El ecodiseño es una filosofía que persigue diseñar productos y servicios sostenibles que minimicen el impacto ambiental durante todo el ciclo de vida del producto desde su diseño propiamente dicho hasta la producción, distribución, utilización y retirada.
Este concepto está íntimamente relacionado con la economía circular, un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende.
Teniendo en cuenta que la Unión Europea produce más de 2.500 millones de toneladas de residuos al año, ya hay muchas empresas que han puesto en marcha su maquinaria para transformar esos residuos en productos de valor añadido. Auténticas “obras de arte”, únicas y en ocasiones personalizadas, con las que aportan su granito de arena en la lucha contra el cambio climático y el respeto por el medio ambiente.
Para la empresa con sede en Pontevedra Edigal, referente en el sector eléctrico y de mobiliario urbano, las claves de la cultura del ecodesign se basan en la utilización de materiales reciclables y renovables, “productos de alta calidad, adaptados al estilo de vida del entorno, accesibles e integradores, que no contaminen, que pongan en valor a fabricantes locales, con un precio justo y tecnológicamente responsables”. Además, deben ser “fácilmente integrables en plataformas TIC de Ciudades Inteligentes”.
En consonancia con esta filosofía trabajan en “Cholita”, que nació para dar una nueva vida a las redes de pesca y que ahora convierte la basura en bancos, papeleras o tapas de alcantarilla. También han dado el salto al sector textil. “Es mucho más que una marca de productos reciclados, es un trocito de nuestra historia, es dar una nueva vida y es poner en valor. Es economía circular para un nuevo mundo donde lo de siempre tiene su sitio, donde REutilizar es REvivir”, proclaman.
En el sector textil realiza sus creaciones Karol Farias, de Aobá Upcycling, una empresa fundada en la filosofía de que “los saberes de los pueblos originarios tienen mucho que aportar a la construcción de una sociedad capaz de vivir sin destruirse a sí misma, a las personas y al planeta”. Su propósito es “hacer una moda ética y sostenible; más sana y respetuosa con el planeta”.
Por su parte, Suagongo es una firma de joyas sostenibles que nace en las manos las asturianas afincadas en Ourense Raquel Suárez y Alba González con el reto de demostrar que existe una manera de hacer moda mucho más consciente con el medioambiente y sostenible. Además de modelar sus piezas en 3D, también se dedican a la investigación de nuevos materiales reciclados para su incorporación como materia prima principal en sus colecciones.
Distribución
La “sostenibilidad” en los procesos de producción no se limita solamente a los materiales, a su origen o a las alternativas existentes para su reciclaje, ya que también existe la sostenibilidad en la distribución y en el uso. Según la Agencia Europea del Medio Ambiente, las operaciones de logística y de transporte son las responsables del 25% de las emisiones de CO2 en España, cifra que seguirá en aumento debido al auge de los comercios online y las grandes plataformas de distribución. Cada vez existen más empresas concienciadas con el tema, tanto medioambiental como económicamente, apostando por alternativas más sostenibles, como la optimización en los tiempos de reparto, para evitar pérdidas, tanto de producto, como económicas; por el desarrollo de un plan estratégico de transporte, basado en rutas inteligentes, para evitar trasladar los productos innecesariamente y haciendo un gasto trivial de los combustibles fósiles; y por la eficiencia su logística de distribución, incentivando la trazabilidad del producto en todo momento.
Edigal es una empresa cuya filosofía se enfoca hacia el “ecodesing”, un término que empuña valores asociados a un diseño más respetuoso con el medio ambiente, sin perder el sentido de la estética. Actualmente la empresa, regentada por Iago Martínez y con su sede central en Pontevedra, se ha consolidado en tres líneas de negocio fundamentales: diseño y desarrollo de mobiliario urbano y cuadros eléctricos, soluciones tecnológicas y fabricación de equipos eléctricos.
“La nuestra es una empresa familiar, vamos a cumplir 30 años y trabajamos a nivel nacional e internacional”, subraya Martínez. “Tenemos una división, que es la parte de los cuadros eléctricos, que es el origen de la empresa, donde lo que hicimos fue una renovación estética incorporando un diseño adaptado a cada uno de los entornos con materiales de segunda vida, porque estos cuadros estaban hechos normalmente de poliéster, que son de economía lineal pura y dura”, destaca. “Ni viene del reciclaje ni se pueden reciclar, pero estos nuevos cuadros son economía circular, incorporando el concepto de ecodiseño, donde cada componente está pensado en su vida útil, y en qué va a hacerse con él después, y de dónde proviene la materia prima...”, prosigue: “A mayores, le incorporamos la parte estética y tecnológica”.
