Datos personales, grandes codiciados

Los informáticos gallegos advierten de que la educación informática y la relativa a la privacidad “son dos grandes ausencias en el currículo educativo” que es necesario suplir

Datos personales, grandes codiciados

Datos personales, grandes codiciados / ágatha de santos

Internet permite realizar prácticamente cualquier tarea, desde realizar una compra, reservar un hotel o alquilar un coche a realizar una transacción bancaria o pedir una cita médica. Pero también encierra numerosas ciberamenazas. Con motivo del Día Europeo de la Protección de Datos que se celebra el sábado 28, el presidente del Colexio Profesional de Enxeñaría en Informática de Galicia (CPEIG), Fernando Suárez, advierte de la “vital importancia” de que la sociedad gallega se incorpore a la cultura de la protección de datos, muy codiciados en la web.

Este organismo colegial señala la privacidad, la transparencia, la discriminación, la seguridad y la responsabilidad como los principales retos que plantean la protección de datos y la inteligencia artificial (IA) con su imprescindible necesidad de recabar datos.

Según Suárez, falta mucha formación y concienciación sobre la importancia y trascendencia de nuestros datos personales. “En los últimos quince años, la sociedad ha sufrido una transformación sin precedentes en la historia de la humanidad por la presencia y uso masivos de la tecnología en todos los ámbitos de nuestra vida”, afirma Suárez, que también es el presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Ingeniería en Informática (CCII) de España.

En su opinión, una de las grandes consecuencias de esto es la compartición o incluso cesión indiscriminada de nuestra información personal y de nuestra propia privacidad. “No se trata solo de tener herramientas y de saber utilizarlas, sino de cómo Internet ha cambiado la percepción de esta privacidad”, sostiene.

Según el presidente del CPEIG, los jóvenes, al contrario de lo que pudiese pensarse, no están más incorporados a la cultura de la protección de datos. “Incluso me atrevería a decir que están peor que muchos adultos, precisamente por lo que comentaba de percepción de la privacidad, ya que no han vivido una época en la que esta se valorara, sino que siempre han estado expuestos y, muchas veces, imitando comportamientos de sus propios padres”, manifiesta.

Para Suárez, la educación informática en sentido amplio y la relativa a la privacidad “son dos grandes ausencias en el currículo educativo”, sin que ello suponga depositar toda la responsabilidad en la escuela. “Los padres tenemos también que asumir un rol protagonista en la fundamental educación tecnológica de nuestros hijos”, dice.

Entre todos los dispositivos, el móvil es, con diferencia, el que mayor implantación tiene en la población, independientemente de la edad. Estos contienen más información personal si cabe que los ordenadores, ya que además de herramientas como el correo electrónico y la agenda de contactos, guardan infinidad de imágenes, vídeos y conversaciones. “Además, estamos en una vorágine de la inmediatez, donde queremos todo para ya y esto se manifiesta especialmente en comportamientos en el móvil, ya que muchas veces no lo usamos en un ambiente más pausado como puede ser en el sofá o el trabajo. De este modo buscamos el clic rápido sin valorar las posibles consecuencias”, comenta.

“No se trata solo de tener herramientas y de saber utilizarlas, sino de cómo Internet ha cambiado la percepción de esta privacidad”

Fernando Suárez

— Presidente del Colegio Profesional de Enxeñaría Informática de Galicia

El CPEIG ofrece un decálogo de consejos para ayudar a los usuarios a crear una primera y esencial barrera de protección frente a ciberamenazas y evitar riesgos cuando se emplean las tecnologías: No interactuar con archivos adjuntos procedentes de correos sospechosos; mantener el sistema operativo actualizado (software, antivirus...) y no descargar aplicaciones extrañas; no conectarse a redes públicas y, en su lugar, emplear la red privada virtual (VPN); ajustar la privacidad de los perfiles de las redes sociales; ser cauto a la hora de conectar dispositivos extraíbles a un equipo cuando proviene de terceros; avisar de los incidentes de seguridad; saber que hasta los móviles apagados pueden ser rastreados; mantener todos los plugins (pequeños programas que amplían las funciones de aplicaciones web y programas de escritorio) y extensiones del navegador actualizados; usar contraseñas complejas y únicas (no emplear la misma para todo), y eliminar documentación sensible de los dispositivos mediante herramientas de borrado seguro.

Desafíos

En cuanto a la inteligencia artificial, el CPEIG explica que se trata de una disciplina del campo de las ciencias de la computación que se refiere a sistemas o máquinas que imitan la inteligencia humana para realizar tareas y que pueden mejorar interactivamente a partir de la información que recopilan. Según esta entidad, no pretende sustituir a los humanos, sino mejorar de forma significativa las capacidades y contribuciones humanas, por lo que es ya en la actualidad “un activo empresarial muy valioso”.

Sin embargo, también formula desafíos. Uno de ellos es que a menudo la IA se basa en grandes cantidades de datos personales recopilados, lo que plantea dudas sobre cómo protegerlos. Por ello, es importante conocer cómo funciona la IA y como se toman decisiones, especialmente cuando se usan en aplicaciones críticas como la salud o la seguridad.

Además, los datos que se emplean para adiestrar y operar los sistemas de IA pueden ser objetos de ataque informáticos. Por otro lado, la IA puede replicar los prejuicios existentes en datos de adiestramiento, lo que puede llevar a decisiones discriminatorias en aplicaciones como el empleo. Es necesario, además, asegurarse de que las personas o entidades que desarrollan o emplean IA asumen la responsabilidad de sus acciones y decisiones y que están preparadas para abordar los posibles problemas éticos y legales que puedan surgir.

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Según el IX Informe sobre Cibercriminalidad del Ministerio del Interior, en Galicia se registraron 22.010 delitos informáticos en 2021, último año del que se tienen datos –305.000 en el conjunto del Estado–. Esto significa que cada día se cometieron en la comunidad una media de 60 ciberdelitos, cinco veces más que cinco años antes, cuando apenas se registraron 4.600. En España, la cibercriminalidad supone ya el 15,6 por ciento sobre el total de infracciones penales, frente al 5,7 por ciento de 2017.

Los fraudes informáticos son los que concentran el grueso de los ciberdelitos, ya que representan nueve de cada diez. Estafas en compras online, falsas ofertas de trabajo, engaños en el alquiler de una vivienda ya sea de larga duración o vacacional, transacciones bancarias fraudulentas o mensajes de WhatsApp que exigen dinero por haber visto pornografía son las denuncias más frecuentes. Según este informe, la mayoría de las víctimas de ciberdelincuencia pertenecen al sexo masculino (51,9%) y tienen entre 26 a 40 años. Según grupo de edad y sexo, en 2021, el 29% del conjunto de las víctimas recae sobre el grupo de edad de 26 a 40 años –tanto hombres como mujeres–.

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