Vitamina con D de déficit... o de duda

Un estudio concluye que Cataluña tiene niveles más bajos que los países nórdicos | ¿Qué ocurre entonces con Galicia?

Unas jóvenes se tumban al sol en el parque vigués de O Castro.

Unas jóvenes se tumban al sol en el parque vigués de O Castro. / MARTA G. BREA

Rafa López

Rafa López

La pandemia de COVID-19 ha vuelto a poner en el foco la vitamina D, cuyos niveles óptimos son muy importantes para nuestro sistema inmunitario y para nuestros huesos. Como se obtiene en su mayor parte por la radiación solar, su carencia puede agravarse si no se sale al exterior o si se vive en países con pocas horas de sol. Recientemente, un estudio realizado en Cataluña señalaba que el 75% de la población de esta comunidad mediterránea presenta, paradójicamente, niveles de vitamina D más bajos que los de muchos países nórdicos. La siguiente derivada es obvia: ¿qué ocurre entonces en Galicia, donde disfrutamos –a priori– de una menor exposición a la luz solar que en el Mediterráneo? ¿Tenemos los gallegos una importante deuda de vitamina D que saldar?

Preguntada sobre esta cuestión por FARO, la Consellería de Sanidade responde que no dispone de estudios y datos sobre los niveles de vitamina D en la población gallega en general. Y es lógico, porque, según especialistas consultados, no es un parámetro sobre el que se realice ningún cribado poblacional. Sin embargo, hay indicativos de que podría haber carencias. Hace una semana, FARO publicó que la mitad de la población de mediana edad del área sanitaria de Vigo presenta déficit de vitamina D. Así lo asegura Javier Riveiro, médico especialista en Endocrinología del Complexo Hospitalario Universitario de Vigo (CHUVI), quien explicó que la prevalencia de este déficit se sitúa en la actualidad en el 20% entre pacientes pediátricos y alcanza el 90% en el caso de las personas de la tercera edad que viven en residencias.

En el estudio catalán (“Paradoxical suboptimal vitamin D levels in a Mediterranean area: a population-based study”), liderado por la investigadora Diana Díaz Rizzolo, de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y publicado en la revista “Scientific Reports”, del grupo “Nature”, se concluye que el 75 por ciento de la población catalana presentaría niveles bajos de vitamina D, una cifra que se eleva hasta el 80% en el caso de la población joven. Los individuos estudiados, más de medio millón, tenían más de dieciocho años y habían sido testados entre el 1 de enero de 2018 y el 1 de abril de 2021.

Díaz Rizzolo, doctora en Biomedicina, recordó que “la principal vía de obtención de la vitamina D es la producción propia a través de la exposición al sol. Paradójicamente, en países mediterráneos como España, los niveles de vitamina D de la población son más bajos que en países nórdicos como Finlandia, el Reino Unido, Islandia, Suecia o Irlanda, que llevan a cabo campañas de suplementación de vitamina D en su población mediante la fortificación sistemática de alimentos de consumo habitual –recalcó la investigadora–. Esto, y otros factores como el uso de protectores solares o el bajo consumo de alimentos ricos en vitamina D en los países mediterráneos, hace que haya unos niveles muy bajos de vitamina D en la población”, añadió.

Este estudio y su interpretación han encendido una vez más el debate científico sobre la vitamina D o calciferol, una vitamina liposoluble esencial para la absorción y el mantenimiento del calcio y el fósforo (fundamental para los huesos), e importante también en los procesos de inflamación, el sistema inmune, el crecimiento celular y el metabolismo.

La investigación ha sido criticada por otros científicos por adolecer de ciertos sesgos. Uno de ellos es que se analizó una muestra de pacientes a los que se les ha analizado la vitamina D, por lo que en muchos de ellos se supone una fundada sospecha de déficit. Además, el estudio se realizó entre enero de 2018 y abril de 2021, omitiéndose los meses de verano de ese último año, un periodo en el que los niveles de vitamina D se elevan.

