Platos con sello de ‘foráneos’

Los restaurantes franceses tendrán que señalar las recetas elaboradas en otros fogones

En Galicia es una práctica anecdótica, dicen

Varias personas trabajan en la cocina de un restaurante.

Varias personas trabajan en la cocina de un restaurante. / FdV

Los restaurantes franceses tendrán que detallar en sus cartas los platos que figuran en ellas y que no han sido elaborados en sus cocinas. Se trata de un paso más allá del actual “fait maison” (hecho en casa o casero), sistema creado en 2014 con el que los cerca de 175.000 establecimientos de hostelería que hay en el país pueden señalar las recetas que elaboran en sus cocinas a partir de productos brutos. Sin embargo, esta medida, que es opcional, se considera muy vaga, ya que este mecanismo no informa de los platos que son cocinados fuera del restaurante, a menudo de forma industrial, y que se recalientan luego en el microondas antes de servirse a los comensales, es decir, los productos de quinta gama.

Con la nueva medida, que se prevé que se ponga en marcha antes de que acabe el año, se pretende acabar con esta ambigüedad. La ministra gala de Pequeñas y Medianas Empresas, Comercio, Artesanía y Turismo, Olivia Gregoire, explica que sus objetivos son proteger a los consumidores, realzar el trabajo de los establecimientos que sí cocinan su oferta y defender la gastronomía del país, declarada patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco en 2010.

Según César Ballesteros, presidente de la Federación de Hostelería de Pontevedra (FEPROHOS), emplear productos de quinta gama es una práctica poco habitual en los restaurantes gallegos y españoles fuera de algunas pizzerías y restaurantes de comida rápida. “No conozco ningún restaurante gallego que ofrezca recetas que no elaboré él directamente, a excepción del pan y los postres, que muchos restaurantes los encargan a otros proveedores”, afirma.

"No conozco ningún restaurante gallego que prepare una receta que no elabore él”

César Ballesteros - Presidente de la Federación de Hostelería de Pontevedra

decoration

Sin embargo, Ballesteros matiza que esto no quiere decir que no sean productos caseros y de calidad. “Nosotros encargábamos la empanada a un proveedor porque, sencillamente, era mejor que la que preparábamos nosotros. No porque sea de fuera tiene que ser de mala calidad”, afirma este restaurador, quien apuesta por hacer hincapié más que en si se ha elaborado en una cocina o en otra, si se trata de un plato industrial o tradicional.

Además, afirma hay otros aspectos que habría que mejorar para proteger al consumidor. “Los restaurantes suelen detallar cuando el postre es casero, pero cuando vas al supermercado también te encuentras con productos que se venden como caseros y estás en el supermercado. ¿Quién engaña?”, se pregunta.

En similares términos se expresa Lois Lopes, presidente de Hostalaría.gal, quien asegura que emplear productos de quinta gama no es una práctica extendida en Galicia. Todo lo contrario. “Aquí esto es algo bastante anecdótico. No creo que en un restaurante te vayan a servir callos envasados. Todo lo que viene preparado es caro y los precios de los menús están ya bastante ajustados”, comenta Lopes.

“Los productos preparados encarecen el menú, ya muy ajustado”

Lois Lopes - Presidente de la asociación Hostalaría.gal

decoration

Sin embargo, no censura la medida francesa para garantizar realmente que los platos que se sirven no son de quinta gama. “Cuanta más información tenga el consumidor de lo que está comiendo, mucho mejor. Creo que es positivo y que debe saber que las croquetas que está comiendo son un producto local y no congeladas y que lo único que ha hecho el restaurante ha sido freirlas”, afirma.

La batalla contra las calorías

Otra medida que afecta a las cocinas que también despertó el debate fue la que pone el foco en las calorías que contienen los platos. El pasado año, entró en vigor en el Reino Unido la ley que obliga a los restaurantes de las grandes cadenas a detallar el aporte calórico de los platos, una medida que ya se aplica desde hace más de diez años en algunos estados de Nueva York para combatir la epidemia de obesidad, y que los restauradores gallegos observan con escepticismo.

“Yo sé que las hamburguesas engordan y no dejo que mi hija las coma de forma habitual. Parece que se quiere culpar al que cocina de todo”, se lamenta Ballesteros.

En este sentido, Lopes entiende que se trata de otra medida que pretende informar al consumidor, aunque reconoce que para los restauradores supone un gasto añadido, ya que les obligaría a contratar a una empresa especializada en nutrición para que pudiera validar este requisito, lo que repercute finalmente en el producto final. “Los restaurantes tenemos que aguantar cada vez más burocracia, que encarece los precios”, comenta este restaurador de Compostela.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents