Las “cuevas de sal”, un atajo que no sirve

La haloterapia, sin base científica, no alivia las patologías respiratorias, advierten los médicos

Niños en una “cueva de sal” de haloterapia.   | // ALEXANDRA T.

Niños en una “cueva de sal” de haloterapia. | // ALEXANDRA T. / R.L.

R.L.

“En las bronquiolitis se dan las circunstancias perfectas para timos y pseudoterapias. No hay ningún tratamiento, pero, incluso en formas leves, ves sufrir tanto a tus hijos que harías cualquier cosa. Yo aún recuerdo la bronquiolitis de mi hijo mayor como una pesadilla”. Estas palabras de un médico gallego en una red social reflejan bien la angustia que padecen los padres al ver a sus bebés hospitalizados, un caldo de cultivo para las “terapias alternativas” sin base científica. Una de ellas es la haloterapia, también llamada “cuevas de sal”. Según se explica en la web de una compañía de haloterapia –con centros en Vigo y A Coruña–, en ellas se trata de reproducir el interior de las minas de sal mediante un dispositivo llamado “halogenerador” que genera “micropartículas de sal”. Además de bronquiolitis, dice tratar otras enfermedades del aparato respiratorio como asma, fibrosis quística, bronquitis, sinusitis y alergia estacional, así como enfermedades dermatológicas (dermatitis atópica, psoriasis), estrés y agotamiento.

La pediatra Mª José Domínguez muestra su escepticismo: “Yo he estudiado la medicina tradicional, en la Facultad de Medicina de Santiago –apunta–. Se me ocurre que pueda haber un tipo de humedad, que, igual que se hace en los lavados de suero fisiológico, te permita respirar mejor. Pero que eso prevenga la bronquiolitis... Tendrían que demostrarlo científicamente”.

El médico de familia Vicente Baos, que lleva muchos años desmontando las pseudoterapias, dice a FARO que la haloterapia “es un montaje, un negocio que no aporta nada”. Sus promotores suelen citar un estudio del prestigioso “New England Journal of Medicine” de 2006, que sugirió que la inhalación de vapor salino hipertónico puede aliviar los síntomas en pacientes con fibrosis quística. Extrapolan ese estudio para respaldar la afirmación de que sentarse en una cueva de sal mejora todos los síntomas respiratorios. “En su tiempo se consideraba que las nebulizaciones con suero hipertónico, que es suero salino normal pero forzado de sal, parecía que mejoraba a los niños con dificultad respiratoria –explica Baos–. Esto, con el tiempo, se desmontó y se vio que para nada era así y que podía ser irritante al tener una concentración de sal muy alta”. “Si en condiciones controladas, con una cantidad de sal muy medida, se comprobó que no funcionaba y que incluso podía ser peor, imagínate lo absurdo que es meterte en un sitio cuyas paredes están revestidas de sal –añade el médico, miembro del Círculo Escéptico–. Supuestamente respiras un aire de unas paredes que liberan más sal. ¿Eso ayuda para qué? No tiene ningún sentido, ni lógica siquiera”.

Baos se refiere también a la fibrosis quística, “una enfermedad muy grave, genética, en la que la densidad del moco es patológicamente muy alta, y que requiere las terapias que existen, como las técnicas de fisioterapia respiratoria”.

En el caso de la bronquiolitis, añade, “hay que aliviar al niño y que su propia inmunidad consiga romper la enfermedad. Y en caso de que haya una insuficiencia respiratoria grave, forzar la ventilación en el hospital. Son minoría, afortunadamente, pero al haber tantos casos son muchos los niños que terminan necesitándolo”. Por ello, como ocurre con otras pseudoterapias, “el mayor peligro es que retrase tomar medidas terapéuticas adecuadas”, zanja el facultativo.