También se aduce que los niveles de corte empleados en el estudio catalán para determinar la insuficiencia se basan en los establecidos por Sociedad Española de Endocrinología, que algunos investigadores consideran muy conservadores: la deficiencia se sitúa en menos de 20 nanogramos por mililitro (ng/mL). Hay una notable diferencia con Suecia, donde el porcentaje de personas con deficiencia de vitamina D no llega al 20%, según el estudio, pero donde el nivel de corte para la deficiencia de vitamina D, establecido en un estudio de 2015, se colocó mucho más bajo: menos de 10 ng/mL.

No hay consenso científico sobre los niveles normales de esta vitamina

“No hay consenso internacional, ni entre las sociedades científicas, sobre los niveles normales de vitamina D”, apunta a FARO África González Fernández, doctora en Medicina y médico especialista en Inmunología. Esta experta cita un artículo en el “New England Journal of Medicine” (EE UU) que fijó el corte para establecer niveles bajos de vitamina D en 12,5 ng/ml, por debajo del baremo sueco. Añade que el estudio llevado a cabo con población mediterránea empleó otro nivel de corte, muy superior. “Los datos del artículo catalán y el de Suecia llegan a la misma conclusión: la media suele ser de 26 ng/mL –explica la catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo–. Sin embargo, en el estudio catalán consideran que son bajos (consideran el límite de óptimo en 30 ng/mL), mientras que en el estudio sueco lo estiman como normal (su límite de óptimo es de 20 ng/mL)”.

Hay que tener en cuenta la tecnología empleada para las mediciones y los niveles que se establecen de corte. Esto habitualmente es muy importante tenerlo en cuenta por las posibles variaciones entre unos equipos y otros, y entre unas publicaciones y otras”, agrega la investigadora del Centro de Investigaciones Biomédicas (CINBIO) de la Universidad de Vigo.

Recuerda África González que los niveles de vitamina D que se necesitan varían según la edad, y que también hay cambios estacionales, con un incremento en las épocas estivales. “El médico de cabecera o el especialista puede solicitar una prueba analítica (sangre) para conocer los niveles de vitamina D, y en el caso necesario administrar suplementos. Sólo deben tomarse si son indicados por un especialista. Aunque la toxicidad es rara, al ser una vitamina liposoluble, puede dar problemas si se toma en exceso”, advierte.

Sin embargo, la eficacia de los suplementos de vitamina D está también bajo la lupa. La inmunóloga cita un estudio reciente, publicado en el “New England Journal of Medicine”, que no mostró diferencias con respecto a fracturas entre personas que recibieron vitamina D de las que tomaron un placebo. Por contra, varios estudios han concluido que la administración de suplementos de vitamina D en niños de entre 1 y 16 años tiene el efecto positivo de disminuir las infecciones respiratorias.

En este sentido son referencia en España las recomendaciones del Sergas sobre usos adecuados de pruebas y complementos de vitamina D en la población. Tanto África González como otros expertos esgrimen estas pautas, que aseguran que no es necesario determinar los niveles de vitamina D en adultos sanos asintomáticos y sin factores de riesgo para tener déficit. “La suplementación con vitamina D, en este grupo de población (sanos asintomáticos), no demostró beneficios independientemente de los niveles de vitamina D –señala el documento de la sanidad autonómica gallega–. Sin embargo, la suplementación se podría considerar en mayores de 70 años, residentes en instituciones, sin necesidad de determinación”, añade el texto.

En resumen, no existe evidencia que urja a suplementar a gran parte de la población, con carácter general. Sí se aconseja la exposición solar durante 10 o 15 minutos al día, y los expertos en osteoporosis recomiendan tomar tres alimentos lácteos diarios.

El de la vitamina D es un debate de salud pública muy viejo y que continuará, pero de momento no parece que haya nada nuevo bajo el sol.

“Se está empleando la coletilla ‘potencia las defensas’ de forma indebida”

África González - Doctora en Medicina y médico especialista en Inmunología

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En su libro divulgativo “Inmuno Power: conoce y fortalece tus defensas”, la inmunóloga África González dedica un apartado a la vitamina D, que regula el sistema inmunitario y es uno de los nutrientes –como el zinc, selenio, vitaminas C o E, entre otros– que tienen un efecto importante sobre él. Estos minerales y vitaminas, recuerda la investigadora, se hallan en suficiente cantidad en una dieta correcta.

