Fervenzas: donde al agua es arte

Galicia tiene tantas cascadas que se podría visitar una diferente al día durante un año | El GPS y las redes sociales acercan este tesoro turístico hasta ahora poco explotado

Foto de la Fervenza de Escuadro o de Férveda, situada en Silleda; vídeos cedidos por Santiago Alonso.

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BERNABÉ/GUTIER-Santiago Alonso

Rafa López

Rafa López

Tiempo soleado y lluvia a mansalva en las semanas previas: un momento ideal para visitar las “fervenzas” de Galicia. Son tantas que se podría visitar una diferente al día durante un año. La Xunta tiene inventariadas 321 cascadas y sabe que hay más bajo su radar. La “terra dos mil ríos” a la que aludía Álvaro Cunqueiro está cuajada de estos fenómenos naturales donde el agua es arte y que hasta ahora han sido poco explotados turísticamente. Redes sociales como Instagram y el GPS del móvil facilitan el conocimiento y el acceso a estos parajes no siempre fáciles de encontrar sin echar mano de Google Maps. Todo un tesoro por descubrir.

“¿Cómo no se nos había ocurrido hasta ahora?”. La pregunta de Santiago Bacariza tiene cierto tono de contrición. Él es el principal autor de un trabajo de investigación de dos años que ha culminado en el proyecto “Fervenzas de Galicia, poema visual”, que la Agencia de Turismo de Galicia (Turgalicia) presentó recientemente en Fitur. El atractivo y singularidad de las cascadas de Galicia era obvio, pero quizá los árboles no dejaron ver el bosque. Ahora se tratará de explotar esta especie de turismo de lluvia (y calma), alternativo, tranquilo y no masificado. Además, es un atractivo turístico sostenible y desestacionalizado: no se concentra en ninguna época del año en concreto.

De la abundancia de estos hermosos accidentes geológicos da idea que el léxico gallego atesora docenas de palabras para designarlos: fervenzas, férvedas, fírvedas, freixas, fechas, ficheiras, chorreiras, cadoiros, cachóns, callóns, cachoeiras, abanqueiros, ruxidas, ruxidoiras, rexedoiras, cenzas, caeiras, pincheiras, seimeiras...

“Tenemos 321 cascadas en total inventariadas en la página web [Turismo.gal], y el catálogo no está cerrado, se pueden incluir más”, explica Bacariza, ingeniero agrónomo de formación y jefe del área de Productos de la Agencia de Turismo de Galicia. Además del trabajo de campo, este experto realizó la mayor parte de las fotografías del catálogo editado en papel, algunas de las cuales ilustran este reportaje. De esas más de trescientas fervenzas se han destacado 76, distribuidas homogéneamente entre las cuatro provincias y atractivas durante todo el año.

Las fervenzas son elementos vivos, fluctúan a lo largo del tiempo y muestran aspectos diferentes según la meteorología. “Fotográficamente no siempre es mejor la cascada con mayor caudal –precisa Bacariza–, personalmente me gusta el caudal medio: la luz, la humedad y el ambiente son mucho más bonitos para fotografiar”.

Y es que estos saltos de agua son instagrameables por naturaleza. Lo sabe muy bien Santiago Alonso, aficionado vigués a la naturaleza que comparte vídeos de fervenzas en su cuenta de Twitter, @Santialonsovigo, y ha cedido algunos para este reportaje. Dice que le quedan algunas cascadas por conocer, en A Fonsagrada, y destaca las del sur y centro de Galicia: “La del Toxa (Silleda) es espectacular, de las más grandes de Galicia y posiblemente también de España –resalta–. La de Salcedo (A Graña, Covelo, Serra do Suído), también, pero solo tras días de lluvia. La de Casariños son dos cataratas espectaculares en la serra do Suído, en Fornelos de Montes. En Mougás, en Oia, hay varias, y los días de lluvia son tremendas; la de Liñares, en A Lama, del río Xesta... En A Valga, en Pontevedra, las fervenzas de Raxoi. La de Parrelos, en Covelo, del río Tea. Y en Ourense, en las fervenzas de Tourón, baja una cantidad de agua sensacional”, detalla.

La imponentefervenza do Toxa en Pazos,en el concello pontevedrésde Silleda.   | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

La imponente fervenza do Toxa en Pazos, en el concello pontevedrés de Silleda. / BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Alonso recomienda visitar también la de Vieiros, cerca de A Seara (Lugo) en O Caurel. Y otra también en la Ribeira Sacra, muy cerca de esa misma aldea de Quiroga, la fervenza do Fócaro, en Pantón, Lugo, que tiene un salto de agua de cuarenta metros, apunta.

