La Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) ha pedido hoy al Gobierno un Pacto de Estado por la sanidad pública. La sociedad científica, que representa al segundo mayor colectivo médico de España y a todos los especialistas en Medicina de Urgencias y Emergencias -incluyendo a médicos, enfermeros y técnicos- alerta, además, del "potencial impacto devastador" que el colapso de Atención Primaria podría tener sobre sus serviciosEn el caso concreto de Madrid, señalan que la (caótica) apertura de los centros de urgencias extrahospitalarias -que han llevado a la región a una crisis sanitaria sin precedentes- no está impactando, por ahora, en las puertas de Urgencias de los hospitales.

"Hay presión asistencial en Madrid, pero ha estado incrementada durante todo el ultimo año. No se puede decir que sea por los Servicios de Urgencia de Atención Primaria (SUAP)", indican a El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, fuentes de SEMES ante la pregunta de si la accidentada reapertura de esos dispositivos -muchos de ellos cerrados o sin médico- está provocando más visitas a las puertas de Urgencias de los hospitales de la comunidad.

La sociedad científica ha mostrado este martes su solidaridad con los compañeros de Atención Primaria, incluyendo los que trabajan en centros de atención continuada -las urgencias extrahospitalarias- que estos días mantienen una huelga en Madrid por las condiciones en las que se ha producido la reapertura de esos dispositivos y, además, planean iniciar un paro, a partir del 21 de noviembre, en los centros de salud.

Gestión de recursos humanos

Para SEMES la "deficiente gestión de recursos humanos, junto a una insuficiente financiación, pone en evidencia la necesidad de afrontar reformas estructurales del Sistema Nacional de Salud", que, añaden, ordenen y regulen debidamente tanto los servicios de Atención Primaria como los servicios de urgencias y emergencias "antes de que sea demasiado tarde para todos".

En esa línea, el doctor Tato Vázquez Lima, presidente de la sociedad científica, alude "a la tensión permanente que conlleva el tener la vida del paciente en nuestras manos, de manera tiempo-dependiente". Por ello, añaden, observan "con temor el potencial impacto devastador que tendría un eventual colapso de la Atención Primaria sobre nuestros servicios, altamente desgastados, tras estos años de pandemia, atendiendo al 100% de los pacientes durante 24 horas y todos los días del año".

Manifestación por la sanidad pública en Madrid. EFE

Actualmente, estos servicios se encuentran tensionados, con una capacidad de absorción de pacientes notablemente limitada puesto que ya se atiende un 20% más de pacientes de media (incluso un 30% en algunas comunidades autónomas) respecto a cifras de 2019 y la previsión es que estos datos vayan en aumento. Por otra parte, se quejan los urgenciólogos, España continúa sin reconocer la especialidad de Medicina de Urgencias y Emergencias, quedándose atrás respecto a la mayoría de países "europeos, anglosajones y primeras potencias mundiales".

Fuga de médicos

SEMES, que representa a 25.000 sanitarios, señala que la falta de médicos y enfermeras "va a empeorar con las jubilaciones previstas y con la fuga de talentos de los médicos jóvenes, derivada de unas condiciones laborales poco razonables, de la incapacidad de atracción de algunas especialidades (en especial, medicina de familia, que no ha cubierto todas las plazas de MIR ofertadas, puntualizan) y de la imposibilidad de satisfacer la vocación de muchos estudiantes".

En concreto, la sociedad científica cita a España como "una anomalía europea e internacional", porque todavía no tiene reconocida la especialidad de Medicina de Urgencias y Emergencias -sólo en el ámbito militar- y los estudiantes que quieran ejercer "en este ámbito o emigran o se ven forzados a estudiar otra especialidad (principalmente, medicina de familia) que nunca van a ejercer". Así, considera esta sociedad, que se permite "una dinámica perversa de mal uso de recursos públicos, invirtiendo en la formación de médicos que van a acabar trabajando en otros países o en campos para los que no se han formado".

Según SEMES, esa situación contribuye, además, "a la inflación de médicos de familia, teniendo un número de médicos de familia irreal, ya que muchos de ellos pasan por la especialidad obligados y sin intención de ejercerla, aumentando con ello al déficit actual de médicos para los centros de salud".