El polémico IVA de los refrescos: la cola ‘zero’ es un 38% más cara que la cerveza

Médicos cuestionan esta medida del Gobierno, que elevó el impuesto a las bebidas azucaradas para prevenir la obesidad pero aplicó también el alza a las edulcoradas, sin azúcar ni calorías

Un hombre pasa frente
a los lineales de refrescos de
un supermercado.  // M.A.M. | FDV

Un hombre pasa frente a los lineales de refrescos de un supermercado. // M.A.M. | FDV / Rafa López

Rafa López

Rafa López

Un consumidor que se acerque a un supermercado para comprar bebidas se encontrará con una paradoja: una lata de refresco Coca-Cola Zero (80 céntimos) es un 38 por ciento más cara que una de cerveza de primera marca nacional (58 céntimos). Es decir, sale mucho más a cuenta comprar una bebida alcohólica que otra sin azúcar ni calorías, con las consecuencias que esto puede tener para la salud de la población.

El polémico IVA de los refrescos: la cola ‘zero’ es un 38% más cara que la cerveza

El polémico IVA de los refrescos: la cola ‘zero’ es un 38% más cara que la cerveza / Rafa López

Mientras que la reciente bajada del IVA de algunos alimentos básicos, del 10% al 4%, ha tenido una finalidad económica, reducir la alta inflación y bajar el precio de la cesta de la compra de las familias, otro cambio impositivo, el aumento del mismo impuesto para las bebidas azucaradas –del 10% al 21%, que entró en vigor hace un año– tuvo un objetivo de salud pública: la reducción de la obesidad, especialmente de la infantil, según anunció en su día el ministro de Consumo, Alberto Garzón. Sin embargo, la decisión del Gobierno de aumentar de igual forma el IVA para la alternativa más saludable, las bebidas edulcaradas –‘zero’ o ‘light’, según sus nombres comerciales–, sin azúcar ni calorías, pone en cuestión la eficacia de la medida.

Que no se incentive, mediante IVA reducido, la alternativa sin azúcar ni calorías, hace que sea incluso más barata una lata de la cerveza de importación, que cuesta 65 céntimos en el súper, que la Coca-Cola Zero, que se vende por 80 céntimos (un 31% más). La compañía Coca-Cola España recuerda que “Coca-Cola ofrece un precio recomendado en función del mercado pero, es el punto de venta quien tiene la libertad para fijar el precio final de los productos”.

“Evidentemente, si se suben los impuestos a las bebidas azucaradas y también a las que contienen edulcorantes, no se puede afirmar que el objetivo de la subida de impuestos se deba a motivos de salud, ya que no incentiva por el precio a los refrescos no azucarados”, señala a FARO Ricardo García-Mayor, médico especialista en Endocrinología y Nutrición en HM hospitales de Vigo. “Sabemos que los refrescos azucarados tienen la capacidad de estimular la secreción de insulina endógena y con ello facilitar la ganancia de grasa corporal”, añade el facultativo.

Señala García-Mayor, que fue durante décadas jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo, que “lo mismo se puede deducir, si se compara el precio de los refrescos cero con una lata de cerveza, que contiene alcohol, sustancia tóxica a cierta concentración”.

Aquí viene uno de los puntos clave de la polémica: aunque exista la creencia popular de que un vaso de cerveza o de vino al día son totalmente inocuos, los estudios demuestran que no hay dosis totalmente segura de alcohol, aunque el riesgo de tomarlo –y de que acabe produciendo un cáncer, por ejemplo– es proporcional a la cantidad ingerida. “El efecto tóxico de cualquier sustancia depende de la concentración del tóxico y de las características de cada individuo –explica Ricardo García-Mayor–. Como ejemplo, el agua, que es una bebida natural y en principio sana, si se consume en cantidades superiores a 4 o 6 litros al día, durante un periodo de tiempo más o menos largo, produce alteraciones de la función del túbulo renal”.