Precisamente el asunto de quién la tiene más larga –la caída de agua– es objeto de discusión entre las poblaciones, que se disputan el título de la catarata la más alta de Galicia. Algunas candidatas son la de Ola do Cenza en Vilariño de Conso (sobre 100 metros); la Seimeira de Vilagocende en A Fonsagrada (unos 54 metros) y la fervenza de Escouridal, entre los concellos de Alfoz y de O Valadouro (en torno a 80 metros). El saber popular atribuye el primer puesto a la fervenza do Toxa, en Silleda, cuya caída vertical, aunque imponente, apenas supera los 30 metros. La duda estriba en determinar el punto desde el cual empezar la medición de la altura. Por ejemplo, la Corga da Fecha, en Lobios, está formada por una serie de escalones que en su conjunto salvan un desnivel de más de 200 metros, aunque cada uno de los saltos de agua apenas mide unos pocos metros.

La idílica fervenza do Pombar,en Quiroga, en la Ribeira Sacra de Lugo.  | // SANTIAGO BACARIZA

La idílica fervenza do Pombar,en Quiroga, en la Ribeira Sacra de Lugo. / SANTIAGO BACARIZA

La causa por la que Galicia cuenta con tantas cascadas hay que buscarla en la piedra: “Galicia es un territorio quebrado con abundante lluvia y diferentes altitudes, desde el nivel del mar hasta los más de 2.000 metros de Peña Trevinca –explica Santiago Bacariza–. El lecho fluvial es fácilmente erosionable, pero cuando el río se encuentra con una capa granítica que no puede romper, se precipita y se forma el salto de agua”, añade.

La espectacular Fervenzada Graña, en los Montesdo Testeiro de Forcarei.  | // SANTIAGO BACARIZA

La espectacular Fervenza da Graña, en los Montes do Testeiro de Forcarei. / SANTIAGO BACARIZA

Estas cascadas excavan a veces pozas ideales para el baño. Mejor en verano, por razones obvias. “En las de A Toxa y Casariños hay gente bañándose en verano en la piscinita donde cae el agua –relata Santiago Alonso–. En Lugo hay que tener valor, las aguas están heladas. Y las de Oia están llenísimas en verano. En esa época escapo de ellas, el ser humano hace que no se puedan ver bien”, añade este veterano aficionado, autor de más de 8.000 fotos y vídeos de naturaleza.

Fervenza dos Casariños, Fornelos de Montes.

Fervenza dos Casariños, Fornelos de Montes. / Santiago Bacariza

Precisamente el riesgo de masificación es algo que se tiene en cuenta a la hora de promocionar las fervenzas. “La Praia das Catedrais se masificó, y también el Fuciño do Porco [sendero de Punta Socastro en O Vicedo, Lugo]. No hay que concentrar la atención en pocas fervenzas, como la del Xallas o del Ézaro [en Dumbría, A Coruña, popularizada por la Vuelta Ciclista a España], o la Fervenza do Toxa. Si ponemos 76 destacadas y 321 más disponibles en la web hacemos que los visitantes se distribuyan y que no se concentren en un único recurso, porque se va a masificar y deteriorar”, señala Bacariza, que recomienda la visita “en solitario o en pareja”.

La singular cascadade Ézaro, probablementela más turísticay visitada de Galicia.   | // FDV

La singular cascada del Ézaro, probablemente la más turística y visitada de Galicia. / FDV

La accesibilidad de estos lugares, a menudo encajados en bosques frondosos, es otro de los posibles obstáculos a su disfrute. El experto de la Agencia de Turismo de Galicia elogia la labor de muchos concellos, muchos de los cuales han habilitado señalizaciones, escaleras de madera y plataformas. Sin embargo, otros lugares precisan actuaciones, y cree posible que la Xunta pueda habilitar subvenciones para mejorar la accesibilidad a las cascadas.

A Barosa, en Barro, en un díade mucho caudal.   | // G. SANTOS

A Barosa, en Barro, en un día de mucho caudal. / G. SANTOS

Lo que descarta Santiago Bacariza es que se instalen contenedores. Desde Turgalicia se apela a lo que ya se hace en las Islas Cíes, por ejemplo: que cada visitante se lleve los residuos que genere. Santiago Alonso, por su parte, asegura que las cascadas suelen estar bien señalizadas y que nunca se ha encontrado basura: “Se ve que la gente tiene conciencia. No encuentras una lata ni un papel”, se felicita este apasionado de la naturaleza, que asegura que la majestuosidad de las fervenzas “jamás defrauda”.

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