Entrevista | Anne Plantagenet Escritora y traductora francesa

“María Casares amó Galicia con pasión; fue una tragedia para ella tener que irse”

“Me molesta que se hable solo de ella como amante de Camus. ¿Decimos de él que fue amante de María?”, reflexiona la escritora gala que publica en gallego “A única, Maria Casarès”

Anne Plantagenet, con el libro traducido al gallego por Isabel Soto.

Anne Plantagenet, con el libro traducido al gallego por Isabel Soto. / mar mato

Mar Mato

Mar Mato

La novelista y traductora francesa Anne Plantagenet acaba de publicar en gallego “A única, Maria Casarès” (Faktoría K) después de que esta obra viese la luz el pasado año en francés y español; y ahora también en griego. Plantagenet, que presenta el volumen el miércoles en Club FARO en Vigo, explica al hilo del teléfono desde París en un impresionante español que se trata de un “libro escrito con amor que pretende brindarle un homenaje y el sitio que se merece” a la gallega María Casares (1922-1996).

–Usted señala en el inicio del libro sentirse feliz porque se va a poder leer la obra en gallego.

–-Es un honor por supuesto y una gran emoción. También me parece una victoria. Galicia formaba parte de María Casares. Eso me impresionó. Ella nació en Galicia, amó de forma muy fuerte su tierra, su ciudad natal, la tierra y el mar. Amó Galicia con una pasión efusiva y fue para ella una enorme tragedia tener que irse cuando en 1931 la familia se marchó a Madrid. Ella tenía nueve años y le causó un dolor grande. Volvía durante los veranos pero solo en las vacaciones pero en 1936 todo se acabó. María iba a cumplir 14 años entonces. Nunca regresó a Galicia. Eso le causó un dolor que le duró toda su vida. La llevó dentro y siempre conservó su acento gallego no solo cuando hablaba en castellano. Cuando hablaba en francés tenía la música gallega. Eso es muy bonito. Su casa natal fue expoliada y su idioma fue expoliado también. Por eso es emocionante que el libro se publique en gallego. Es una revancha sobre la historia. Es una manera de hacer volver a María Casares a casa. Intentó volver en 1976 cuando regresó a España para interpretar “El adefesio” de Rafael Alberti pero al final se canceló la gira prevista que la iba a traer a A Coruña. A pesar de que la invitaron a la ciudad años después, nunca quiso volver. Me parece que era demasiado difícil para ella.

–¿Cuándo empezó a sentir atracción por este personaje?

–Todo empezó con la lectura de la correspondencia entre María Casares y Albert Camus que en Francia fue publicada en 2017. Leí esas cartas maravillosas y me fascinó la historia. Me fascinaron sus voces: la de Camus ya la conocía pero la de María era casi una desconocida para mí. Sabía muy pocas cosas de ella como que había sido actriz de teatro de origen español. Esa correspondencia me dio ganas de descubrir quién era realmente María Casares. Empecé a investigar y leer todo lo que pude.

–Cuando inició esa investigación, ¿tenía claro que quería elaborar un libro sobre Casares?

–Buena pregunta. Vi muchos vínculos entre María Casares y mi vida. Pensaba escribir porque soy escritora pero no sabía qué ni cómo, si iba a ser una ficción o una novela o biografía. Tuve mi visión personal de Casares y decidí escribirla. Esa primera visión era la de una mujer que camina todo el tiempo con mucha energía porque tiene que avanzar. Estaba en París delante del edificio en el que ella vivió cuando se fue a Francia en 1936. Yo estaba en la calle, sin entrar en el edificio y, de pronto, se me apareció el principio del libro caminando, volviendo a su casa el día de la muerte de Camus.

–En el comienzo de este libro, efectivamente, ella aparece caminando. Me pareció curioso.

–Cuando le preguntaban cómo hacía para preparar el papel de un personaje, para entrar dentro, ella decía que primero tenía que saber cómo caminaba el personaje para entenderlo. Es muy interesante porque es una actriz de teatro.

–Soy consciente de la importancia de su relación con Camus, pero me da la impresión que mucha gente ahora le da más importancia a eso que a la carrera de María.

–La publicación del libro de la correspondencia entre ambos hizo que se volviese a hablar de María; pero a mí me molesta un poco que se habló de María Casares como amante de Camus. Me parece reductor. No solo fue la amante de Camus. Y cuando hablamos de Camus no decimos de él que fue el amante de María Casares. Ese fue también un motivo importante para mí para escribir, quería ante el lector darle su sitio a ella. Recuerdo que tuve que pelear con el editor francés porque la editorial quería poner una foto en la portada de María con él. Yo lo rechacé; la quería a ella sola. Albert ocupa un sitio importante pero ella no existe solo por su vínculo con él. Trabajó en el teatro 50 años con algunos de los mejores autores de la época.

–En su obra, señala en un momento que María, desde pequeña, tenía ataques de genio.

–Sí, eso no lo inventé. Aparece en su autobiografía “Residente privilegiada”. Ella lo contó y otras personas también lo recordaban. Era muy intensa y entera, con una risa increíble y expansiva. Pero también podía entrar en una rabia impresionante. Lo sabemos también por las cartas con Camus. En algunas, le pide disculpas por montarle una escena de celos. Sí, entre ellos hubo momentos muy difíciles. Fue una historia terrible. Él en alguna carta le dice que se asusta cuando la ve en estado de ira. Probablemente eso fue un motor para que ella se vuelva actriz porque ella tenía mucha intensidad en el interior y tenía que expulsarla.

–Se comprometió dos veces pero no se llegó a casar. ¿Pesaba mucho la libertad? ¿No amaba tanto a esas personas?

–Me parecen dos explicaciones probables. Ella quería ser libre. Quizás no se casó porque está muy ligada a sus padres. Era una época en Francia tras la Segunda Guerra Mundial en la que había un ambiente de liberación y en el mundo del teatro se toleraban muchas cosas. El único hombre con quien se pudo haber casado fue Camus pero él ya lo estaba.

–¿El ser mujer impide que sea más recordada en España y Francia?

–Que María Casares sea olvidada en España casi me parece normal porque se fue muy joven y su carrera la hizo en Francia y francés. Pero en Francia, el haber sido actriz de teatro fue importante. Los actores de cine perviven en la memoria de la gente; podemos verlos 70 años después de sus muertes. Casares actuó en algunas películas, muy pocas, porque ella prefería el teatro pero en este cuando se acaba la obra, el actor o actriz desaparecen y cuando mueren, no queda nada. Casi no quedan grabaciones de las actuaciones de María. El hecho que sea mujer también es posible que contribuyese al olvido. No obstante, están rescatando la memoria de mujeres y en París, le han dado su nombre a un puente.

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