Itinerarios académicos

Llega 4º de ESO y tu hijo no sabe qué estudiar: claves para orientarle

Terminar la educación secundaria obligatoria da vértigo a las familias porque las opciones académicas se abren y es hora de tomar decisiones

Un padre conversa con su hijo, en su casa de Madrid. /

Un padre conversa con su hijo, en su casa de Madrid. / / DAVID CASTRO

Olga Pereda

"¿Qué te gustaría estudiar?". "No lo sé". "Pero habrá algo que te apetezca más, ¿no?" "Ni idea". "¿Te ves en la universidad?" "Uf, no lo he pensado todavía". "¿Y un grado de FP?". "Quizá, pero ¿cuál?". Y así, día tras día.

En muchos hogares, 4º de ESO supone un abismo. Es hora de decidir el camino académico para enfocarlo al mundo laboral y hay chavales y chavalas que no lo tienen nada claro. Los padres y las madres se desesperan ante la falta de decisión y las conversaciones estériles que mantienen con sus hijos. ¿Cómo les pueden ayudar? ¿Cómo guiarles? Profesores y psicopedagogos nos dan unas claves para aconsejar a los hijos preadolescentes y adolescentes sin presionar. También existe la opción de acudir a un profesional de la orientación académica. Los institutos están tan desbordados que en España ya han desembarcado empresas privadas que se dedican a aconsejar a las familias. 

1. Acércale al mundo laboral

Se supone que los padres y las madres conocemos a nuestros hijos y sus puntos fuertes y débiles. Pero, a veces, el problema reside en que ni los mismos chavales saben cómo son ni lo que quieren. La edad y la revolución que vive su cerebro no ayuda precisamente. El profesor y divulgador Juan Fernández, autor del ensayo 'Educar en la complejidad', aconseja a los progenitores que acerquen a sus hijos e hijas al mundo laboral, que lo pisen para “evitar espejismos”. Fernández pone como ejemplo el programa ‘4º de ESO y Empresa’ de la Comunidad de Madrid, donde los estudiantes se acercan a un parque de bomberos o un despacho de abogados para ver, de cerca, cómo son esos trabajos. “Tienen que pisar ese terreno. Si la comunidad en la que vives no dispone de este tipo de programas, búscalos tú y acerca a tu hijo a un puesto de trabajo para que vea, de verdad, en qué consiste y que hable con profesionales que están trabajando en ese campo”, explica. 

2. Escúchales, pero no te impongas

A veces, los preadolescentes tiene una vocación clara. Eso es una gran ventaja de cara a decidir el itinerario académico. Pero ¿qué pasa cuándo no la tienen? Imponer nunca da buenos resultados. Sylvie Pérez, psicopedagoga y profesora de los estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, recomienda a los progenitores hablar con sus hijos (sí, a esa edad es muy complicado) y ofrecerles su opinión. “Una buena manera de acercarse a ellos es con una frase tipo ‘a mí me parece que a ti se te pueda dar bien esto o aquello’”, comenta. La psicopedagoga asegura que 4º de ESO da mucho vértigo a las familias porque, hasta ese momento, el itinerario está más claro y marcado: infantil, primaria y secundaria. Una vez finalizado el último curso de la secundaria obligatoria (en el caso, claro, de que lo terminen, que también hay muchos que se quedan en el camino) se abren muchas opciones y puertas. La ruta no es libre porque estará marcado por varias cosas: los gustos del chaval, sus notas e, incluso, el lugar de residencia.

“Si tu hijo no tiene nada claro su futuro académico, invítale a que escoja asignaturas variadas. Es decir, el término medio. Un poco de ciencias y un poco de letras”, explica la docente.

3. Ponte en su lugar

“Tú, como padre, tienes mucha más experiencia y un horizonte diferente. Pero tu hijo tiene su propio horizonte, que es mucho más corto. No le impongas tu punto de vista. Ponte en su lugar. A lo mejor tú eres una reputada abogada y quieres que tu hija siga tus pasos. Asume que a lo mejor no lo hace. Olvídate de los prejuicios. Estudiar es duro, dale flexibilidad”, recomienda la psicopedagoga.

4. No seas pesimista

“No podemos contagiar a nuestros hijos del pesimismo vital que invita a pensar que uno jamás encontrará un buen trabajo a pesar de saber idiomas y tener una carrera universitaria. Basta ya”, reclama el autor de ‘Educar en la complejidad’. “Los padres tienen que saber trasmitir ilusión a sus hijos y contagiarles del interés por aprender porque saber cosas siempre es bueno. Igual que ser creativo y tener pensamiento crítico”, añade.

La psicopedagoga invita a restar presión en los hogares. “La vida da muchas vueltas y nada es irreversible. Tu hijo puede empezar un grado medio de FP sin hacer bachillerato y terminar en la universidad”, explica. Pérez anima a los padres y las madres a conocer todas las vías educativas. “Incluso si tu hijo no termina la ESO hay caminos para volverte a enganchar. Existe mucha oferta académica, pero tienes que conocerla”, concluye.

5. La opción de recurrir a profesionales

“Todo el mundo tiene algún talento. Pero identificarlo no es un trabajo sencillo. De ahí, la importancia del autoconocimiento”, explica Noemí Frechet, cofundadora de Futureo, empresa especializada en orientación que desembarcó hace dos años en España tras 10 de experiencia en Francia. “Nosotros trabajamos con la familia. En función de sus prioridades, apostamos por un itinerario u otro. ¿Cuál es el objetivo familiar? ¿Asegurarse un futuro, apostar por el desarrollo sostenible o trabajar en el mismo lugar de residencia? Manejamos todas esas claves para que la familia tome una decisión, en función de las aptitudes o la ambición personal", explica.

Frechet reconoce que, desde hace unos años, la oferta académica es muy abundante. “Hay estudios con nombres muy bonitos, pero es fundamental saber, de verdad, en qué consisten”, concluye tras insistir en que cada persona es única y, por lo tanto, cada plan escolar y laboral también lo es. 

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