Narla: “Hay pruebas de que los celtas no vinieron, estaban aquí, éramos nosotros”

El escritor defiende que los habitantes primitivos del noroeste fueron los que esparcieron “la semilla celta por el mundo adelante” y que Roma no llegó a romanizarlos del todo

Xurxo Patiño presentó a Francisco Narla (1d).

Xurxo Patiño presentó a Francisco Narla (1d). / MARTA G. BREA

Mar Mato

Mar Mato

Uno de los temas de la historia gallega que más debates aviva, incluso acalorados de más, es el de la presencia o no de los celtas en Galicia. Mientras algunos historiadores defienden que el noroeste español estuvo ocupado por estos, otros expertos discuten que los celtas hubieran llegado a la zona. El escritor Francisco Narla –especializado sobre todo en novela histórica– defendió ayer en Club FARO una sorprendente teoría: “Tenemos pruebas arqueológicas de que los celtas no vinieron, estaban ya aquí. Los celtas éramos nosotros” y esparcimos “la semilla celta por el mundo adelante”. Esto contradice la teoría de que los celtas procedieron del centro de Europa.

Para apoyar su teoría recordó el trabajo de varios “genetistas ingleses que defienden que la mayoría de los habitantes de las islas británicas son descendientes de pescadores gallegos” de épocas antiguas.

Narla –presentado por el responsable de Librouro, Xurxo Patiño– defendió esta hipótesis presentando su último libro “Breo. El celta que desafió a Roma”, publicado en castellano por Edhasa y en gallego por Aira Editorial. La historia arranca con un niño que se oculta en el monte. Desconocemos de qué. Sin embargo, al acecharle las llamas decide retornar a su casa, a su aldea. Es cuando descubrimos que el poblado ha sido arrasado por los romanos. Lo que acontece en las siguientes páginas es una novela sobre cómo los habitantes primigenios de Galicia lucharon contra el dominio romano.

Con esta obra, Narla busca romper mitos alrededor del pasado gallego. Explicó que tenemos en nuestras cabezas la idea de Astérix y Obélix y de que la contienda con Roma fue algo edulcorado. Sin embargo, indicó que los romanos tuvieron que emplear más tiempo para tomar el noroeste (unos dos siglos) que para la Galia (siete años).

“A los romanos, conquistar el noroeste les costó un mundo entero”, recalcó el escritor. “César Augusto, cuando el poder es suyo, va a por las minas de oro de Hispania. Estrabón dijo que sus abuelos, ustedes, eran unos melenudos barbudos, bebedores de cerveza, comedores de pan de bellota que como vivían en esas montañas tan cerca del mar y bajo la lluvia siempre no eran humanos. Así nos veía Roma. César Augusto quiso conquistarlos pero nunca antes Roma necesitó reunir ocho legiones; precisó de 70.000 hombres; nunca tuvo que poner campamentos a 1.700 metros de altitud, si bajaban a los valles llevaban sopapos”, explicó.

Expuso que en el 25 a.C. dio por terminada la conquista cerrando las puertas del templo de Jano con lo que daba a entender que había llegado la paz tras dominar a los habitantes del noroeste de Hispania. “Pero, ¿qué pasó? Unos gallegos un poco locos vendidos como esclavos en Francia mataron a sus dueños y se escaparon. Volvieron y robaron el estandarte, el águila de la Legio I Augusta. Un general apretó las tuercas y nos levantamos en rebelión. Augusto dio la orden a Agrippa de mandar matar a toda persona que pudiese sostener un arma. Se calcula que el 75% de la población muere”, indicó para aclarar que lo que “querían eran esclavos pero no pudieron y los mataron a todos. Pero nos volvimos a levantar. Las crónicas latinas cuentan que en lo alto de un cerro probablemente entre Galicia y Asturias crucificaron a cien personas”.

Lejos de quejarse, “los hombres empezaron a cantar himnos de victoria”, episodio que recoge en su libro “Breo”, y que destacó el autor.

Francisco Narla se mostró cansado de acudir al cine a ver historias como la de William Wallace en “Braveheart” –que según él no es fidedigna históricamente hablando– y que siga sin haber una película que relate la valentía de los pueblos celtas del norte de la Península. “La auténtica lucha por la libertad fue aquí”, recalcó. “¿Por qué no gritamos con orgullo que le plantamos cara a la loba [Roma]? ¿Fuimos romanizados? No, del todo”, disertó para indicar que celebraciones como la Rapa das Bestas tienen su base en una tradición celta.

El lucense aviador y escritor que destaca en la novela histórica

Francisco Narla es escritor, aviador, “un autor consagrado en la novela histórica”, como destacó ayer el librero Xurxo Patiño. Aseguró Narla que él a Patiño le debe “mucho”, por el apoyo que le ha brindado desde sus primeros libros hasta ahora.

Reconoció Narla que “se aprende a escribir escribiendo” y que este oficio “no es cuestión de talento sino de trabajo”.

Para Patiño Francisco Narla “tiene una facilidad especial para transportarnos a ámbitos de la naturaleza”, así como a momentos históricos. Para el librero este autor acierta a la hora de trasladarnos al Lucus Augusti de la época romana, a las Médulas así como al castro del monte Medulio.

Narla publicó su primera novela en 2009 con “Los lobos del centeno” para al año siguiente llegar a las librerías su segunda entrega, “Caja negra” alrededor de una catástrofe aérea que adelantó el siniestro del vuelo 9525 de Germanwings.

Le siguieron “Assur” (con los vikingos en Galicia), “Ronin” (de samurais en la España del siglo XVII) y “Sonde aúllan las colinas” pero fue en 2018 con “Laín. El bastardo” con la que ganó el primer premio Edhasa de novela histórica.

Esta estaba ambientada en la Galicia del siglo XIII y el jurado entonces destacó la escritura y trama de una historia que atraviesa la historia de España a lo largo del siglo XVIII.