El pequeño milagro de Aline

Su hija Sabela cumple un año en el mismo día en el que se conmemora el Día Mundial de la Endometriosis, enfermedad que le fue diagnosticada cuando intentaba concebir

Aline Alves, con su pequeña Sabela.

Aline Alves, con su pequeña Sabela. / Cedida

M. González

M. González

Ha querido la casualidad, la providencia, que la pequeña Sabela cumpla hoy un año, el mismo día en el que se conmemora el Día Mundial de la Endometriosis, enfermedad que padece su madre Aline y que le obligó a luchar hasta lo indecible para concebir a su pequeño milagro. “De los 365 días que tiene el año, justo el Día Mundial de la Endometriosis he recibido mi regalo”, reflexiona Aline: “La endometriosis no nos ha vencido”.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la endometriosis es una enfermedad caracterizada por el crecimiento, fuera del útero, de un tejido similar al revestimiento del útero, lo que provoca dolor, infertilidad o ambos. La endometriosis afecta aproximadamente al 10% de las mujeres y niñas en edad reproductiva en todo el mundo (un millón de casos en España).

Pese a ser una enfermedad incapacitante en algunos casos, también está infradiagnosticada. De hecho, en el caso de Aline Vargas, no supo hasta los 30 años que la padecía. Su diagnóstico llegó un año después de intentar quedarse embarazada sin éxito. “Tras un intento de embarazo natural sin éxito fue cuando lo supe”, explica. “Yo no tenía dolor, como en muchos casos en los que el diagnóstico viene por ahí. En mi caso era asintomática, pero a raíz de no conseguir el embarazo fue como llegamos al diagnóstico”, rememora.

Aline Alves, con su pequeña Sabela.

Aline Alves, con su pequeña Sabela. / Cedida

Fue en Brasil, en 2017, cuando recibió el diagnóstico y, a partir de ahí, el camino se hizo muy duro hasta poder abrazar a su pequeña Sabela. “Allí descubrí qué me pasaba, pero no sabíamos la gravedad del problema”, confirma. Los médicos llegaron a decirle, ya a su llegada a España, que sería imposible que se quedara embarazada. “Yo tenía una afectación en ambos ovarios y eso hacía que mi reserva ovárica fuera muy bajita”, añade. “Me decían que igual podría recurrir a la ovodonación, pero también tenía endometriomas en el útero, aunque muy pocos”, detalla. “Pero es que yo nunca había pensado en que no podría ser madre y mucho menos en no serlo con mis óvulos”, desvela. “Fue bastante complicado” asumir esa realidad, pero ni su pareja ni ella se rindieron. “Hicimos un intento por la Seguridad Social”, dice. Por aquel entonces residían en Santiago. “No funcionó”, se lamenta. En medio del proceso se mudó a Burgos, pero como ya había iniciado el proceso en Galicia, iba y venía en tren para todas las pruebas médicas. “Dijeron entonces que mi caso era inviable”, recuerda: “No logré ningún óvulo con la estimulación que hicimos y nos dijeron que era inviable seguir”.

Otro revés, aunque no tiraron la toalla. Ya en Burgos, buscaron una clínica de reproducción y llegaron a IVI. “Estuvimos tres años con ellos, pero en medio hubo un año de pandemia”, puntualiza. “Nos hicieron más exámenes, pruebas, analíticas y, aunque me dijeron que mi caso era complicado, me propusieron intentar estimular mis ovarios con una hormona distinta a la utilizada por la Seguridad Social”, subraya. Así lo hicieron. Al tercer intento lo consiguieron. “Muchos pinchazos, muchas analíticas...; ha sido un camino muy, muy duro”, reconoce. Pero la historia tuvo un final feliz. “Por fin logramos nuestro positivo, no me lo creía”, dice Aline, que vivió sus primeros meses de embarazo con “mucha precaución”. “Por suerte ha salido todo perfecto, todo bien, y sin problemas”. Aunque Sabela nació por cesárea, la endometriosis no ha tenido nada que ver en esta circunstancia. “La endometriosis te dificulta lograr el embarazo, pero una vez lo consigues, lo llevas como una mujer normal”, constata. Y dice más: “Puede ser, incluso, positivo, hay mujeres que tienen endometriosis que después del embarazo están mejor, como ha sido mi caso”, reconoce.

“Viendo que hay historias que han tenido un resultado positivo te animas muchísimo, no te sientes tan sola en este proceso tan duro”

“Después de tenerla fui al médico y cuando me hizo la ecografía me dijo que no se veía ningún quiste”, celebra. A los dos meses de dar a luz se mudó de nuevo a Galicia y pidió una segunda opinión. “Al llegar a A Coruña fui al ginecólogo y me dijo lo mismo, que me veía normal. Se ha reducido tanto que no se aprecia por la ecografía”.

Ahora mantiene la enfermedad a raya gracias a un tratamiento hormonal con el que no tiene la regla. “En teoría, de esta manera está ahí paralizada”, dice Aline, que tampoco sufre efectos secundarios con este tratamiento. “Con el primer tratamiento tenía dolores de cabeza, pero con este que tomo ahora no noto nada”, festeja.

Ahora Aline y Pablo (natural de Lugo) disfrutan de la pequeña Sabela sin pensar en volver a intentarlo. “Yo creo que no tendría fuerzas para volver a pasar por el mismo camino, ni física ni mentalmente. Es muy duro y, además, me cogió en un momento de cambio de país”, reconoce. Sin embargo, asegura que “ha valido la pena” por tener a su pequeña a su lado, dice, al tiempo que quiere lanzar un mensaje de esperanza para otras mujeres que estén pasando por lo mismo que ella: “Viendo que hay historias que han tenido un resultado positivo te animas muchísimo, no te sientes tan sola en este proceso tan duro”.

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