Marta Estévez: “Escribir es un viaje de autodescubrimiento, una fuerza viva”

La filóloga y escritora viguesa retrata la realidad de las mujeres en la Compostela de los albores de la II República en su primera novela, “El secreto de las hermanas Asorey”

Marta Estévez (dcha.) y Guada Guerra, en el Club FARO.

Marta Estévez (dcha.) y Guada Guerra, en el Club FARO. / José Lores

Ocultar la muerte de un padre puede resultar algo inverosímil en el siglo XXI, pero no tanto en el primer tercio del siglo pasado ante la incertidumbre provocada por la proclamación de la II República. Esta ocultación es el hilo del que tira con maestría Marta Estévez (Vigo, 1972), en “El secreto de las hermanas Asorey” (Plaza & Janés), su primera novela que ve la luz, aunque no es la primera que escribe, ya que una fue finalista en el Premio Azorín y otra cuarta en el Planeta, para retratar la realidad de las mujeres en aquella época.

A Estévez le interesa las causas que impulsan a sus protagonistas, cuatro hermanas solteras del Santiago de Compostela de 1931, a ocultar la muerte del padre, un respetado médico, enterrar su cadáver en el jardín y decir al mundo que se encuentra de viaje, un montaje que parece funcionar hasta que una joven lavandera que trabajaba para la familia aparece muerta. “El secreto de las hermanas Asorey” es una historia, como dijo la propia escritora, con tintes de novela policiaca, costumbrista e histórica, pero en la que ninguno de estos géneros es más grueso que los demás. “Lo realmente importante son los motivos que mueven a los personajes a hacer lo que hacen”, afirmó Estévez ayer en el Club FARO, un espacio al que se refirió como “casi sagrado”.

Marta Estévez: “Escribir es un viaje de autodescubrimiento, una fuerza viva”

Marta Estévez: “Escribir es un viaje de autodescubrimiento, una fuerza viva” / ágatha de santos

Según Estévez, licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y creadora del blog Sweet & Home, “El secreto de las hermanas Asorey” es una novela coral, “un catálogo de personajes”, liderados por estas cuatro hermanas. De Tilde, la mayor, explicó que es protectora, autoritaria y pragmática, capaz de hacer cualquier cosa por defender a la familia; mientras que Tea, la segunda, tiene una enfermedad mental. “En 1931 los problemas de salud mental como tal no existían. Eran ‘problemas de nervios’, ‘locura’ y, en caso de las mujeres, ‘histeria’. Si tenías un problema de salud mental, tenías un problema añadido al de ser mujer”, aseguró.

Los aires de cambio de la llegada de la II República están representados en Eloísa, la tercera hermana, maestra en una escuela pública, una mujer moderna que defiende el sufragio femenino y que sueña con emanciparse, mientras que Celia, la menor, es una joven consentida y elitista cuyo único sueño es “casarse bien”. A su alrededor pivota todo un crisol de personajes, femeninos y masculinos, que retratan la sociedad de una ciudad de provincia –apenas 25.000 habitantes–, muy jerarquizada y anclada en los convencionalismos.

Los personajes de las novelas de Estévez evolucionan y crecer a medida que la historia avanza. Tal vez el ejemplo más claro sea el de Manoliño Zas Zas, uno de los alumnos de Eloísa, un personaje que pasa de ser secundario a tener un papel fundamental en la historia. “Me gusta dejar una puerta abierta a los personajes porque una novela es algo que está vivo” afirmó Estévez, para quien la escritura es un recorrido. “Escribir es un viaje de descubrimiento. Yo entiendo la escritura como una fuerza viva”, comentó.

Durante la conversación que mantuvo con la periodista viguesa Guada Guerra, explicó que no es una escritora de mapa, aunque siempre parte de un tema central bien definido. En este caso, la situación de las mujeres en los albores de la II República. “También he querido homenajear a los maestros y maestras de las escuelas públicas, cuyas condiciones eran más que precarias, y que la II República quiso dignificar”, afirmó. En este sentido, aseguró que una de las mayores satisfacciones que le está dando la novela son los comentarios de profesores. “No vivieron en la época de la novela, pero muchos sí me dicen que sufrieron esa misma precariedad durante el franquismo”, comentó la escritora, quien también rinde tributo a los libros como motores del cambio.

Entre el público que asistió ayer a la presentación se encontraban la presidenta de la Diputación, Carmela Silva; la diputada Ana Mejías; el pintor Antón Pulido, y la madre de la escritora, la artista Beatriz Ansede Bonome.

Una sociedad hostil para la mujer, que aún tiene todos sus derechos por conquistar

Ambientada en el Santiago del primer tercio del siglo XX, “El secreto de las hermanas Asorey” navega entre lo intimista y el costumbrismo para retratar una sociedad que vive con incerticumbre los cambios que se avecinan tras proclamarse la II República. Marta Estévez recordó que se trata de una época especialmente hostil para la mujer, que “pasaba de ser tutelada por su padre a estarlo por su marido”. En este sentido, señaló que en 1931, año en que se desarrolla la trama, el único propósito de una mujer era casarse y ser madre, aunque como contraposición, comienza a hablarse del sufragio femenino gracias a figuras como Clara Campoamor y Victoria Kent.

Es en este contexto histórico en el que trascurre la vida de las hermanas Asorey, cuatro mujeres solteras que representan cuatro perfiles antagónicos que luchan por sobrevivir en una sociedad muy jerarquizada en la que los miembros respetables de la comunidad, víctimas de unos convencionalismos sociales estrictos; los personajes fuera del sistema, con unas normas más lasas y vidas precarias, y una minoría de intelectuales que no se conforman con la situación tejen el entramado social en el que transcurre la historia, aderezada con un asesinato. “En 1933 o 1934, esta historia no hubiese tenidi sentido”, dijo.