Procedente de Costa de Marfil

"Te juegas la vida en una patera pero cuando pones el primer pie aquí te encierran en un centro de menores"

Después de pasar por Ecosol, la empresa de inserción laboral de Cáritas Girona, el marfileño H.D. consigue incorporarse al mercado ordinario como instalador de placas solares

El marfileño H.D, de espaldas, prefiere mantener su anonimato.

El marfileño H.D, de espaldas, prefiere mantener su anonimato. / Marc Martí

Meritxell Comas.

Con solo 16 años, H.D. aterrizaba en Nador, procedente de su Costa de Marfil natal, para embarcarse solo en una patera que lo conduciría a un mundo, aparentemente, mejor. Había preparado el viaje sigilosamente, a escondidas de su familia, para no dejar rastro de su inminente fuga.

Zarpó una noche de agosto de 2017, pocos minutos después de la una de la madrugada. En España no lo esperaba nadie. Ni en Francia. Ni en Italia. Ni en ninguna otra parte. Pero tenía claro que tenía que saltar a Europa para poder estudiar. "Siempre había pensado que en Europa habría más oportunidades para seguir estudiando y poder trabajar del que realmente me gustaba", asegura. "Sabía que tendría que empezar de cero, pero mi sueño desde pequeño era hacer instalaciones eléctricas y lo tenía que perseguir", confiesa.

Horas después llegaba a Almería. Pero su destino final, en aquel momento, no era España. "No quería quedarme aquí, quería llegar a Francia porque pensaba que todo sería un poco más fácil si hablaba el idioma", sostiene. Pero para seguir, tenía que superar un primer obstáculo. "Tuve que mentir sobre mi edad, sabía que si decía que tenía 16 años me llevarían directamente a un centro de menores". Y optó por ponerse 3 años de más. "Después la Cruz Roja nos llevó hasta Barcelona y allí cogí un tren en dirección a la frontera francesa", asegura. Pero antes de llegar, la policía lo retuvo. "No tenía documentación y me llevaron al centro de menores Oikia de Girona", recuerda. Al principio se sintió "enjaulado": "Te juegas la vida en una patera pero cuando pones el primer pie aquí te encierran en un centro de menores", asegura.

Pero pudo estudiar. Primero, catalán y español. Después, hizo la prueba de acceso a los estudios de Formación Profesional y, una vez superada, se matriculó al Grado Medio de Instalaciones Eléctricas y Electrónicas en un instituto gerundense. Antes de terminarlo se puso en contacto con Ecosol, la empresa de inserción laboral de Cáritas Diocesana de Girona. "Tenía que conseguir un contrato laboral para poder renovar la documentación", argumenta. Allí se pudo formar todavía más y trabajó en la línea de montaje de bicicletas y en el mantenimiento de instalaciones, desde farolas a placas solares.

Y llegó el momento de probar suerte en el mercado laboral ordinario. "Me moví mucho, conseguí una entrevista para ser instalador de placas solares (en realidad era la primera que hacía, antes solo había hecho simulacros para practicar) y me contrataron", celebra. "Y con un contrato fijo", proclama. Él ha sido uno de los participantes del programa Treball i Formació Joves, subvencionado por el Servei Públic d’Ocupació de Catalunya (SOC), la Generalitat de Catalunya y el Ministerio de Trabajo y Economía Social. El objetivo del programa es mejorar la empleabilidad de los jóvenes y conseguir una emancipación económica. Más allá de mejorar sus competencias laborales, también imparten formación en inteligencia emocional y competencias digitales.