Diabetes, la epidemia (casi) invisible
Más de 537 millones de personas en el mundo sufren esta enfermedad metabólica, aunque la mitad lo ignora | El 90% de los casos es de tipo 2, vinculada a la obesidad

Un hombre, midiendo el nivel de glucosa en sangre. / Ammy Ravelo
Cuando la diabetes irrumpe es para siempre, por lo que una de las cosas que ha de aprender el paciente es a vivir con esta enfermedad metabólica crónica, que ocurre cuando el páncreas ya no puede producir insulina o cuando el cuerpo no hace un buen uso de ella, lo que conduce a niveles elevados de glucosa en la sangre (hiperglucemia). Según la Federación Internacional de Diabetes, 537 millones de personas en el mundo viven con diabetes, o lo que es lo mismo, una de cada diez, y unos 541 millones de adultos tienen intolerancia a la glucosa (IGT), lo que los sitúa en alto riesgo de desarrollar la enfermedad.
La adhesión al tratamiento y unos hábitos de vida saludable son imprescindibles para tener la enfermedad bajo control y, sobre todo, para evitar posibles complicaciones, entre estas, la retinopatía diabética –patología que afecta a los ojos causada por un daño en los vasos sanguíneos–, neuropatía diabética –daño en los nervios del cuerpo, aunque con mayor frecuencia en los de piernas y pies–, y enfermedades cardiovasculares –cardiopatía isquémica y enfermedad vascular periférica–.
Sin embargo, vivimos en una sociedad en la que no es fácil seguir estas recomendaciones, según el doctor Miguel Ángel Martínez Olmos. El jefe de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) aboga por enseñar a los pacientes a manejar su enfermedad, aspecto en lo que hace hincapié el Día Mundial de la Diabetes, que se celebra el 14 de noviembre. Con el lema “Educar para proteger el futuro”, la campaña de este año se centra en el acceso a una formación y ducación diabetológica de calidad de profesionales sanitarios y pacientes, al ser la herramienta clave para que las personas con esta patología puedan evitar y reducir complicaciones futuras, y gozar de una buena calidad de vida.
“Es muy importante tener personal que sea capaz de concienciar y de transmitir a cada paciente los conocimientos necesarios no solo con respecto a los hábitos saludables, sino también con respecto al tratamiento que tiene que llevar para evitar la aparición de complicaciones. Nosotros lo podemos tener muy bien esquematizado, pero al final es el paciente quien tiene que aplicarlo en su día a día y tenemos que ser capaces de transmitírselo de forma sencilla y clara”, explica.
Una pérdida de peso inexplicada, orinar mucho, tener mucha sed y mucha hambre, entumecimiento u hormigueo en las manos o los pies, visión borrosa y úlceras que no cicatrizan pueden ser indicativos de una diabetes. Sin embargo, muchas veces no da la cara. De ahí su infradiagnóstico –casi la mitad de los enfermos ignoran que la tienen–. Es una epidemia silenciosa que el pasado año causó cerca de 6,7 millones de muertes en el planeta, una cada cinco segundos.
La diabetes mellitus tipo 2 o no insulino-dependiente es más común en adultos y representa cerca del 90% de los casos. Aunque tiene un componente genético que puede predisponer a su aparición, está muy relacionada con los estilos de vida. La obesidad y una vida sedentaria son los factores de riesgo más importantes de este tipo de diabetes, que en muchos casos podría prevenirse modificando ciertos hábitos.
No se sabe, sin embargo, cómo se puede prevenir la diabetes de tipo 1, que puede desarrollarse a cualquier edad, aunque con mayor frecuencia en niños y adolescentes. En este caso, el cuerpo produce muy poca o ninguna insulina, lo que significa que necesita inyecciones diarias de insulina para mantener los niveles de glucosa en sangre bajo control.
Otra variable frecuente es la diabetes gestacional (DMG), que generalmente desaparece tras el parto. Mucho menos comunes son la LADA –enfermedad autoinmune de origen genético por la que el sistema inmunológico ataca a las células que producen insulina en el páncreas de una forma paulatina, pero progresiva–, la MODY –debida a una única mutación genética en el gen autosómico dominante– y la disfunción pancreática –diabetes con ausencia de autoanticuerpos, insuficiencia pancreática exocrina y endocrina simultáneamente y morfopatología típica–.
El doctor Martínez Olmos sostiene que se puede evitar la aparición de nuevos casos de diabetes en personas con predisposición y que se puede evitar la aparición de complicaciones en aquellas que son diabéticas a través de una educación adecuada en el contexto de un tratamiento multidisciplinar.
