La gripe de la granja de visones de Carral tenía la mutación clave de la cepa pandémica de 2009

El estudio científico confirma que era un virus “altamente patógeno” | Expertos subrayan el alto riesgo de transmisión a los operarios, que llevaban mascarilla para evitar el COVID

Imagen de la granja donde
se produjo el brote, en Carral,
A Coruña. // Víctor Echave

Imagen de la granja donde se produjo el brote, en Carral, A Coruña. // Víctor Echave / Rafa López

Rafa López

Rafa López

El brote de gripe aviar detectado en una explotación de visones de Carral (A Coruña) en octubre pasado, el primer evento de este tipo en el mundo, tuvo implicaciones para la salud pública, según el artículo científico que acaba de publicarse. La cepa detectada es un virus altamente patógeno, con una mutación muy inusual relacionada con la adaptación del patógeno a los mamíferos, y que contenía la cepa de la gripe A que fue pandémica en 2009. Existió, por tanto, apuntan expertos consultados por FARO, un riesgo elevado de transmisión a los trabajadores, que fue mitigado por el hecho de que llevaban mascarillas para evitar la tranmisión del coronavirus del COVID, el SARS-CoV-2, que había sido detectado en varias granjas de visones de España y del extranjero durante la pandemia.

Se detectaron altas cargas virales en saliva y heces de los visones, y la tasa de mortalidad entre ellos llegó a alcanzar el 4,3% a la semana. Todos los animales, cerca de 52.000, fueron sacrificados.

El artículo, titulado “Highly pathogenic avian influenza A(H5N1) virus infection in farmed minks, Spain, October 2022”, y colgado en la web Eurosurveillance.org, está firmado por expertos del Laboratorio Central de Veterinaria de Algete (Madrid), del Instituto Zooprofiláctico Experimental de Venecia (Italia), de las consellerías de Sanidade y Medio Rural de la Xunta y de la Asociación Gallega de Criadores de Visón.

Los autores señalan que la primera sospecha fue la del coronavirus, pero que el laboratorio de Algete confirmó que se trataba del virus de gripe H5N1 perteneciente al clado 2.3.4.4b. “Sin embargo –precisa el estudio–, los virus detectados en la granja de visones se distinguen de todos los virus H5N1 del clado 2.3.4.4b caracterizados hasta el momento en la población aviar en Europa, porque tienen una mutación poco común (T271A) en el gen PB2, que puede tener implicaciones para la salud pública. De hecho, la misma mutación está presente en el gen PB2 de tipo aviar del virus de la influenza A(H1N1) de origen porcino pandémico de 2009 (H1N1pdm)”.

Consultada por FARO, Elisa Pérez-Ramírez, viróloga veterinaria en el Centro de Investigación en Sanidad Animal (INIA-CSIC), en Madrid, confirma que se trata de un virus “altamente patógeno”. La experta, que no participó en la investigación, destaca lo llamativo de la mutación en la proteína PB2, “muy poco frecuente y relacionada con la adaptación del virus a células de mamífero”.

La viróloga considera que “el riesgo de que los visones transmitieran el virus a los trabajadores era elevado”, aunque los análisis –incluido el de un trabajador que presentaba mocos– fueron, afortunadamente, negativos. “El uso obligatorio de mascarilla, implantado tras los brotes de COVID-19 en visones, fue probablemente clave para evitar el contagio”, considera esta científica.

El estudio, destacado ayer por los principales expertos en virus zoonóticos emergentes en sus redes sociales, apunta que esta mutación pudo haber surgido en los visones, que ejercen como “cocteleras virales” en las que se pueden producir multitud de mutaciones y recombinaciones.

El artículo mantiene como hipótesis principal del origen del brote la transmisión por parte de aves silvestres, dado que el brote de Carral “coincidió con una ola de infecciones por el virus H5N1 en aves marinas [alcatraces y gaviotas] en Galicia, y los visones se criaron en un edificio parcialmente abierto, y pueden haber estado en contacto con aves silvestres”.

“Cocteleras víricas”

“Los brotes en granjas de visones son muy preocupantes, porque esta especie es susceptible a los virus de gripe humana y a los de gripe aviar y puede actuar como ‘coctelera’ vírica, originando nuevas cepas adaptadas a mamíferos”, destaca Elisa Pérez-Ramírez. “Hasta ahora, los cerdos siempre se habían considerado como la principal especie ‘coctelera’ para la generación de nuevos virus de gripe surgidos de intercambios y reordenaciones de segmentos genéticos (reassortants). Parece claro que al cerdo hay que añadir ahora también al visón”, añade la experta.

La transmisión de la gripe aviar a mamíferos es preocupante. El pasado miércoles se publicó en Estados Unidos que tres osos grises de Montana habían dado positivo a una cepa de gripe aviar altamente contagiosa. Sin embargo, el mayor peligro lo representan las explotaciones con una alta densidad de animales, en las que el virus replicándose a un alto ritmo en miles de ejemplares, lo que eleva el riesgo de que se produzcan mutaciones potencialmente peligrosas.

Galicia concentra la mayor parte de las granjas de visones de España, con 25 explotaciones. En opinión de Elisa Pérez-Ramírez, después de los brotes de SARS-CoV-2 y este de gripe aviar, “cuesta entender qué más necesitamos para prohibir las explotaciones peleteras que además de los graves problemas sanitarios también tienen muchos otros relacionados con bienestar animal y pérdida de biodiversidad”, dice la viróloga, en referencia al hecho de que se cría el visón americano, especie invasora que amenaza al visón europeo, en peligro crítico de extinción.

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