Éxodo rural

La población femenina, clave para luchar contra el éxodo demográfico en Zamora

El catedrático Luis Alfonso Hortelano reclama "una recuperación urgente", sobre todo para "comarcas como Aliste, Sayago o Sanabria"

La población femenina, clave para luchar contra el éxodo demográfico en Zamora.

La población femenina, clave para luchar contra el éxodo demográfico en Zamora.

Manuel Herrera

Zamora sumó 33.000 muertes más que nacimientos en los veinte primeros años del siglo XXI, un saldo vegetativo deficitario que ha lastrado gravemente la evolución del territorio más golpeado por la despoblación en toda España. En concreto, la provincia registró 22.107 alumbramientos y 55.545 decesos en este periodo, según las cifras aportadas este martes por Luis Alfonso Hortelano, catedrático de Geografía de la Universidad de Salamanca, que participó en el seminario "Población y procesos migratorios" organizado en la capital charra por el Consejo Económico y Social de Castilla y León.

Conviene señalar que, en lo que va de siglo, la caída de población apenas ha superado los 34.000 vecinos en Zamora, lo que deja claro que el balance migratorio está más o menos equilibrado y que es el desfase entre nacimientos y muertes lo que está provocando que la provincia se haya visto sumida en una tendencia como la que padece en esta segunda ola de la despoblación iniciada en el 2000.

Hortelano, experto en los procesos de despoblación, explicó que esta "regresión demográfica" se percibe en toda la comunidad autónoma, pero particularmente en Soria y en las provincias del oeste, donde "se ceba" con unos territorios que no solo ven vaciarse a los núcleos más pequeños: "La pérdida está siendo significativa en las cabeceras de comarca y en las capitales", apuntó el catedrático, consciente de la coyuntura en la que se han visto envueltas ciudades como Zamora, que bajó recientemente de la barrera de los 60.000 habitantes.

Espacios de soledad y silencio

En todo caso, las circunstancias son peores allí donde el éxodo rural de mediados del siglo pasado ya propinó un golpe difícil de asimilar a las comarcas: "Hay territorios que se califican como espacios de soledad y silencio", destacó Hortelano, que remarcó que apenas se produce un retorno en meses estivales, "con algunas zonas que crecen bajo la influencia de su realidad como segundas residencias".

Tras ese oasis agostizo, vuelven la quietud y la urgencia por "una recuperación necesaria" para paliar esa pérdida de población causada por la falta de niños. "En algunas comarcas de La Raya, como pueden ser Aliste, Sayago o Sanabria, la tasa de personas por encima de los 65 años se sitúa más allá del 40%", señaló Hortelano.

El catedrático de Geografía reflexionó igualmente sobre "el desequilibrio por sexo" y aludió a la "tasa de masculinización" que afecta a determinados espacios rurales. "Predominan los hombres sobre las mujeres, así que mal vamos para favorecer la natalidad cuando hay prácticamente un celibato forzado. La atracción de la población femenina debe ser uno de los ejes de la estrategia", aseguró el experto de la USAL.

Hortelano añadió otro foco para alumbrar lo que ocurre en los pueblos que se han vaciado completamente en un proceso "dramático" que tiene "una serie de consecuencias negativas para el patrimonio cultural y natural". "En el oeste, se encuentra una de las grandes bolsas de vaciamiento poblacional" de España, con muchos municipios "por debajo del umbral de los diez habitantes por kilómetro cuadrado". Las áreas urbanas se han convertido "en islas" dentro de ese espacio deprimido, según constató el catedrático.

La "silver economy"

Más allá de todo este diagnóstico, el interviniente apuntó que este "proceso de envejecimiento irreversible y acelerado" también puede repercutir de forma positiva a través de un aprovechamiento ya conocido en Zamora bajo el anglicismo "silver economy".

La economía del envejecimiento "puede generar un proceso de revalorización productiva a través del desarrollo del negocio de los cuidados" y supone "un reto social" que incluye a necesidad de atender a grandes masas de jubilados desde "generaciones cada vez más empequeñecidas".

"La sociedad demanda más ayudas de servicios personales, de proximidad, de turismo, de ocio y de tecnología para la autonomía", concluyó el catedrático, que apeló a la valentía para "encarar los cambios demográficos".

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