2023: el año del gas… renovable

A medida que nos acercamos a 2030, se espera que el uso de los gases renovables aumente significativamente y se hagan más notorios sus beneficios medioambientales y económicos.

Año 2023 el año del gas… renovable

Año 2023 el año del gas… renovable / Miha Creative

El gas renovable es una fuente de energía que se genera a partir de residuos agroalimentarios o ganaderos, como el estiércol o los purines de vacas y cerdos. Es una fuente de energía sostenible y limpia que puede utilizarse para generar electricidad y calor. También es una gran opción como combustible para el transporte. El gas renovable emite menos contaminantes y contribuye a preservar el planeta. La tecnología de producción de gas renovable es madura y ya hay muchos proyectos de éxito en todo el mundo.

Además, el coste del gas renovable está disminuyendo y los incentivos para su uso están aumentando. Esta es la combinación perfecta para que 2023 sea un año importante en su despliegue como alternativa viable a los combustibles fósiles tradicionales. 

Este año hemos experimentado las consecuencias de la extrema volatilidad del precio del gas fósil. La excesiva dependencia de la Unión Europea (UE) del suministro de energía procedente de Rusia está obstaculizando la seguridad de suministro e inflando las facturas energéticas de miles de hogares, comercios e industrias europeas. La UE está decidida a alejarse del gas ruso mientras mantiene los esfuerzos de mitigación del cambio climático, acelerando la producción y el consumo de energía renovable. Y aquí juegan un papel clave los gases renovables. Según el informe estadístico de 2022 de la European Biogas Association, el sector ya está proporcionando 18,4 bcm (mil millones de metros cúbicos al año) de gas renovable a Europa y podría proporcionar hasta 167 bcm, cubriendo el 35-62% de la demanda de gas de 2050.

El despliegue de 35 bcm de biometano sostenible al año para 2030 propuesto por la Comisión Europea en el plan de acción REPowerEU contribuirá a la seguridad energética y la mitigación del cambio climático. Para alcanzar el objetivo de estos 35 bcm, el biometano debe mantener un crecimiento sostenido hasta el 2030.

Además, el uso de gas renovable conllevará la creación de puestos de trabajo, un mayor desarrollo económico y una mejora de la calidad del aire. Gobiernos, empresas y particulares están empezando a reconocer las grandes perspectivas del gas renovable y están tomando medidas para garantizar su éxito. Para Francesco La Camera, director general de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), “pese a los retos existentes, el sector de las renovables ha demostrado ser un motor fiable para la creación de puestos de trabajo”. Y es que, según el informe, “Energías renovables y empleo: revisión anual de 2022”, en 2021 el sector de las energías renovables alcanzó 12,7 millones de empleos, un incremento de 700.000 nuevos puestos de trabajo.

El pico de Hubbert

La teoría del pico de Hubbert, también conocida como curva de Hubbert o teoría del pico del petróleo, fue propuesta por primera vez por el geofísico M. King Hubbert en 1956 como una forma de predecir la tasa de producción máxima de un recurso finito. Según esta teoría, la tasa de producción de un recurso finito tiende a seguir una curva en forma de campana. Al principio, la tasa de producción aumenta a un ritmo rápido a medida que se extrae y utiliza una mayor cantidad del recurso. Al final, la producción alcanza su punto máximo y empieza a disminuir a medida que el recurso se agota.

Según el pico de Hubbert, el mundo lleva 25 años gastando desmesuradamente los recursos fósiles y a este ritmo apenas nos queda para 40 años más. Por este motivo, las energías renovables y en concreto los gases renovables tienen un protagonismo especial a la hora de hacer un planteamiento realista.

La situación actual

Según Sedigas, en lo que va de año los ciclos combinados de gas han generado el 25,1% de la electricidad consumida en España, convirtiéndose en la principal tecnología de generación y contribuyendo decisivamente a garantizar el suministro eléctrico en periodos de alta demanda, como son el verano y el invierno. Es decir, el gas ha sido un combustible clave para evitar apagones y seguirá siéndolo durante mucho tiempo. Su evolución, en todo caso, pasará por su giro hacia un modelo más sostenible y limpio, y aquí toma especial protagonismo el gas renovable.

