Una investigación de veinte años de duración no ha encontrado diferencias en el bienestar psicológico ni en la calidad de las relaciones familiares entre las niñas y niños nacidos por reproducción asistida con intervención de terceros (con donación de gametos o subrogación) y los nacidos de forma natural. El estudio, realizado en Reino Unido por la investigadora en Psicología Susan Golombok y su equipo, y publicado en la revista “Developmental Psychology”, sugiere que es mejor hablarles pronto de sus orígenes biológicos, en torno a la edad preescolar.

“Se temía, y a veces se sigue temiendo, que los niños nacidos por técnicas de reproducción asistida que no tienen un vínculo genético con sus padres puedan tener desajustes psicológicos parecidos a los que se conocen en niños adoptados. Este estudio, y los otros de la misma serie, nos dicen que ese temor no tiene fundamento en los datos reales”, señala a Science Media Center (SMC) Rita Vassena, cofundadora y CEO de Fecundis, empresa de desarrollo de tratamientos de reproducción asistida, y previamente directora científica del Grupo Eugin. Para esta experta, los resultados demuestran que “a pesar de compartir con los niños adoptados la falta de conexión genética con los padres, su ajuste es positivo y parecido a los de los niños de familia que conciben sin recurrir a tratamientos de reproducción asistida”.

En el estudio, llamado "A longitudinal study of families formed through third-party assisted reproduction: Mother-child relationships and child adjustment from infancy to adulthood", se incluyeron 65 familias de reproducción asistida cuando los hijos alcanzaron veinte años, de las cuales, 22 corresponden a subrogación uterina, 17 a donación de óvulos y 26 familias de donación de semen, comparándolas con 52 familias de reproducción no asistida. Los resultados se obtuvieron mediante cuestionarios completados por separado por madres y adultos jóvenes y por las calificaciones de un psiquiatra infantil. Una de las limitaciones de la investigación, según admiten sus autores, es el bajo número de familias estudiadas.

“Con respecto al bienestar psicológico, no se identificaron diferencias entre los tipos de familia en el ajuste psicológico –apunta a SMC Rocío Núñez Calonge, embrióloga, directora científica del Grupo Internacional UR y profesora en el Máster de Reproducción de la Universidad Complutense–. Sin embargo, dentro de las familias de donación de gametos, las madres de donación de óvulos presentaron relaciones familiares menos positivas que las madres de donación de semen en términos de funcionamiento familiar y aceptación de sus hijos adolescentes por parte de las madres, lo que sugiere, por parte de los autores, que la ausencia de una conexión genética entre madres e hijos representaba un desafío para la madre”, añade.

Esta experta matiza que en el estudio “no se ha tenido en cuenta un sesgo que ya en principio han comentado los autores, y es que en este grupo la edad de la madre es mayor que en el resto de los grupos, lo que puede haber influido en esta dificultad de relación, más que el vínculo genético”.

Tanto Vassena como Núñez Calonge reconocen que el estudio es de buena calidad y que ofrece resultados tranquilizadores para las familias que recurren a la reproducción asistida.

Referencia del estudio en "Developmental Psychology": DOI: 10.1037/dev0001526