Este mismo concepto Edigal lo extendió después a cualquier pieza del mobiliario urbano: “Desde un banco, una papelera, semáforos, aparcabicicletas, un punto de carga, fuentes accesibles..., pero el origen viene siempre de estos cuadros eléctricos para la gestión del alumbrado público”, explica.
“Nosotros somos partidarios de la primera parte de la pirámide de la economía circular, que es la de no consumir, la de tener una reducción en las piezas, y esa reducción nosotros la pensamos en base a la durabilidad, en hacer piezas que aguanten más años que las piezas baratas”, subraya. Así, apuestan tanto por emplear “materiales que proceden del reciclaje o de segunda vida, como por materiales que, aunque no sean de segunda vida, se puedan reciclar”.
En la lista de materiales que emplean, casi siempre “usan aluminio, acero o madera, aunque ahora estamos incorporando cada vez más el plástico de reciclaje”. En cuanto a sus productos más demandados, destaca “los bancos y papeleras”. Mobiliario urbano de Plaza América, los banco de la Gran Vía, o los de Julia Minguillón, o Policarpo Sanz son ejemplos de las creaciones de esta empresa en la ciudad.
La diseñadora Karol Farias, una brasileña residente en Galicia, es la responsable del lanzamiento de Aobá Upcycling (Aobá significa “ropa” en tupí-guaraní), una marca con la que ya ha desfilado en la Semana de la moda circular y sostenible en Madrid. “Yo ya tenía en Brasil una marca de moda rápida”, explica. “Y me empezó a incomodar formar parte de una industria que contamina tanto, que produce un impacto negativo brutal en el medio ambiente y que influye de forma significativa en el cambio climático”, prosigue. Así que empezó a investigar maneras de hacer una transición hacia “una moda más sostenible”. “Vi que lo quería hacer era upcycling (reciclaje), porque es lo que menos impacto genera . Está dentro de la moda circular, no utilizamos recursos y ayudamos a solucionar el problema de los desechos textiles, que es cada vez más grande”, expone.
Cuando se vino a Galicia, gracias a una beca de la Xunta, empezó a desarrollar su negocio de moda circular. “Hice algunos programas de emprendimiento de la Universidad de Santiago de Compostela y un Erasmus para Jóvenes Emprendedores con una estancia en Portugal, donde maduré un poco más el proyecto”, relata. Tras dos años de trabajo, la primera colección vio la luz en diciembre de 2021, tras la que fueron seleccionados para participar en la Semana de la moda circular y sostenible de Madrid en abril de 2022: “Fuimos elegidos como la marca ganadora y a partir de ahí empezamos a tener mayor visibilidad”, constata.
En su proyecto trata de dar una segunda vida a prendas en desuso y también a prendas de stock no vendido, pero de alta calidad. “Compramos de proveedores que venden prendas de segunda mano, pero hasta hoy hemos tenido que comprar muy pocas piezas porque hemos recibido muchas donaciones”, explica. De hecho, ahora mismo tienen “más de 150 kilos de prendas donadas”. Hace muy poco que inauguraron su primera tienda-taller en Lugo, donde, además de vender sus creaciones, “también impartiremos talleres”. “La idea de la marca no es solamente vender productos, sino que también queremos sensibilizar, concienciar a las personas de que pueden darle una nueva vida a lo que tienen en casa, que se puede alargar la vida útil de nuestras prendas”, anuncia.
El impacto de la industria textil y sus desechos en el planeta “es un problema muy grande”. “El desierto del Atacama tiene montañas y montañas de prendas y eso genera un impacto de emisiones preocupante y con este proyecto queremos aportar nuestro granito de arena para intentar frenar o aplazar esta emergencia climática”. Para Karol Farias, el upcycling está en auge y tiene incluso una estimación de crecimiento hasta 2030 del 20% del tamaño total del sector: “Es el futuro de la moda”.
Gema Neira afirma que “somos un ejemplo súper gráfico de visibilizar la economía circular pura y dura: la transformación de residuos en recursos”. A través del ecodiseño, la CEO de la empresa Cholita, subraya que “esos recursos se convierten en piezas que vuelven otra vez al servicio de las personas, del planeta, sin mantenimiento”.
Neira empezó su actividad con las redes de pesca, transformándolos en bolsos, más tarde dieron el salto incluso al mobiliario urbano y, más recientemente al textil: “Estamos haciendo cosas increíbles”, anuncia con orgullo. “Me encanta tener la trazabilidad, dentro de cada una de las recogidas que hacemos, para que la gente vea que realmente de esta basura que se recoge sale el banco público que se va a utilizar en una plaza concreta, que la gente que está involucrada en la recogida pueda ver y tocar esa basura convertida en un elemento urbano”, añade. Esa transformación da lugar a un nuevo material bautizado como "one no wood" (‘una no madera’), que no requiere mantenimiento y es resistente a la intemperie.
