SANIDAD

El cardiólogo Vivencio Barrios: "El cigarrillo calentado es la alternativa para el que no puede o no quiere dejar de fumar"

Cardiólogo del hospital Ramón y Cajal, da una ponencia sobre el abordaje del paciente fumador en el marco de unas jornadas de la Sociedad Balear de Hipertensión Arterial (SOHIB).

Una imagen de archivo del doctor Vivencio Barrios.

Una imagen de archivo del doctor Vivencio Barrios.

I. Olaizola

El cardiólogo Vivencio Barrios, del hospital Ramón y Cajal, ofrece este sábado una ponencia sobre la lucha contra el tabaquismo y el abordaje al paciente fumador en la clausura de las jornadas sobre hipertensión arterial organizadas en Palma por la Sociedad Balear de Hipertensión Arterial (SOHIB).

Va a hablar mañana (la entrevista se realizó ayer) de otra forma de abordaje del paciente fumador que no quiere dejar de hacerlo. ¿Cuál es la novedad?

Se trata de buscar alternativas para el paciente fumador que no quiere o no puede dejar de fumar. Está fuera de discusión que el tabaco supone un riesgo brutal para desarrollar enfermedades cardiovasculares, cáncer y un montón de situaciones que todos conocemos. Al paciente fumador hay que convencerle para que lo deje. Porque hay estudios que demuestran que el tratamiento más eficaz para un paciente que ha tenido un infarto es dejar de fumar por encima del beneficio que pueda obtener con medicamentos. Es más importante que deje de fumar.

¿Pero cómo persuade a una persona que no quiere dejar de fumar?

A veces es complicado pero debo confesar que las personas con enfermedades cardiovasculares se dan cuenta del riesgo que corren al fumar y suelen dejar de hacerlo. Pero hay un porcentaje importante que no quiere o no puede dejar de fumar. Más allá de los beneficios que suponen dejar de fumar o no empezar a hacerlo, que son incuestionables, quiero plantear que ocurre cuando una persona reconoce que no quiere o no puede dejar el hábito. ¿Son todos los productos derivados del tabaco igual de nocivos?

Creo que no. Los cigarrillos calentados, que son una alternativa frente a los tradicionales, no producen el mismo daño o no someten al paciente a los mismos agentes tóxicos que los cigarrillos convencionales.

¿Por qué?

Porque la combustión del cigarro produce una serie de sustancias nocivas demostradas cancerígenas que en el caso del cigarrillo calentado se producen en una cantidad ínfima. Hay que buscar una salida menos mala, que no buena, frente al cigarrillo convencional y este es el último vagón del tren.

O sea, defiende el consumo de cigarrillo calentados para los pacientes que no pueden o no quieren dejar de fumar…

No es que lo defienda, es que es una alternativa para no dejar a la gente totalmente desatendida o desprotegida cuando tenemos evidencias de que esa forma de consumo de tabaco es menos nociva.

Pero, ¿es inocua?

No, eso también hay que dejarlo bien claro, pero sí se ha visto que es menos nociva.

¿Por qué es tan perjudicial la combustión del cigarrillo?

En la combustión se liberan miles de sustancias, el humo del tabaco es un producto muy complejo con muchas sustancias que se han demostrado cancerígenas o favorecedoras de los procesos arterioscleróticos. Y esa combustión que se produce a entre 800 y 900 grados en el cigarrillo calentado no se da. Con este se genera un vapor, un aerosol, nada que ver con el humo del tabaco, ese humo denso que todos reconocemos, esa nube que casi se mastica. Y es que cierto que se mastica porque contiene productos sólidos. Bueno, pues todo esto se reduce en un 90% con el cigarrillo calentado que se produce a 300 grados y no se combustionan esas sustancias que se ha demostrado que son cancerígenas.

¿Y si un paciente le plantea pasar de fumar una cajetilla diaria a reducir su consumo a tres cigarrillos al día? ¿Hay una cantidad de cigarrillos que el organismo de una persona sana puede llegar a tolerar sin daños colaterales?

La respuesta es que no. Un estudio reciente ha demostrado que el beneficio de verdad se obtiene cuando el sujeto deja de fumar por completo. La reducción del consumo de tabaco no produce un beneficio suficiente como para justificarlo. Un solo cigarrillo al día ya produce un daño muy importante y veinte cigarrillos no producen veinte veces más daño. Eso es curioso porque el consumo del tabaco ya conlleva un riesgo con cantidades muy pequeñitas. Aquí debe aplicarse la tolerancia cero, no vale eso de me fumo un cigarrillo de vez en cuando.

¿Qué les diría a los fumadores sociales?

Que si son capaces de no fumar el resto del tiempo, por qué se transforman de esa manera ante una situación social sabiendo que puede ocasionarles un tremendo perjuicio. Es como si yo decido que un día que estoy de risas voy a conducir a 200 por hora y en dirección contraria.

¿Cuáles son más insanos los cigarrillos tradicionales o los de tabaco de liar?

Hay estudios contradictorios. Pero lo que creo que está ocurriendo es que el cigarrillo de liar contiene menos tabaco que los otros.

¿Qué medida añadiría a la actual legislación antitabaco? ¿En dónde prohibiría fumar que hoy está permitido?

En los estadios de fútbol, por ejemplo. Porque a pesar de que estás al aire libre la distancia entre las personas es muy pequeña. Una medida así tendría un impacto interesante. Intentaría reforzar la ley antitabaco recordando que no se puede fumar en los lugares públicos. Como por ejemplo en las terrazas.

Aquí en Balears no se puede fumar en las terrazas al aire libre, se prohibió durante la covid y esta prohibición se ha mantenido…

Pues me parece muy bien porque he visto terrazas en Madrid, que no son terrazas como tales porque tienen cerramientos, con un montón de gente fumando en ellas. Al menos en Madrid, creo que se ha producido una cierta relajación de la prohibición de fumar. Y aquí no se puede bajar la guardia. Porque las últimas estadísticas nos dicen que más de un treinta y tantos por ciento de la población española es fumadora, un porcentaje bastante superior al de los países europeos de nuestro entorno.

Ya por último, la liberación de la mujer ha provocado también que ahora fumen más, ¿qué les diría?

Creo que la situación actual de la mujer con un mayor reconocimiento social se va normalizando y cada vez necesita menos reivindicar su papel a través del cigarrillo. La reducción del tabaquismo debe ser algo universal, tanto para mujeres como para hombres en cualquier tipo de situación. El mayor consumo de tabaco por parte de la mujer fue puntual y más por motivos sociales que por cualquier otra cosa y ahora se está normalizando.

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