Guerra en Ucrania

El mejor regalo de Navidad: el emotivo reencuentro de una madre ucraniana con su hijo en Córdoba

El joven de doce años no veía a su madre desde que abandonara el país poco después de la invasión de Rusia a Ucrania

Un niño ucraniano se reencuentra con su madre en Córdoba.

PI Estudios

Lara Peña

Se suele decir aquello de que el fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes y, en esta ocasión, una vez más, ha vuelto a quedar esto de manifiesto con este emotivo reencuentro de una madre ucraniana con su niño en la Ciudad Deportiva del Córdoba CF. El fútbol ha sido la excusa de un bonito regalo de Navidad.

El abrazo de la Navidad

El pasado fin de semana, en los campos de la Ciudad Deportiva del Córdoba CF se dio un encuentro que emocionó a los asistentes y a miles de personas que lo vieron a través de las redes sociales. Y es que, al acabar el encuentro entre los equipos infantiles del Juanín y Diego y el Córdoba CF, ocurrió algo que dejó el fútbol en un segundo plano.

Cuando concluyó el partido, y el chico ucraniano de 12 años, llamado Sasha, iba a salir del campo, sin darse cuenta, apareció su madre, que estaba viviendo en Ucrania, para fundirse los dos en un emotivo abrazo. Ambos lloraron conversaron en mitad de una gran emoción.

La historia de Sasha

El joven Sasha llegó a Córdoba después de que comenzara la invasión de Rusia a su país. Desde ese entonces, el chico se ha tenido que enfrentar a problemas como la adaptación a un país nuevo, superar la barrera del idioma... Y vivir sin su familia. Y es que su madre, a la cual no veía desde que abandonara Ucrania, se quedó en el país para cuidar del hermano de Sasha, mayor de edad.

Después de tres días de viaje en autobús, finalmente Irina llegó a Córdoba y ni siquiera el cansancio impidió que, a la mínima oportunidad que tuvo, se acercara a abrazar a su pequeño.

Momento del reencuentro entre madre e hijo.

Momento del reencuentro entre madre e hijo.

En declaraciones posteriores, Sasha aseguró que es "el mejor regalo de Navidad posible", "algo que nunca habría soñado". Al chico lo recogió una ONG en Polonia, junto a la frontera con su país natal. Desde entonces, ha vivido en Córdoba separado de su familia, una distancia de cerca de 4.000 kilómetros que ha quedado reducida nada tras un abrazo que es todo un regalo de Navidad.