En la actualidad, España cuenta con cinco plantas de biometano a partir de biogás procedente de diversos residuos (FORSU – Fracción Orgánica de Residuos Sólidos -, subproductos agrícolas, lodos de depuradora y estiércol ganadero) y fuentes (biodigestores y vertederos). Estas instalaciones están situadas en Madrid (Parque Tecnológico de Valdemingómez), Burgos (planta de Villalonquéjar), Barcelona (vertedero de Cerdanyola del Valles), A Coruña (EDAR de Bens) y Lleida (Granja Torre Santamaría). La producción actual de estas plantas es de unos 200 GWh al año, y el biometano generado se vierte después a la red de distribución de gas natural.

En todo el continente, la producción de biometano ha experimentado un crecimiento considerable en la última década. 2020 fue el año de mayor aumento interanual en la producción de biometano, que ascendió a 32 TWh en Europa. Este crecimiento fue el doble que el del año anterior. En 2021, el mapa del biometano de la Asociación Europea del Biogás (EBA) presentaba 1023 plantas; en comparación, solo había 729 plantas en 2020 y 483 plantas en 2018. Francia registró el mayor aumento en el número de plantas de biometano; en 2021 había 123 plantas, mientras que en 2020 había 91. Cerrará 2022 con cerca de 400 plantas de biometano.

grafico biogas biometano castellano

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La situación futura

Alex Schmitt y Huangluolun Zhou, de Energy Brainpool, han presentado un resumen de la “EU Energy Outlook 2060”. Sus escenarios trazan cómo el sistema energético europeo (UE 27, Reino Unido, Suiza y Noruega) cambiará drásticamente en las próximas décadas. A las tensiones geopolíticas actuales se suman la mitigación climática y un parque de centrales obsoleto como principales impulsores del cambio a nivel europeo y nacional. 

El "EU Energy Outlook 2060" muestra los desarrollos en el escenario central de Energy Brainpool para la UE 27, incluidos Noruega, Suiza y el Reino Unido. En general, los desarrollos reales en los países individuales pueden variar significativamente. Pero para poder tomar decisiones bien fundadas, es esencial la elaboración de modelos detallados de los mercados nacionales individuales y los factores de influencia específicos de cada país. Actualmente, la Energy Brainpool ofrece tres escenarios de precios de energía. La Figura 1 muestra las diversas tendencias para los escenarios. Las diferencias se relacionan con los supuestos sobre el desarrollo de los precios de las materias primas, así como la flota de centrales eléctricas y la demanda flexible de electricidad.

En todo caso, el año 2023 seguirá marcado por la incertidumbre en torno a cómo se resuelva la guerra en Ucrania. Hay varios escenarios, según los expertos:

El escenario “Central”

Debido a las tensiones actuales con Rusia, Europa dejará de importar gas de gasoductos rusos a más tardar en 2027. El gas natural fósil tenderá a ser sustituido por combustibles renovables como el biometano o el hidrógeno verde.

En la medida en que el gas natural todavía se utilice para la generación de energía, su precio deberá bajar para seguir siendo competitivo. El escenario asume un sistema energético fuertemente descentralizado en el futuro con una expansión considerable de las energías renovables.

El escenario de las “Tensiones”

Las tensiones actuales entre Rusia y Occidente se intensificarán. En consecuencia, Europa detendrá la importación de gas de gasoductos rusos lo antes posible. Esto llevará a un alto nivel de precios del gas natural también en el mediano plazo. Se prevé un fuerte aumento de los precios del CO₂ en comparación con el escenario central. 

El escenario de “Alivio”

La relación entre Europa y Rusia se relajará los próximos años. Por lo tanto, las importaciones de gas de tubería rusa continuarán a medio plazo. Sin embargo, existe la voluntad política en Europa para limitar la dependencia de los combustibles fósiles de Rusia y, por lo tanto, se importará menos gas natural que antes de la guerra de Ucrania. Además, se mantendrán los objetivos de expansión de renovables adoptados durante la crisis.

2023, por tanto, será un año clave para los gases renovables en el que España puede demostrar su enorme potencial para convertirse en uno de los grandes productores europeos. La falta de incentivos, no obstante, ha frenado hasta ahora este impulso, aunque poco a poco están surgiendo algunos proyectos de colaboración público-privada que están contribuyendo a su desarrollo. Un ejemplo es la reciente firma entre el Consorci Besòs Tordera (CBT) y el Consorci per a la Gestió dels Residus del Vallès Oriental (CGRVO) para la puesta en marcha de su primer proyecto de producción e inyección de biometano en la red de Nedgia.