Entrevista | Luciano Alfaya Decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG)

“El ‘ti vai facendo’ está casi superado: la seriedad es la norma de los nuevos planeamientos”

“Los tiempos de concesión de licencia son inasumibles en la mayoría de concellos; debe mejorarse la tramitación”, subraya

Luciano Alfaya, nuevo decano del COAG.

Luciano Alfaya, nuevo decano del COAG. / XOÁN ÁLVAREZ

Para Luciano Alfaya (Mondariz-Balneario, 1974) es esencial recuperar el papel de referencia social y profesional de los arquitectos. Tras tomar posesión este martes como nuevo decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG), analiza el presente y futuro de la profesión, su papel en la transformación del espacio público, los retos urbanísticos de los concellos y las carencias en la planificación de las ciudades. “La política del ‘ti vai facendo’ está prácticamente superada, la seriedad es la norma de los nuevos planeamientos”, celebra Alfaya, al tiempo que advierte de que la planificación de las ciudades ha ido decreciendo “en favor de una visión política enfocada a resultados inmediatos”.

–Hace una semana hubo elecciones. ¿Cuál sería la primera petición del COAG a las nuevas corporaciones locales?

–Que se haga un esfuerzo en mejorar la tramitación de licencias urbanísticas. Los tiempos de concesión de licencia son inasumibles en la mayoría de los municipios. Si es necesario el refuerzo técnico en las administraciones locales, desde el COAG estamos dispuestos a colaborar para que arquitectas y arquitectos puedan reforzar el servicio. Esta medida también serviría para contribuir a la tramitación de fondos europeos, que en muchos casos se están perdiendo. En cualquier caso, además de pedir, el colegio, a través de los presidentes de cada delegación, tiene las puertas abiertas para dar y apoyar en todo aquello que puedan necesitar las nuevas corporaciones.

–Durante la campaña del 28-M se habló mucho sobre las transformaciones del espacio público. ¿Está siendo cada vez más importante?

–Sin duda. La Nueva Bauhaus Europea sentó unas bases irreversibles que apuntan a un cambio de modelo en el que los arquitectos y arquitectas seremos esenciales. Las ciudades serán más sostenibles, fruto de un proceso de implicación colectiva de la ciudadanía e incluyendo un compromiso de mejora visual de lo construido.

–Estos últimos meses parece que estamos viviendo un periodo de incertidumbre constante. ¿Cuál puede ser la contribución del colectivo en este escenario?

–La formación de los arquitectos es muy transversal lo que hace que nuestra mayor contribución sea saber identificar las urgencias y lo necesario en nuestras ciudades. Da igual que sea en la escala urbana o en la edificación, saber que es o no necesario hacer, frente a visiones cortoplacistas o con menor información, es nuestro valor diferencial.

–¿Hay posibilidad de hacerlo?

–Con frecuencia, no. Hay quien entiende que el papel del arquitecto o arquitecta es menor, un requisito prescindible. Sin embargo, la aportación que realizamos es esencial para que las obras tengan la calidad, la durabilidad y el equilibrio coste-resultado óptimo. Pretender ahorrar en el trabajo de los arquitectos es siempre una mala decisión a medio o largo plazo.

–Desde punto de vista arquitectónico-urbanístico, ¿qué valoración hace de las ciudades gallegas. ¿Cuáles son las más desordenadas?

–Las ciudades son muy heterogéneas. De todas ellas destacaría que el peso de la planificación urbana ha ido decreciendo en favor de una visión política enfocada a resultados inmediatos. Recuperar la visión técnica y social en lo urbano es un reto crucial para los nuevos gobiernos municipales. En esto nos jugamos la calidad del gasto público.

–¿En qué situación se encuentran Vigo, A Coruña y Santiago?

–Creo que las tres ciudades tienen una alta calidad en sus espacios públicos y equipamientos. Las obras realizadas en los últimos años han contribuido a crear espacios más amables. Eso no impide que por delante tengan retos mayúsculos, tanto por su complejidad como por su dimensión. En las tres ciudades serán prioritarios los procesos de rehabilitación de bloques de viviendas y entornos residenciales, que también serán una oportunidad para que, desde la arquitectura, se aporten soluciones de ahorro energético y cohesión social, con un enfoque de proximidad. Estas acciones, junto al previsible incremento de la oferta de vivienda pública es importante para evitar los desequilibrios entre las distintas partes o barrios de la ciudad. Asimismo, todas ellas tendrán abordar la relación con su área metropolitana, repensando el transporte y la asunción conjunta de servicios, lo que en algunos casos implica transformaciones de la estructura verde de cada ciudad. Por último, toda ellas, y otras ciudades con menor población, tienen por delante el reto de repensar, con nuevas perspectivas, la organización de su oferta turística, que en algunos casos está chocando con el interés general de la ciudadanía.

