“El problema de Galicia es la dispersión. Hay falta de infraestructura urbana y una carencia de redes de transporte, es algo muy parecido a lo que ocurre en Estados Unidos. Ante esta ‘no’ estructura, la gente no puede comunicarse”, observa el arquitecto argentino de origen gallego, Pablo Lorenzo-Eiroa, que esta semana ha visitado Galicia para presentar su libro ‘Digital Signifiers in an Architecture of Information: From Big Data and Simulation to Artificial Intelligence’, en el Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (A Coruña).
Especializado en el análisis de las posibilidades y la influencia de la Inteligencia Artificial (IA) en la arquitectura, es uno de los mayores expertos del mundo en su campo. “Diseñar una ordenación municipal (PXOM) con IA ayuda a crear estructuras adaptables a las necesidades reales de los gallegos en cada momento y ofrece soluciones respetando los hábitos de los ciudadanos”, explica el experto.
“En arquitectura, los datos también pueden ser usados para manipular a las personas modificando sus hábitos (se refiere a la creación de un centro comercial que los ciudadanos no piden o la distribución de las calles que condicionan los desplazamientos, por ejemplo). Google rastrea cómo usamos la ciudad a través del GPS, esos datos deberían ser de los concellos, para conocer los hábitos y necesidades de sus vecinos y poder ofrecer soluciones prácticas en su vida diaria, porque si no lo hace la Administración pública, lo harán las empresas privadas con sus intereses”. Sus palabras van en la línea del Foro Económico Galego, que ya defendió este modelo de ordenación ‘inteligente’ a principios de este año.
Lorenzo-Eiroa sugiere también la práctica de una ‘arquitectura emergente’, caracterizada por ser sostenible y adaptable en el tiempo. La idea es dejar de planificar ciudades y diseñar pensando en los edificios y el urbanismo como procesos siempre abiertos. En consonancia con el entorno natural y las personas que hacen uso de los inmuebles y de los espacios comunes.
En este punto señala la peculiar, pero “directa relación” entre el urbanismo, la topografía y “cómo los gallegos entienden el paisaje”. “Si se observan los caminos de Galicia estos no son directos, siempre hay que dar la vuelta en algún punto para respetar la topografía. Eso influye en el pensamiento de la gente y la manera de expresar el pensamiento a través del lenguaje influye en la red neuronal, así se aprecia que un gallego no suele dar una respuesta directa. Por eso es necesario relacionar el lenguaje con la topografía en el diseño, porque es la especificidad de un sitio (su cultura)”.
El control de los metadatos
“El gran problema con el que cuentan los arquitectos de todo el mundo son las grandes bases de datos. Esos metadatos se trabajan a nivel estadístico para generar patrones y algoritmos que se optimizan. Solo hay seis compañías en el mundo desde las que se gestionan estos datos (tres americanas y otras tantas chinas). Eso significa que tienen el dominio mundial de los datos y patrones”, denuncia el experto. Denomina a esta situación “feudalismo digital”, porque no se puede trabajar sin esos datos, “pero tampoco se pueden crear sistemas alternativos capaces de competir con los de Microsoft o Apple, por ejemplo. Para trabajar un arquitecto necesita utilizar programas como AutoCAD, que son los que contienen estas bases de datos que nosotros alimentamos con cada nuevo proyecto”, explica el doctor en arquitectura.
Lorenzo-Eiroa, que también es director del Laboratorio de IA de la Escuela de Arquitectura del NYIT (Estados Unidos) y profesor de la Universitat Internacional de Catalunya (UIC), ha llegado a desarrollar su propia API. Es un programa emergente que pretende ser una respuesta para trabajar de forma independiente de las grandes compañías de datos. “Tenemos que generar nuestro propio sistema de colección de datos, yo llevo 20 años recopilándolos. Hay que entender que los metadatos son la llave para predecir algo. Con ellos es más fácil saber lo que va a hacer alguien y manipular el comportamiento de las personas. Es la misma lógica que la que emplean las RRSS, que encuentran patrones por los que los usuarios están subrogados y dejan de controlar sus propios pensamientos, por otros que se les proponen. La ciencia muestra que todo esto influye en la memoria, que es la principal herramienta de la inteligencia. Así el hombre pierde inteligencia y la máquina (IA generativa) aprende a partir del Big Data y los ensayos de prueba-error, como hace ChatGPT”, sentencia.
Y avisa del peligro que esto supone en arquitectura. Ya que diseñar bajo estas tecnologías deja en manos de las empresas dueñas de esos datos el modelo de ciudad y, por tanto, cómo las personas van a hacer uso de los espacios y en qué van a emplear su tiempo, generando hábitos de conducta (que pueden variar entre hacer deporte en un parque o ir de compras a una calle llena de tiendas). “¿Por qué los edificios son parecidos en todo el mundo? Porque los profesionales diseñan con sistemas como el hegemónico AutoCAD que genera modelos y respuestas a partir de los datos almacenados del trabajo de otros compañeros arquitectos”, ilustra con este ejemplo el investigador.