La Fundación “la Caixa” colabora con el proyecto de ocio y deporte inclusivo e integración llevado a cabo por Quenlla Surf Club, la Asociación Movementes y con el apoyo institucional de la Federación Gallega de Surf.

En total, son 24 los chicos y chicas con necesidades especiales que se han visto beneficiados por esta iniciativa, “divididos en cuatro grupos de seis personas, que acudieron a clases periódicas durante dos meses”, destaca Luis Pena, presidente del Quenlla Surf Club.

“Es la actividad que más nos llena como club”, afirma Pena, que asegura que los integrantes de este proyecto trabajan para que “cualquier persona, independiente de su edad, sexo o limitaciones físicas, psíquicas o sociales, pueda conocer, acceder y practicar surf como deporte”.

Aunque hace años que en el club trabajan con deportistas con necesidades especiales, con esta iniciativa conjunta con La Caixa, “quisimos darle una vuelta del tuerca al proyecto, destinándolo a personas con discapacidad intelectual que por sus medios no pudiesen sufragar o acceder al curso de surf”, explica el dirigente del club.

“Somos un club pequeño y no podemos extender nuestros tentáculos más allá de momento”, indica Pena, que subraya que, por ahora, trabajan con el Centro Juan María, la Fundación Igual Arte, la Fundación Menela o la Asociación San Francisco: “Nuestra intención es abarcar un poco más y que esta actividad la pueda disfrutar más gente”.

Aunque la aportación de La Caixa a este proyecto se remonta “a este año”, la entidad también colaboró con el club en la organización el pasado año del Campeonato de España de Surf adaptado, explica el presidente del Quenlla. Este año su apoyo se materializó en esta “beca” a los 24 beneficiarios que, además, pudieron participar, la jornada previa de la edición de este año del Nacional de surf adaptado, en la Copa Nigrán. “Para ellos fue una auténtica fiesta”, celebra Pena.

Para llevar a cabo la actividad, Quenlla Surf Club, la Asociación Movemento y la Federación Gallega de Surf dispone de personal con la titulación y trayectoria necesarias para poder formar y entrenar un grupo de personas con discapacidad. De hecho, en Quenlla tienen amplia experiencia ya que “llevamos con el proyecto unos cuatro años de mano de la Federación, pero como escuela privada llevamos trabajando unos cuantos más”, afirma Pena. “Entre nuestros deportistas habituales hay chicos con síndrome de Down o con autismo, totalmente integrados en nuestras clases, son uno más”, destaca.