“Aspiramos a detectar la enfermedad antes de que tenga síntomas llamativos”

Miguel Ángel Martínez Olmos / FdV
El doctor Miguel Ángel Martínez Olmos Coordinó la participación del Servicio de Endocrinología y Nutrición del CHUS en el estudio transversal y multicéntrico de Diabetes Day en el que participaron distintos centros hospitalarios con el objeto de trazar el perfil de los pacientes con diabetes mellitus tipo 2, la de mayor prevalencia, durante el ingreso y alta hospitalaria. Solo en Galicia, se diagnostican más de 25.000 casos cada año de esta enfermedad, considerada un problema de salud pública.
–¿Qué aportó este estudio?
–El estudio nos indica que, en situación de hospitalización por una enfermedad aguda, una intervención quirúrgica o cualquier patología que suponga un cambio en la situación habitual del paciente va a requerir un reajuste del tratamiento. Esto significa que tenemos que trabajar de una manera coordinada y lo ideal es que esta coordinación la lleven los servicios de endocrinología y nutrición para que se puedan detectar estas necesidades concretas para ajustar el tratamiento durante el ingreso y luego dar las pautas para cuando regrese a su domicilio. No hacerlo puede llevar a que haya complicaciones que se nos pasen.
–¿Los pacientes diabéticos generan muchos ingresos?
–Un gran porcentaje de los enfermos que están ingresados en agudos son diabéticos. Hay que tener en cuenta que la diabetes tiene una mayor prevalencia con una mayor edad, especialmente la de tipo 2, que es la mayoritaria, y como la mayor parte de los ingresados en hospitales son mayores, la diabetes está presente con una mayor frecuencia.
–¿Hacia dónde se dirigen las investigaciones y cuáles han sido los avances más relevantes?
–En el caso de la diabetes tipo 1 se están haciendo investigaciones para tratar de modular el sistema inmunitario, ya que se trata de una enfermedad autoinmune, y, a través de esa modulación del sistema inmunitario, tratar de conseguir evitar la aparición de la enfermedad o al menos retrasarla en la medida de lo posible. En la diabetes tipo 2 lo que aparecieron en los últimos años son nuevos medicamentos que ayudan a controlar los factores de riesgo. Actualmente, tenemos una variedad de tratamientos para la diabetes tipo 2 que nos permiten adecuarnos mucho mejor a la situación de la enfermedad de cada paciente. El año pasado fue el centenario del descubrimiento de la insulina, que aunque ya es un tratamiento muy clásico, evidentemente sigue teniendo un papel muy importante en el tratamiento de la diabetes cuando corresponde.
–La Federación Internacional de Diabetes calcula que uno de cada tres europeos con diabetes está sin diagnosticar...
–Nosotros a lo que aspiramos, sobre todo en un país como el nuestro, es a descubrir la diabetes antes de que tenga síntomas muy llamativos o unas consecuencias muy establecidas, es decir, hacer un diagnóstico más precoz, teniendo en cuenta precisamente que hay un alto porcentaje de pacientes diabéticos en nuestro país y en países de nuestro entorno que aún no están diagnosticados. Nuestro objetivo es que se diagnostique de una forma más precoz para poder actuar antes y que no haya otras consecuencias. Iniciativas como el Día Internacional de la Diabetes son importantes porque hace que no solo los profesionales sanitarios nos impliquemos, sino también las asociaciones de pacientes y las autoridades sanitarias. La diabetes es algo en lo que el conjunto de la sociedad se tiene que implicar y en este sentido, nosotros asumimos nuestra responsabilidad y nuestro papel y estamos disponibles para colaborar con todos ellos.
–Otro avance, en este caso tecnológico, es el sistema de monitorización de glucosa mediante sensores (tipo flash), que evita los pinchazos [incluido en la cartera de servicios comunes del SNS, primero para los menores de 18 años y desde finales de 2020 también para adultos con diabetes millitus tipo 1].
–La tecnología también ha ido avanzando y actualmente se dispone de sensores que permiten tener unos resultados de los valores de glucosa de una forma menos traumática. Pero esto se ha ido incorporando y se sigue incorporando progresivamente de acuerdo con la capacidad que tenemos de valorar a los pacientes y también del propio sistema sanitario. Hay unos criterios por los cuales se hace la indicación y si el paciente entra en los criterios contemplados por parte de las autoridades sanitarias, lo puede utilizar.
–¿El autocuidado forma parte del tratamiento?
–Sin duda, pero para eso, el paciente ha de tener unos conocimientos, adaptados para él. No le podemos explicar lo mismo y de la misma forma a un paciente que a otro, dependerá de la situación de cada uno. Sin embargo, es importante hacerlo porque tienen que aprender a manejarse ellos mismos.
–La diabetes puede tener muchas complicaciones. ¿El mensaje positivo es que se pueden prevenir con una adhesión correcta al tratamiento y una vida saludable?
–Sí. Y siempre se puede aportar una mejor calidad de vida y siempre en cualquier estadio de la diabetes hay una posibilidad de mejora y este margen de mejora es el que nosotros queremos trabajar con cada paciente.
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