El Museo de Historia Natural exhibe el primer meteorito hallado en Galicia
Se trata de un pequeño asteroide de 2,6 toneladas que cayó y 1,15 metros de diámetro | Cayó en plena pandemia cerca de la ciudad de Lugo
R. V.
El Museo de Historia Natural de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) exhibe desde ayer el primer meteorito hallado en Galicia, que impactó hace un par de años cerca de la ciudad de Lugo. El meteorito Traspena, nombrado oficialmente por la Meteoritical Society, es una condrita ordinaria de 527 gramos que, tras una serie de análisis de expertos de varios centros de investigación de Madrid y Barcelona, ha sido instalado definitivamente en el museo de la USC junto a numerosos minerales, incluidos piedras de gran valor, y vestigios de plantas y animales.
“Es el primer meteorito caído en Galicia, por lo menos del que tengamos constancia”, indicó a un grupo de periodistas el director del Observatorio espacial Ramón María Aller de la USC, Ángel Docobo, un académico con una larga trayectoria en divulgación científica, quien apuntó que “probablemente haya muchos más, pero no se sabe donde”.
El fragmento de piedra ennegrecida en su exterior entró en la atmósfera terrestre el 18 de enero de 2021, tras un recorrido que fue visto y oído por cientos de personas, e impactó en un prado a unos veinte kilómetros de la ciudad de Lugo. La piedra formaba parte de un meteoroide de un diámetro aproximado de 1,15 metros y una masa de unas 2,6 toneladas que atravesó el cielo como una bola de fuego a una hipervelocidad de 15 kilómetros por segundo hasta romperse en la atmósfera a unos 75 kilómetros de altitud. Catalogado con la denominación SPMN180121 por parte de la comunidad científica, el meteoroide fue considerado técnicamente un “pequeño asteroide”.
Las cámaras de la USC captaron las imágenes del impacto en la atmósfera y otros vídeos aportados por la población permitieron a los científicos determinar la trayectoria, además de que tres estaciones sísmicas detectase las ondas sonoras de la fuerte explosión. Dos meses después de su aterrizaje, en un momento en que la población mundial aun estaba bajo restricciones de movimiento por la pandemia del COVID-19, ese fragmento fue hallado por un agricultor en el municipio lucense de Baralla.
Afortunadamente, cayó en una finca de su propiedad, pero “si hubiese caído unos metros más allá ya no se vería porque todo es bosque”, comentó Docobo, un investigador y observador del espacio reconocido por varios organismos internacionales. El análisis del meteorito ha permitido determinar su composición, pero también su “trayectoria atmosférica” y su órbita anterior a la llegada al planeta Tierra.
Las estadísticas muestran que este tipo de fenómenos acontecen cada “setecientos años”, explicó el científico gallego acerca de la posibilidad de otro meteorito en la comunidad.
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