Ahora bien, ¿son seguros los edulcorantes que sustituyen al azúcar en los refrescos ‘zero’ o ‘light’? Las autoridades sanitarias internacionales lo garantizan, y científicos de todo el mundo siguen investigándolos.

Así, García-Mayor recuerda que, según la información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “las concentraciones de aspartamo (el edulcorante más usado en los refrescos no azucarados) de 40 miligramos por kilogramo y día, concentración difícil de exceder en el consumo habitual de refrescos, son seguras, incluso en niños”.

En cuanto a los estudios sobre el aspartamo, cita uno publicado recientemente en la prestigiosa revista científica “PNAS”, de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, que mostró que el consumo de cierta concentración de aspartamo en la bebida produce ansiedad en ratones. A los animales se les administró la cantidad equivalente a entre 6 y 8 latas de refresco. “Esto es interesante, pero habrá que demostrar si ocurre también en humanos, lo que llevará tiempo”, precisa García-Mayor.

También menciona como efecto negativo, tanto de los refrescos azucarados como de los edulcorados, “la posibilidad de crear adicción en algunas personas”. Esa posibilidad de crear adicción, además de otros efectos adversos, sabemos que es muy patente en las bebidas alcohólicas.

Los edulcorantes aprobados son seguros

La seguridad de todos los edulcorantes bajos en calorías o sin calorías aprobados ha sido confirmada por organismos de seguridad alimentaria de todo el mundo, como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), el Comité de Expertos en Aditivos Alimentarios de la FAO, la Administración de Fármacos y Alimentos de los EE UU (FDA) y la OMS. Una revisión sistemática y un metanálisis publicado en “JAMA” en 2022 mostró que las bebidas edulcoradas bajas en calorías o sin ellas se asocian con un menor riesgo de enfermedad coronaria y mortalidad por enfermedad cardiovascular cuando sustituyen a las bebidas azucaradas. Ensayos controlados aleatorios confirman también que carecen de efectos adversos sobre los factores de riesgo cardiometabólicos, como la presión arterial, los niveles de lípidos, la glucosa en sangre y el peso corporal. Además, no son fermentables por las bacterias de la boca, por lo que no producen caries.

La subida del gravamen a las bebidas azucaradas solo redujo su consumo en hogares con ingresos bajos

La subida del IVA del 10% (tipo reducido) al 21% (tipo normal) de las bebidas azucaradas, que en España se extendió a las bebidas edulcoradas, solo redujo su consumo en los hogares con ingresos bajos. Es la conclusión de un trabajo del economista gallego Javier Martinez Santos y sus compañeros Ángel Martínez y Jorge Galindo para Esade. El estudio, titulado “Los efectos del aumento del IVA en el consumo de las bebidas azucaradas en España”, y publicado en noviembre pasado, señala que la medida del Gobierno “redujo de manera significativa el consumo medio del tercio de hogares con menor nivel económico. Lo hizo en unos 11 litros por hogar al año. Pero no tuvo un efecto apreciable en el consumo de los hogares de nivel económico medio y alto”. Este trabajo, pionero en la evaluación de esta medida impositiva, apunta también que el impacto del impuesto fue aún mayor en los hogares de menor nivel económico con hijos, donde la caída del consumo llegó a 25 litros por hogar al año. Además, dentro del tercio de hogares de menor nivel económico, la subida del IVA provocó un descenso de unos 5 euros año por hogar (un 10,5% menos) en el gasto de aperitivos (snacks), productos que se suelen consumir con estas bebidas. Para justificar la subida del IVA, el Ministerio de Consumo señaló en 2020 que la obesidad infantil afecta al 23% de las familias con rentas bajas, frente al 11% de las de rentas altas, por lo que, según el ministerio de Alberto Garzón, “el sobrepeso en niñas/os es un problema de clase”.

Suscríbete para seguir leyendo