comporta de forma preocupante es el de la gripe aviar.

–El virus H5N1 está infectando cada vez a más mamíferos. Se ha encontrado en vacas lecheras de EEUU, en pingüinos de la Antártida y se han dado casos en humanos. Tiene una mortalidad de más del 40% (la el COVID fue del 3%). Nuestros controles veterinarios son excelentes, pero hay países que no se pueden permitir el lujo de tener virólogos y epidemiólogos.

–Sin embargo, dice que los virus no son solo villanos.

–Más de la mitad de nuestro genoma no es de Homo sapiens. Está formado por fragmentos de otros organismos –bacterias, hongos, arqueas– que llegaron a través de los virus y nos hicieron como somos.

–Un ejemplo, por favor.

–Hace unos 170 millones de años, los mamíferos alimentaban a sus crías por mamas, pero ponían huevos (aún es así en ornitorrincos y equidnas). La infección por un retrovirus –parecido al del sida– transformó una de las membranas del huevo en una de las capas de la placenta. Permitió un tiempo de gestación mucho más largo. Sin virus, nuestro cerebro no sería tan grande. Debemos ser más humildes.

–Un zasca al ego.

–Copérnico nos sacó del centro del universo; Darwin, del centro de la biología, y los datos genómicos y microbiológicos nos dicen que somos una suma de microorganismos distintos.

–Y en breve la inteligencia artificial nos arrebatará el último cetro.

–Se está externalizando la inteligencia. Yo estoy a favor de una IA respetuosa con los derechos y libertades de las personas, pero me preocupan los derechos de autor y las deepfakes. Por eso es fundamental el espíritu crítico.

–Tiene una cruzada contra las pseudociencias.

–Ponen en peligro nuestra vida. En 2018, fui con mi hijo a un centro de salud público con una infección de garganta y la doctora le recetó homeopatía. Me quedé con la receta, puse una denuncia y subí un hilo de Twitter que levantó una gran polvareda.

–También carga contra la astrología.

–Desde que los astrólogos de la Babilonia de Nabucodonosor II dividieron el cielo en 12 sectores iguales, de 30 grados, y les asignaron la constelación que les tocaba, se ha desplazado el ángulo del eje de rotación de la Tierra (un movimiento llamado precesión), que ha cambiado las fechas en las que deberían comenzar todos los signos. El 95% de las personas no nacieron bajo el signo que creen.

–Es un aguafiestas. ¿En qué se puede creer?

–En las capacidades de nuestro cerebro, que nos permite cambiar el mundo para bien. Cuando hemos analizado los genomas, hemos visto que es falso que haya razas. Unos poquísimos genes marcan la tonalidad de piel y con eso se ha construido el discurso xenófobo. Todos los machismos, integrismos y fanatismos se pueden desmontar de forma racional.

–Dicho esto, ¿hay vida allá fuera?

–Cero, cero, cero. No hay ninguna prueba de que exista vida fuera de la Tierra. De momento estamos solos en el universo. Un científico norteamericano se mostró partidario de que unas formas encontradas en un meteorito caído de Marte, el ALH 84001, eran bacterias, pero las propuestas extraordinarias requieren pruebas extraordinarias.

–¿No le frustra tanta espera?

–Trabajo mucho en biología molecular en ambientes extremos de la Tierra, como el río Tinto, donde en principio no puede haber vida, pero a unos 600 metros de profundidad hay comunidades de bacterias viviendo felices, sin luz, sin oxígeno. Hay filamentos de algas y hongos. Las conclusiones podrían servir para el estudio de la adaptación fuera del planeta y de la vida exterior.

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