Entrevista | Virginie Tchuindjqng Coordinadora de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia

“Creo que hay recursos para todos, pero el reparto no está bien hecho”

“Para llegar a mil primero hay que empezar por uno”, dice la camerunesa

LA MISIONERA DE CAMERUN VIRGINE TCHUINDJQNG, EN VIGO.

LA MISIONERA DE CAMERUN VIRGINE TCHUINDJQNG, EN VIGO. / JOSE LORES

M. González

M. González

El obispo de Tui-Vigo, Luis Quintero Fiuza, preside esta tarde (20.00 horas) la eucaristía en el templo parroquial del Sagrado Corazón de Jesús con motivo de la campaña “Contra el hambre” de Manos Unidas, en la que se enmarca la charla “Frenar la desigualdad está en tus manos”, ofrecida por la misionera camerunesa Virginie Tchuindjqng, de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, que lleva tres años en España como consejera de su congregación. Cuenta con estudios de contabilidad, filosofía y teología; ha trabajado durante 12 años en un colegio y cinco como formadora de jóvenes en su congregación, donde ha colaborado en varios proyectos como la construcción del colegio Anuarite de Duala, el centro de salud de Madre Nazaria de Oyack Duala y, actualmente, en un proyecto de apoyo a los jóvenes cameruneses para emprender pequeños proyectos.

–Su ponencia lleva por título “Frenar la desigualdad está en tus manos” y ya ha tenido la oportunidad de impartirla ante alumnos de Vigo. ¿Qué les ha contado?

–Les he puesto un vídeo que muestra la realidad que tenemos allí, de falta de recursos para los alumnos en el colegio o la falta de agua para las mamás que vienen a nuestro centro de salud. Gracias a Manos Unidas hemos podido poner en marcha un programa para que muchos jóvenes puedan llevar a cabo sus proyectos como un salón de peluquería, un pequeño restaurante, o para que algunas madres puedan comprar y revender y ganarse así la vida y sobrevivir con lo que ellas mismas ganan.

–¿Qué otros problemas les ha mostrado?

–Les he hablado, sobre todo, de la falta de agua. Hay mucha gente que no tiene agua potable en sus casas y cuando les vendemos medicinas tienen que tomarlas con un agua que no es potable y eso les ha impactado mucho a los niños. Me han preguntado si no se pueden hacer pozos, pero les he explicado que eso cuesta dinero. Un pozo que no es profundo no tiene agua potable y para hacerlo bien se necesita mucho dinero, y también para hacer un tratamiento que permita saber si es de buena calidad o no para beber.

–Tuvo que impactarles, en efecto, una realidad que para ellos es tan ajena.

–Incluso me impactó mucho a mí cuando llegué aquí a España, hace tres años. Justo estalló todo el tema del coronavirus y la recomendación era la de lavarse las manos, pero imagina lo que supone eso allí, donde la mayoría de la gente no tiene agua para beber, ducharse o cocinar. Llegué en enero de 2020 y ya en marzo empezó el coronavirus y se paró el mundo, así que me quedé aquí. Pude ir, por fin, en noviembre.

Muchos cameruneses mueren buscando la manera de llegar a Europa

–¿Y en qué situación lo encontró?

–He podido ver que hay un montón de jóvenes cameruneses que se dedican al moto-taxi y cuando llegan a reunir algo de dinero se van del país porque no encuentran trabajo. Se van hacia el norte de África y su intención es venir a Europa y ahí tenemos la tarea de animarlos a que se queden en su país. Porque cada persona tiene derecho a viajar, pero también a trabajar, tener sus recursos en su propio país, porque salir así, de manera clandestina, es un riesgo muy grande para ellos. Muchos mueren buscando la manera de llegar a Europa. Este proyecto que hemos hecho con Manos Unidas es también una manera de luchar contra la emigración clandestina, porque si se pueden ganar la vida de algún modo, conseguimos que no huyan del país por falta de trabajo o de recursos. Eso también ayuda al propio desarrollo del país.

LA MISIONERA DE CAMERUN VIRGINE TCHUINDJQNG, AYER EN VIGO.

LA MISIONERA DE CAMERUN VIRGINE TCHUINDJQNG, AYER EN VIGO. / JOSE LORES

–La situación política y social no ayuda tampoco.

–En Camerún hay diez regiones, ocho francófonas y dos anglófonas, que están reclamando la descentralización porque dicen que el gobierno camerunés está muy centralizado y los recursos no llegan a todos. Esta reclamación ha dado pie a una guerra que ha hecho que mucha gente se haya ido de su tierra, que haya falta de trabajo...

–¿De qué manera estas charlas que imparte, ahora en España, puede ayudar a aliviar la situación que se vive allí?

–La ayuda que recibimos de Manos Unidas, por ejemplo, es dinero que da la gente que nos ayuda a transformar poco a poco la realidad. También ayuda a que los niños de aquí sean conscientes de la riqueza que tienen, a que se conciencien de que en África hay niños que no tienen medios para ir al colegio o que tienen que ir sin comer. Como el mundo está así, ¿cómo hacer para que donde hay mucho llegue al que tiene menos? Esto a nivel macroeconómico hay que verlo porque creo que hay recursos para todos, pero el reparto no está bien hecho.

–Es una tarea de concienciación.

–Es importante concienciar de que todas las personas pueden hacer algo, aunque sea poco. Estoy convencida de que para llegar a mil hay que empezar por uno. Tenemos que seguir sensibilizando sobre la labor de estas organizaciones como Naciones Unidas y muchas otras más que ayudan a los más débiles, pobres y hambrientos.

–Ha estado en Madrid, Granada, Bilbao o Zamora, pero es su primera vez en Vigo.

–Sí, es la primera vez que vengo y me ha gustado mucho porque, casualmente, alguna gente en Camerún me llama Vigo, por mi nombre; cuando me ha tocado venir me ha hecho ilusión.

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