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La discapacidad no resta talento

Los jóvenes con diversidad funcional lamentan que esta condición pese más que todas sus destrezas y habilidades a la hora de encontrar un puesto de trabajo

Juan Manuel Padín y su novia Nerea Pequeño, en Vigo. Pablo Hernández

Juan Manuel Padín Prieto es un experto en buscarse la vida para no quedarse descolgado en clase y poder seguir el ritmo de sus compañeros sin morir en el intento. Tiene discapacidad auditiva, recuerdo de la meningitis bacteriana que sufrió cuando tenía 3 años, y, aunque tiene implantes cocleares en ambos oídos, necesita apoyarse en la lectura de labios, por lo que su vista se reparte entre el profesor, su intérprete de lengua de signos y su cuaderno de apuntes. “Acabo agotado y mareado”, reconoce este joven vigués de 22 años, que estudia segundo del grado medio de Farmacia y Parafarmacia.

Aunque por la afectación de las cócleas, los médicos dijeron a sus padres que no llegaría a oír –tiene una discapacidad del 53%– ni a hablar a pesar de los implantes, su dicción es casi perfecta. Detrás de este logro hay dieciséis años de logopedia y mucho tesón. “Oigo poco –dice–, pero leo mucho los labios”.

No siempre ha contado con un intérprete y no siempre ha podido apoyarse en la lectura de labios para poder seguir las clases. Durante la pandemia, las mascarillas le aislaron del mundo. En ese momento, echó mano de una aplicación de subtítulos automáticos, que le transcribía las palabras del profesor. Tiene otra que le transcribe los audios de WhatsApp. No son infalibles, reconoce, pero le ayudan a sortear el bache.

Con baches también se encuentra a la hora de buscar un empleo. Este joven vigués lamenta que su discapacidad auditiva reste más que todas sus capacidades, habilidades y destrezas juntas. Y no es un sentimiento único. En el grupo de WhatsApp que tiene con otras personas con discapacidad auditiva esta sensación es un clamor compartido. “Muchos jóvenes han intentado buscar trabajo, pero no lo han conseguido y muchos creen que no lo van a encontrar nunca por tener discapacidad auditiva”, afirma.

Él es positivo, sin embargo, y cree que terminará teniendo un empleo, aunque también sabe que tendrá que esforzarse mucho más que cualquier otro joven de su edad y que le costará más encontrarlo. De hecho, en estos momentos está en búsqueda activa de empleo a través de Fundación ONCE, donde acudió hace ahora exactamente un año, harto de que las palabras “discapacidad auditiva” desequilibrase la balanza.

La Fundación ONCE los ayuda a incorporarse al mercado laboral

“Cuando leen el currículo solo se quedan con la palabra ‘discapacidad’. Les da igual si es importante o no para el trabajo. Da igual que sea para un puesto de reponedor o para cargar cajas. Hay mucho desconocimiento acerca de la discapacidad”, se lamenta Juan Manuel, que también ha tenido que lidiar con la discriminación social. “En el colegio –recuerda– me llamaban robot por mi forma de hablar”.

Compaginar estudios y trabajo

Ahora está pendiente de iniciar un curso de seguridad laboral para comenzar a trabajar en una empresa de automoción y ya está pensando en ampliar su formación con un curso de carretillero. El horario le da igual, aunque preferiría el turno de noche para poder continuar con el grado de Farmacia y Parafarmacia. “Quiero sacarme el grado pero veo bastante difícil trabajar en ello porque las salidas son de atención al cliente. Tuve unas prácticas dentro del instituto y se me dieron mal. A veces no entiendo lo que me dicen y tener que pedir a un cliente que me repita lo que quiere no me satisface”, manifiesta.

Si todo sale bien, acabaría este año. “Ya tuve que repetir primero porque con las mascarillas no me enteraba de nada. No me gustaría repetir también este”, afirma este joven, que asegura que en Primaria siempre tuvo apoyos para estudiar, algo que en el instituto se convierte en algo casi anecdótico. De hecho, tuvo que cambiar de centro cuando estudiaba ESO porque no era capaz de sacarlo y a final lo terminé a distancia en una academia. “A algunos profesores les da igual poder dar mejores opciones para que yo pueda entender sus clases. No se esfuerzan en ayudar a la gente”, se queja.

“A algunos profesores les da igual dar opciones para que pueda entender sus clases. No se esfuerzan en ayudar”

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Antes de escoger Farmacia eligió los grados de Actividades Físicas y Deportivas, y Cocina. Sin embargo, al ser en Gondomar y no tener aún carné de conducir se decidió finalmente por el que está cursando en el instituto de Chapela, donde le resulta más fácil ir desde Cangas, donde actualmente vive con su novia, Nerea, a quien está enseñando la lengua de signos.

Juan Manuel ha trabajado en dos campañas de vendimia y el pasado verano, durante casi dos meses, de jardinero. Este último empleo, a través de Fundación ONCE. “La experiencia me gustó mucho porque era un trabajo que me permitía estar activo. Tengo TDH y estar parado me cuesta mucho. Me daban los encargos y yo los hacía: ir a una casa u otra, ir a recoger con la furgo a un compañero...”, relata.

Nueve de cada diez están en paro

En Galicia residen 8.400 jóvenes de entre 16 y 29 años con alguna discapacidad. Nueve de cada diez no tienen empleo, a pesar de que más del 15% está en búsqueda de empleo activa, es decir, unos 1.300. Según Fundación ONCE, una parte del problema está en la falta de confianza que muchos de ellos tienen en sí mismos para buscar empleo, y en sus familias y entornos que, por sobreprotegerlos, les alejan del mundo laboral. Inserta Empleo, la entidad de Fundación ONCE para la formación y el empleo, quiere impulsar su acceso al empleo con un nuevo proyecto: la “Comunidad por Talento Joven”.

Según Beatriz Gallego Nieto, coordinadora de desarrollo de negocio de la fundación, esta iniciativa, pionera en España, está dirigida tanto a los jóvenes con discapacidad como a su entorno (familias y profesionales que los acompañan) para que impulsen su inclusión en el mercado laboral y los acompañen durante el proceso. “El objetivo es empoderar al joven para fomentar su acceso al empleo y a la formación. Para ello, en este proyecto trabajamos distintos aspectos en los que participa el joven para capacitarle para poder acceder al mercado laboral, como su entorno más directo para que pueda participar en la integración de su familiar”, explica Gallego. Uno de los aspectos que se aborda con las familias es precisamente la sobreprotección que suelen ejercer los padres sobre sus hijos y que se hace aún más evidente en el caso de los jóvenes con discapacidad.

La sobreprotección, por lo general, no ayuda porque suele limitar el desarrollo de la persona. De hecho, la entrevista inicial que tenemos con cada persona para ver sus habilidades, sus destrezas y sus conocimientos la hacemos con el usuario solo porque cuando hay sobreprotección, el familiar que lo acompaña tiende a responder por él”, explica Gallego, que añade que la sobreprotección también está relacionada con el grado de confianza que tenga el joven con discapacidad de sí mismo para buscar empleo.

Además de jóvenes con discapacidad y sus familiares, “Comunidad por Talento Joven” incluye a profesionales del Tercer Sector relacionados con el mundo de la discapacidad y a cualquier otra entidad que quiera participar en este proyecto inclusivo. Se trata de ofrecer todas las herramientas. En poco más de un mes de funcionamiento, la “Comunidad por Talento Joven” cuenta con la participación de más de 400 familias, jóvenes y profesionales de toda España ayudando a más de 250 jóvenes a buscar empleo.

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