“El PXOM debe existir y, en lo posible, estar actualizado para no plantear modelos de hace más de 30 años”

–En Galicia, hay decenas de ayuntamientos que se rigen por normas urbanísticas de hace décadas, incluso grandes ciudades que todavía hoy carecen de PXOM. ¿Cómo afecta esta planificación desfasada al desarrollo urbanístico de la comunidad?

–La existencia de un PXOM es esencial en las ciudades. Aporta una visión a medio plazo, seguridad jurídica y claridad a propietarios, técnicos y funcionarios de la administración. Actualmente se está caminando hacia planeamientos más flexibles, con menor complejidad en su desarrollo y con un mayor enfoque estratégico, pero incluso así, el PXOM debe existir y, en la medida de lo posible, estar actualizado para no seguir planteando modelos urbanos de hace más de 30 años.

–¿Cómo es posible que un ayuntamiento tarde una media de cinco años en tener aprobado su PXOM. ¿A qué se debe tanta lentitud? ¿Debería ser la Lei do Solo más sencilla para poder agilizar los plazos?

–Por los datos que tenemos, es un periodo mayor, lo que no es una buena noticia. Primero porque suelen cambiar las condiciones de partida. Segundo, por el desgaste social y político que acarrean. Y tercero, por el miedo que genera su revisión, lo que conlleva que de media el planeamiento en Galicia tenga más de 20 años de antigüedad. Dicho lo anterior, el urbanismo y la planificación de la ciudad necesitan siempre un tiempo de maduración, tanto para la toma de decisiones como para la participación informada de la ciudadanía.

–¿A qué atribuye el gran número de ‘esqueletos’ que salpican todo el territorio gallego: desidia política, costumbrismo, falta de controles?

–Esencialmente son consecuencia de situaciones económicas sobrevenidas. Creo que la generalización no es positiva y la causa no es única, pero por encima de todo los ‘esqueletos’, en especial los de grandes dimensiones, son la visibilización de una quiebra económica que cada día se da en menor medida.

“Las ciudades tienen el reto de repensar la organización de su oferta turística, que algunas veces choca con el interés general de la ciudadanía”

–¿Da por erradicada la cultura municipal del ‘ti vai facendo’ en Galicia? ¿Deberían endurecerse los controles e inspecciones?

–Afortunadamente esa es una situación prácticamente superada; en los concellos gallegos, políticos y funcionarios velan hoy por el cumplimiento de las normas. Es cierto que las situaciones heredadas pueden generar problemas, pero la seriedad es la norma en los nuevos planeamientos.

–Hay cientos de viviendas construidas en Galicia en suelo rústico antes de los años 80 en los concellos que están redactando su PXOM. ¿Deberían legalizarse esas viviendas?

–Cada caso debe valorarse de manera individual, pero, en general, una vivienda en suelo rústico únicamente puede tener un “declaración de fuera de ordenación”. No es lo mismo que una legalización. Por tanto, no implica que sea incluida dentro de suelo urbano o suelo de núcleo rural, que podría suponer un incremento de la dispersión, con las negativas consecuencias que se derivan de ello.

¿Cuál es el futuro de la vivienda en Galicia?

–La vivienda seguirá siendo el gran reto para arquitectos y arquitectas. Cada vez tendremos que intervenir más en todo el desarrollo. Planificar, diseñar, construir, rehabilitar, mejorar energéticamente e incluso demoler de forma sostenible son partes del mismo proceso. Siendo todos conscientes de la evidente la falta de vivienda pública en el país, creo que todas las administraciones, en los últimos años, están haciendo un esfuerzo para revertir esta situación y desde el colegio tendrán la máxima colaboración.

–En Galicia ha caído a mínimos históricos el ‘stock’ de vivienda nueva, ¿volverán a la comunidad los años dorados del bum urbanístico?

–Por lo datos que tenemos a nivel colegial, los visados de vivienda no están sufriendo una variación significativa en los últimos años. En nuestra opinión tenderemos más hacia un equilibrio entre la vivienda rehabilitada y la vivienda nueva. Como colectivo debemos incidir en la urgencia en la mejora energética de las viviendas, aprovechando las ayudas existentes y evitando que, a medio plazo, esas viviendas, queden fuera de mercado.

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