Nuevos datos apuntan al perro mapache como el origen de la pandemia de COVID

Una investigadora francesa halla secuencias genéticas del coronavirus con ADN de este animal, que se vendía vivo en el mercado de Wuhan

Un ejemplar de perro mapache común (Nyctereutes procyonoides) como los que se vendían en el mercado de Wuhan.   | // PIOTR KUCZYNSKI

Un ejemplar de perro mapache común (Nyctereutes procyonoides) como los que se vendían en el mercado de Wuhan. | // PIOTR KUCZYNSKI / Rafa López

Rafa López

Rafa López

Nuevos datos refuerzan la hipótesis del origen animal del coronavirus que causa el COVID-19. Una investigadora francesa, Florence Débarre, ha hallado pruebas genéticas que vinculan el perro mapache (Nyctereutes procyonoides) con el origen de la pandemia.

Según adelantó “The Atlantic”, Débarre, bióloga evolutiva del CNRS, la agencia nacional de investigación de Francia, desenterró los datos, que consisten en secuencias genéticas publicadas por científicos chinos en GISAID, una amplia base de datos de virología. Entre enero y marzo de 2020, estos investigadores chinos habían recogido muestras del mercado mayorista de mariscos de Huanan, en Wuhan (China), vinculado a los primeros casos de la enfermedad luego designada como COVID-19. Pese a su nombre, este mercado también vendía mamíferos vivos para su consumo como alimento, como demostraron pruebas fotográficas. Ahora la investigadora francesa ha hallado evidencia genética del SARS-CoV-2 junto con grandes cantidades de ADN de perro mapache. Hay también muestras de civetas y otros mamíferos.

“Esta especie era la principal sospechosa desde el principio, y China al parecer no quería ni oír hablar de animales infectados en su territorio, y no facilitó precisamente las investigaciones sobre esta vía, lo cual ha alimentado teorías fake”, señaló ayer Miguel Ángel Jiménez Clavero, científico del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA), en su cuenta de Twitter.

Las secuencias subidas por los científicos chinos han sido retiradas a petición de éstos, indicó GISAID.

“No es el momento ‘eureka’, pero es un avance bastante grande”, ha declarado Dominic Dwyer, quien formó parte de la misión conjunta para estudiar los orígenes del COVID liderada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a principios de 2021.

Esto no prueba de forma irrefutable que el SARS-CoV-2 procede de los perros mapache. Puede deberse a una contaminación aleatoria, o que estos animales no sean la fuente original. Desde el principio de la pandemia se maneja la hipótesis de que el virus proviene de murciélagos y que hubo un huésped animal intermedio entre ellos y los humanos. Una de las especies "sospechosas" en 2020 era el pangolín.

En cualquier caso, estos nuevos hallazgos suponen un gran paso en los esfuerzos para descifrar el origen de la pandemia, que se han visto frustrados por acusaciones mutuas entre dos superpotencias geopolíticas, China y Estados Unidos. Algunas instituciones dentro del Gobierno de EE UU, como el Departamento de Energía y el FBI, han respaldado la hipótesis de que el SARS-CoV-2 se originó en un laboratorio chino o al menos "escapó" de él. Estos últimos datos vuelven a inclinar el peso de la evidencia a favor del origen natural y la transmisión animal (zoonosis), hipótesis respaldada por una abrumadora mayoría de la comunidad científica y no pocos estudios.

"Estos datos no brindan una respuesta definitiva a la pregunta de cómo comenzó la pandemia, pero cada dato es importante para acercarnos a esa respuesta. Y todos los datos relacionados con el estudio de los orígenes de COVID-19 deben compartirse con la comunidad internacional de inmediato", señaló ayer el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien recalcó que dichos datos "podrían, y deberían, haber sido compartidos hace tres años. Seguimos pidiendo a China que sea transparente en el intercambio de datos y que realice las investigaciones necesarias y comparta los resultados", insistió. "Esta es una pieza más del puzle, una pieza importante, pero no determina lo que muestra la imagen", refrendó el doctor Michael Ryan, epidemiólogo y director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS.

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