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Castroviejo: rescate imprescindible

Se reedita “Los paisajes iluminados”, obra cumbre del postergado escritor gallego, al cumplirse 40 años de su muerte en Tirán

El escritor José Mª Castroviejoacaricia un cuervo. | // CORTESÍA EDICIONES 98. FOTO: BENE

“Lo que parece raro es que el nombre de este autor, que en toda su producción habla de su tierra natal, no se encuentre en los manuales de historia de la literatura gallega”. La frase, incluida en la tesis de la italiana Sara Farenzena, doctora en Lengua y Literatura, resume bien hasta qué punto la obra del escritor gallego José María Castroviejo (Santiago de Compostela, 1909 - Tirán, Moaña, 1983) se encuentra postergada y olvidada tanto en Galicia como en España. Cuarenta años después de su muerte, una editorial de ámbito nacional, Ediciones 98, recupera “Los paisajes iluminados”, considerada la obra maestra de este literato elogiado en sus inicios por Valle-Inclán y que compartía con Álvaro Cunqueiro, además de una gran amistad, una prosa riquísima, una imaginación desbordante y una enorme capacidad para fabular.

“Los paisajes iluminados” saldrá el 5 de octubre.

“Es uno de los mejores escritores gallegos del siglo XX”, afirma sin atisbo de duda Jesús Blázquez, responsable de Ediciones 98, la editorial que lanzará “Los paisajes iluminados” el próximo 5 de octubre. “Me la ha recomendado publicar Cunqueiro desde el trasmundo”, añade Blázquez, cunqueiriano hasta la médula. Con anterioridad solo se habían realizado dos ediciones de esta obra, ambas por la editorial Destino, en 1945 y 1963. Tras reeditar obras de autores gallegos postergados, como Wenceslao Fernández Flórez, Elena Quiroga, Camilo José Cela y Álvaro Cunqueiro, Blázquez continúa su labor de rescate con este libro que el autor de “Merlín y familia” –libro que también ha recuperado– consideraba “el más bello” de su íntimo amigo y colaborador.

El prólogo de esta nueva edición reproduce un artículo de Cunqueiro en su legendaria sección “El envés”, de FARO DE VIGO, publicado el 16 de diciembre de 1963, al hilo de la segunda edición de “Los paisajes iluminados”: “Yo he leído diez veces ‘Los paisajes iluminados’ y nadie me va a quitar el gozo, Deo volente, de que mis tardes pascuales sirvan para el gozo de una nueva lectura. Yo recomiendo a mis amigos este grande, suculento, variado, rico, extravagante, apasionado, humano libro”, escribió en este diario el fabulador mindoniense, que compartió con Castroviejo conferencias en las que abordaban los más diversos temas, así como dos obras escritas a cuatro manos: “Teatro Venatorio” y “Coquinario Gallego”.

Las rías de Vigo y Pontevedra, las Cíes y Cangas son algunos de los paisajes que describen los relatos incluidos en “Los paisajes iluminados”, que se inicia con “El viaje al Gran Sol”, una zona de pesca que Castroviejo conocía muy bien porque pasó tres meses a bordo del barco “Nuestra Señora del Carmen”, que faenaba en Irlanda.

En palabras de Cunqueiro, Castroviejo era un escritor “capaz de convertir en mágico, en prodigioso, lo que para otros sería simplemente cotidiano”. Así, en uno de los capítulos habla de un hombre que tenía “la obsesión (o chifladura, según sus vecinos) de llevar siempre dos cuervos en los hombros a los que habla y ellos le graznan y se entienden”. Lo de hablar con los cuervos lo hacía Castroviejo en la vida real, según reflejan fotografías y cuenta en el epílogo del libro una de sus hijas, la oftalmóloga radicada en Santiago María Castroviejo: “Escuchándolo se podía ver la Santa Compaña, oír los cantos de las sirenas, o hablar con las ‘choyas’ [chovas] de pico rojo, que se posan sobre sus hombros a su llamada y ‘le hablan’”.

Blázquez, por su parte, destaca el “humor finísimo” de Castroviejo, que se trasluce en una anécdota que se cuenta también en el epílogo: en la Guerra Civil, malherido de metralla a bordo del buque Almirante Cervera, le pidió al médico que le buscase ayuda espiritual, pero el doctor le trae aguardiente y Castroviejo le dice: “te pido ayuda espiritual y tú solo me traes ayuda espirituosa”.

Que Castroviejo hubiese combatido en el bando nacional durante la Guerra Civil y militado en la Falange podría considerarse un posible motivo para haber sido intencionadamente postergado, pero el responsable de su rescate editorial no lo ve así. “No creo que hayan influido factores políticos que a mí me parecen muy discutibles –precisa–. En la guerra estuvo en un bando, como la mitad de los españoles”, señala Jesús Blázquez, que atribuye el olvido de la obra de Castroviejo al “desconocimiento” por parte del mundo editorial.

Como recuerda el responsable de Ediciones 98, en “El Pueblo Gallego”, diario vigués del Movimiento franquista del que fue nombrado director en 1941, Castroviejo “daba cabida a escritores perseguidos o postergados por ser de izquierdas o galleguistas”. Así lo corroboraba Carlos Casares en las páginas de FARO en 1996: “En su etapa de director demostró su dimensión humana al abrir las páginas a todos los escritores y periodistas que tenían algo que decir, sin fijarse en su ideología”. Luis Manteiga, Ánxel Fole y Francisco Fernández del Riego fueron algunos de los autores que auspició. En 1954 fue destituido por la Dirección General de Prensa por discrepar con la censura. Xesús Alonso Montero dijo de él en 1997 que “era un hombre bueno y noble, incluso en las ocasiones en que ejercer la nobleza era muy difícil”.

El “primer ecologista”

Otra faceta de Castroviejo fue su defensa de la naturaleza. Divulgó el trabajo de Félix Rodríguez de la Fuente y se opuso a la caza furtiva, el uso de dinamita en la pesca y la construcción de plantas de celulosas en Marín y en el Ulla. “Puede decirse que se encuentra entre los primeros ecologistas de España y por ello fue duramente criticado”, resalta en el epílogo su hija María, que recuerda las tertulias en la casa familiar de Tirán con Fernández del Riego, Cunqueiro, Urbano Lugrís y Alberto Casal, entre otros.

Esa pasión por la naturaleza la heredaron dos de sus once hijos, ambos eminentes biólogos: el que fuera investigador del CSIC y director del Real Jardín Botánico de Madrid, Santiago Castroviejo, ya fallecido; y el exdirector de Doñana Javier Castroviejo, que el 5 de octubre cumplirá 83 años.

Lúcido hasta el final –se cuenta que redactó su propia esquela–, un cáncer terminó con la vida de Castroviejo el 24 de marzo de 1983. Su viuda, María Francisca Bolívar Sequeiros, falleció en Tirán en 2013 a los 98 años.

Los hijos de Castroviejo han aprobado esta nueva edición de “Los paisajes iluminados”, que no será la última en Ediciones 98 del gran “soñador” de Tirán. Se rescata así la que el escritor Emilio Gavilanes considera “otra de esas obras maestras escondidas de la literatura española”.

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