El vigués Eduardo Soutullo compuso la cantata “El lamento de los girasoles” contra la invasión rusa de Ucrania. Como los músicos y escritores que esquivaban la censura en la época franquista, el compositor gallego logró estrenar esta obra con tan potente mensaje en San Petersburgo (Rusia) el pasado año y ganar el tercer premio del Concurso Internacional de Composición Andrey Petrov. Tanto esta pieza a favor de la paz como el “unánime reconocimiento internacional de su música” –una veintena de galardones en los últimos dos años en España y el exterior– movieron al jurado elegido por el Ministerio de Cultura para otorgarle el Premio Nacional de Música, compartido con Juan Manuel Cañizares. Cada uno, dotado con 30.000 euros.
A primera hora de la tarde de ayer, la serena voz de Soutullo atendía a este medio señalando que “este tipo de premios ayudan a que la obra de uno tenga más difusión”.
Por ello, anhelaba que el galardón le ayude a poner en escena una de sus últimas obras pendientes, la ópera “Romance de lobos: “Sacar adelante una ópera no es fácil para nadie. Este año falleció el compositor Rogelio Groba con 90 años y él tampoco consiguió estrenar antes de su muerte otra ópera de Valle-Inclán; en su caso, ‘Divinas palabras’. No podemos hacer más. Lo único, enviar partituras a los teatros deseando su estreno”.
A gente de la profesión no le pareció bien que como compositor español estrenase obra en Rusia en pleno conflicto
En sus sueños también figura que “El lamento de los girasoles” se suba a más escenarios. “Me gustaría aclarar de esta obra que es una pieza que utiliza los versos de una poetisa ucraniana que denuncia la guerra.Mi objetivo con ella era denunciar la invasión rusa. Lo digo porque oí comentarios de gente de la profesión a la que no le parecía bien que un compositor español estrenase obra en Rusia en pleno conflicto”, lamenta.
Los poemas en los que se inspiró Soutullo se recogen en “Contra spem espero” (Espero contra toda esperanza) y otras composiciones que la escritora ucraniana Lesya Ukrainka escribió a finales del siglo XIX contra la opresión rusa y la guerra en su país.
A dos voces, en San Petersburgo, se escuchó la composición de Soutullo en inglés resonando ¿Pero tú entiendes esa palabra llamada guerra? o Plantaré flores al frío/ con mis lágrimas sus raíces regaré/ quizás logren que broten las flores/ aunque la primavera cante también para mí.
Soutullo recuerda que “cuando empezó la guerra de Ucrania leí la convocatoria del premio y empecé a investigar. Llegué a Lesya Ukrainka de forma fácil porque ella allí es lo mismo que Rosalía de Castro aquí. Es la poeta más representativa, en su poesía denunció la opresión del Imperio Ruso en aquella época del Zar contra Ucrania”.
“Le pedí a una amiga que me lo tradujese al inglés y en la partitura no puse el nombre de la poeta. Así conseguí que entrase en Rusia. Lo que nunca sabré es lo que valoró el jurado porque no pude ir allí. No sé si se dieron cuenta o no”, rememora una persona que llegó a la música por el azar y la magia del destino.
Un músico que le debe la profesión a una profesora que le dio clases gratis en el instituto
“Yo, la verdad, a pesar de que un hermano de mi bisabuelo era el ilustre Reveriano Soutullo –que falleció en 1932–, a mí la tradición musical no me llegó de manera directa. Tuve la suerte de que fui a un instituto de Educación Secundaria donde una profesora nos daba clases de solfeo y piano gratis. Esta mujer está ahora muy mayor y se merece un homenaje porque de su aula salieron muy buenos músicos. Es Carmen Bach Mayer. Daba clase en el centro que ahora se llama Manuel Antonio y antes era la Universidad Laboral. Organizó allí un coro en el que cantábamos todos también. Si yo hubiera ido a otro instituto, probablemente hoy no me dedicaría a la música”, relata el compositor vigués.
Entre sus próximos proyectos, se encuentra la interpretación en la ciudad herculina por la Banda Sinfónica Municipal de A Coruña de la obra “Rapsodós” con la que ganó un premio en el Concurso Internacional de Composición de Harelbeke (Bélgica) cuatro meses atrás.
“Es un homenaje a la larga tradición de rapsodas en todo el mundo. No es una obra con parte vocal, solo es instrumental”, añade para agregar que “hay mucha música de folclore en todo el mundo que tiene raíces comunes, al igual que la literatura de los rapsodas está en todas partes. Uniendo un concepto con otro se me ocurrió esta obra que suena a lo que yo considero que está presente en mucha música tradicional de diferentes partes del mundo. Ese fue el punto de partida”.
Juan Manuel Cañizares, premio de interpretación por difundir en el mundo la guitarra española
El guitarrista catalán Juan Manuel Cañizares (Sabadell, Barcelona 1966) es uno de los máximos referentes de la guitarra española. Para otorgarle el Premio Nacional de Música en la modalidad de interpretación, el jurado valoró “la capacidad interpretativa de aunar en la guitarra distintas tradiciones estilísticas rompiendo barreras entre la música clásica y el flamenco, así como por la difusión a nivel internacional de la guitarra española”.
Guitarrista, compositor y pedagogo en centros como la Escola Superior de Música de Cataluña (ESMUC) desde 2003, Juan Manuel Cañizares, recibe la distinción por “el unánime reconocimiento internacional de su música, especialmente su producción orquestal, destacando el estreno en 2022 en San Petersburgo de su cantata ‘El lamento de los girasoles’”. Premio Nacional de Guitarra ya en 1982, Cañizares lleva más de 40 años cultivando el repertorio flamenco y clásico.
Colaboró durante más de una década con Paco de Lucía y trabajó también con otros artistas importantes del flamenco y la música popular, como Enrique Morente, Camarón de la Isla, Joan Manuel Serrat, Alejandro Sanz y el vigués Carlos Núñez. Se codeó también con grandes del jazz como Al DiMeola y Michael Brecker. Tampoco le hizo ascos al pop-rock: en 1989 salió de gira con El Último de la Fila –con los que había tocado en tres de sus álbumes anteriores– y en 1992 colaboró en el álbum “Us”, del británico Peter Gabriel. Ese mismo año teloneó a Dire Straits en su gira española y actuó en el histórico concierto en Balaídos del 20 de agosto de hace ahora 31 años.