El jurado del caso del “cráneo de Castro Urdiales” declaró culpable de homicidio a Carmen Merino, la acusada de decapitar a su pareja, Jesús María Baranda, basándose en indicios como las búsquedas que hizo por internet y en la reiterada compra de productos de limpieza. El tribunal considera probado con cinco de los nueve votos que la mujer “causó intencionadamente la muerte” de Baranda en una fecha indeterminada de 2019; si bien con la modificación introducida todos sus miembros menos uno han considerado probado que “participó, actuando como autora”. Igualmente, ocho de los nueve jurados creen que los hechos ejecutados por Merino “causaron la muerte” de su novio.

Una vez emitido el veredicto, Merino será condenada por un delito de homicidio con agravante de parentesco. Este ilícito puede llevar penas de entre 12 años y medio y 15 años de prisión, de manera que la Fiscalía y la acusación particular han solicitado la condena máxima y la defensa la mínima. Así, Merino se enfrenta ahora a un máximo de 15 años por homicidio, cuando hasta ahora el fiscal pedía 25 por asesinato con alevosía y la acusación particular –que ejercen los hijos de la víctima, un banquero jubilado de 67 años cuando desapareció– solicitaba la prisión permanente revisable. El fiscal pidió el máximo de 15 años, a lo que se ha adherido la acusación particular, atendiendo a la concurrencia de parentesco y a que existió un “móvil económico” para cometer el crimen.