“Empezamos con las “cholitas”, con las bolsas, hace cinco años, y otra de las cosas que me apasionan es que las manos involucradas son talleres u oficios de proximidad: las redeiras con las bolsas, talleres de corte al agua, carpinterías pequeñas, arquitectos y diseñadores de las zonas donde vamos a colocar las piezas...; generas una riqueza diferente entre tu gente”.
“En Alemania, hace 20 años, que es el tiempo que llevamos de retraso en este tema, conocí el material hecho de basura”, afirma Neira. “Allí se dedican más a hacer piezas de construcción como puentes o grandes estructuras, transformando 90.000 toneladas de basura, destaca”. “No era como ahora, que la gente está muy sensibilizada”, afirma.
Tras las ‘cholitas’, llamadas así en honor a su madre, dio el salto al mobiliario y, más recientemente al textil: “Estamos haciendo desde zapatillas hasta toldos o manteles; con botellas de plástico, los anoraks”. Las suelas de las zapatillas, las transformarán también en los suelos de los parques infantiles. “Casi todo tiene otras opciones de vida, sobre todo a través del ecodiseño”.
“Toda esta materia prima viene de basura que salvamos de enterrar o incinerar y además de transformarlo en materia prima de infinitas vidas estás generando un ahorro a la sociedad y al planeta. Es algo que nos está ayudando a limpiar el planeta, y las conciencias”, matiza.
En total, pueden llegar a transformar ente 3.000 y 5.000 toneladas de basura al año. Para Neira, uno de los productos que más orgullo le genera es el tema del eco alcantarillado: “Hemos puesto un rayado de autor, con lo cual se convierte en un museo urbano en su cota cero que elimina, además, la contaminación acústica”.
“Ahora que acabamos de abrir la tienda, complementamos el catálogo con jarrones y cosas del hogar, pero, como marca, estamos especializadas en joyas hechas en 3D”, dice Raquel Suárez, una de las fundadoras de Suagongo, en Ourense. Cuentan actualmente con 6 impresoras para sus creaciones, una de ellas en el escaparate, de exposición al público, y trabajan “con filamentos o resinas de PLA, reciclados o biodegradables, y otras materiales de cáscara de mejillón o de vieira”, explica Suárez. “También usamos posos del café reciclados”, añade.
“Yo soy diseñadora de moda y estuve trabajando para una firma durante tres años, allí muchas cosas, sobre todo la bisutería, las producíamos en China”, relata. “Lo que veía era que entre que enviábamos una muestra o diseño, nos tardaba tres semanas en llegar, con unos costes elevadísimos solo para ver la primera muestra, que no se sabía si iba a ir adelante o no. Además, se empleaban materiales nada sostenibles”, explica la diseñadora, que empezó a buscar alternativas. “Había ya empresas competitivas del sector que las tenían en todos los departamentos de bisutería y quería usar esta herramienta para poder optimizar esos procesos”. La pandemia les dio el empuje definitivo. “Yo estaba en el paro y Alba, en ERTE; y empezamos a meternos en este mundillo y a investigar porque unos amigos estaban haciendo pantallas sanitarias en 3D”, explica. Vieron ahí un camino que seguir. “Yo no tenía ni idea de cómo funcionaban las impresoras y fue a lo que me dediqué durante todo el confinamiento, a formarme en programas de modelado 3D, en el funcionamiento de las impresoras, e hice un postgrado también de diseño industrial”. A raíz de todo este proceso, se les ocurrió crear la marca de diseño de joyas. “Esta es ya la cuarta colección que hacemos, hacemos dos al año, y tuvimos un evento en París, con tiendas multimarca y ahora estamos en ese punto de internacionalización de la marca. También hemos sido seleccionadas en la aceleradora de ViaTextil que organiza Roberto Verino y la Zona Franca de Vigo y es un programa de formación y estrategia para optar a una posible financiación con profesionales del sector y es una oportunidad buenísima y la aprovecharemos al máximo”, asegura.
“No concebimos crear nada que no sea procedente de residuos o de PLA, que es un ácido poliláctico de origen vegetal, y no nos queremos salirnos de ahí”, afirma Suárez, para la que este camino “es el futuro”. Aunque en la tienda tienen un mínimo de stock para la exposición, el resto de producción (sobre un 80%) “se realiza bajo demanda”. También tienen piezas totalmente exclusivas como alianzas.