“En el caso de la vitamina D, que en su mayoría se obtiene por exposición al sol, se ha visto que gran parte de la población tiene niveles bajos, lo que puede agravarse en países con pocas horas de sol, o en épocas de confinamiento –señala quien ha sido presidenta de la Sociedad Española de Inmunología–. En estos casos, el médico puede recetar vitamina D para alcanzar los niveles óptimos, que son muy importantes para un correcto funcionamiento de nuestro cuerpo” (huesos, sistema inmunitario).

No obstante, González recalca que hay que tener “mucho cuidado con automedicarse”, ya que un exceso de vitaminas puede ser perjudicial: “Mientras que las hidrosolubles se eliminan fácilmente por la orina, las liposolubles pueden acumularse e inducir toxicidad por hipervitaminosis”.

En esta línea, la inmunóloga subraya que “en situaciones normales, no es necesario suplementos de ningún tipo, ni se ha demostrado ningún efecto beneficioso sobre el sistema inmunitario”.

Advierte la científica sobre los “muchos productos alimenticios que falsamente indican que potencian el sistema inmunitario, cuando ninguno de ellos lo ha demostrado científicamente. Se está empleando la coletilla ‘potencia las defensas’ de forma indebida, como si fuera un crecepelo. La mayoría de las empresas del sector alimentario no hacen ningún tipo de estudio en humanos, y por tanto no demuestran su efecto en ensayos clínicos, que sí son requeridos para aprobar el uso de vacunas y medicamentos”, explica África González, que anima a no dejarse engañar: “Nadie ha demostrado que tomar leche con omega 3 sea mejor que comer pescado. No existen tampoco los superalimentos; es tan sólo un marketing para vender productos a precios inflados, cuando nuestras frutas y verduras de siempre, son la mejor opción. Ni tampoco activan el sistema inmunitario”.

Lo que se sabe sobre la vitamina D

Una mujer disfruta del sol de inviernocon su perro en una playa de Vigo.   | // ALBA VILLAR

Una mujer disfruta del sol de invierno con su perro en una playa de Vigo. / ALBA VILLAR

De dónde se obtiene esta vitamina

➥ El 90% con la exposición al sol (10-15 minutos al día), que ayuda a que nuestro organismo produzca la vitamina D.

➥El 10% en alimentos: en baja cantidad lo encontramos en pescados grasos (atún, trucha, caballa); hígado de ternera, pechuga de pollo, productos lácteos, cereales enriquecidos con vitamina D, yema de huevo.

Qué origina el déficit de vitamina D

➥Osteoporosis. La vitamina D es necesaria para mantener unos huesos sanos y fuertes. Esto es un riesgo importante para tener fracturas óseas.

➥Caries.

➥Raquitismo en niños.

➥Infecciones por afectación del sistema inmunitario, ya que la vitamina D es un regulador.

➥Mayor mortalidad. Hay estudios, como el de la Universidad del Sur de Australia, que asocian el déficit de vitamina D con un mayor riesgo de mortalidad.

➥Algunos estudios lo han asociado con depresión, peor reparación de heridas, pérdida de pelo, dolor muscular, ansiedad, fatiga, dolor de espalda.

Personas en riesgo de tener déficits de esta vitamina

➥Lactantes, ya que la leche humana tiene escasa vitamina D.

➥Ancianos, sobre todo los que están mucho tiempo en interiores.

➥Personas de piel oscura.

➥Personas que están en interiores por periodos prolongados de tiempo con baja exposición solar.

➥Personas con obesidad, ya que las células adiposas se unen a la vitamina D e impiden que vaya a la sangre.

➥Raro: déficit de receptores (receptor de la vitamina D o VDR). Se han descrito déficits genéticos que impiden que la vitamina D actúe, como mutaciones en el gen que llevan a un déficit de la 1-alfa hidrolasa (los niños tienen deformidad, hipotonía, debilidad muscular y fracturas en la infancia).

➥Patologías donde puede haber problemas en absorber vitamina D: enfermedades renales, hepáticas y digestivas como la enfermedad de Crohn, celiaquía; hiperparatiroidismo, algunos tipos de medicación (esteroides, estatinas).

Fuente: África González, catedrática en Inmunología en el Centro de Investigaciones Biomédicas (CINBIO) de la Universidad de Vigo.

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