El bumerán de la Ley Trans arrecia el debate

Seis puntos para ayudar a comprender un poco mejor el enfrentamiento entre LGTBIQ y feministas por la nueva norma

A la izquierda, concentración en Vigo en favor de la Ley Trans. Derecha, un grupo de feministas con carteles contra la Ley Trans

A la izquierda, concentración en Vigo en favor de la Ley Trans. Derecha, un grupo de feministas con carteles contra la Ley Trans / R. Grobas / FDV

Mar Mato

Mar Mato

El anteproyecto de Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, denominada como Ley Trans, sigue en debate candente. Se espera que hoy el PSOE registre oficialmente sus enmiendas tras ir filtrándolas en los últimos días.

El anteproyecto de ley nació para erradicar las situaciones de discriminación y asegurar que “en España se pueda vivir la orientación sexual, la identidad sexual, la expresión de género, las características sexuales y la diversidad familiar con plena libertad”, reza el texto que busca también “la igualdad real y efectiva de las personas lesbianas, gais, trans, bisexuales e intersexuales (en adelante, LGTBI), así como de sus familias”.

Desde las bancadas trans se quejan de estar sufriendo fobia en Redes y a pie de calle. Francisco Fernández, de Pvlse Vigo, señala que “nadie decide de la noche a la mañana ser trans para sufrir una discriminación, odio, insultos”.

Pero el movimiento feminista también denuncia ser víctima de fobia por criticar parte del texto legal. “Hay muchas feministas que opinan como yo pero no dan la cara porque se han llegado a quemar libros de feministas. Quemar libros como se hacía en el nazismo y franquismo. Nos insultan por las Redes, nos afecta a nuestro trabajo incluso”, lamenta una feminista que prefiere guardar el anonimato.

Ante esta situación, en la que los dos bandos se acusan de fobia y de lanzar bulos, FARO ha hablado con esta activista y con Francisco Fernández, del Centro LGTBIQ de Vigo para señalar cuáles son los puntos que más destacan del anteproyecto de ley y entender la postura de cada bando.

Definiciones clave

El anteproyecto de ley señala como persona trans aquella “cuya identidad sexual no se corresponde con el sexo asignado al nacer”. Orientación sexual es “la atracción física, sexual o afectiva hacia una persona” pudiendo ser heterosexual, homosexual o bisexual. Identidad sexual se describe como “la vivencia interna e individual del sexo tal y como cada persona la siente y autodefine, pudiendo o no corresponder con el sexo asignado al nacer”; mientras que la expresión de género la define como “manifestación que cada persona hace de su identidad sexual”.

Autodeterminación

Es el punto principal de enfrentamiento. La propuesta legislativa establece la autodeterminación de género, es decir, que cada persona decida qué quiere ser. Desde Pvlse Vigo, el director del centro LGTBIQ Francisco Fernández, aplaude que “ninguna persona será obligada a someterse a procedimientos médicos como requisito para el reconocimiento legal de su identidad de género”. También resalta que el texto permita el cambio de sexo registral sin requerir un informe médico de disforia de género. “Actualmente lo que piden son dos años de hormonación a todas las personas. En la asociación, tenemos personas que se han cambiado el nombre pero no el género. Por ejemplo, llega una carta a nombre de María y pone señor María porque lleva un año y medio de hormonación. A otras personas le piden un testigo o documentos que acrediten que tienen una situación estable de transexualidad. Es surrealista”. Para este portavoz LGTBIQ, “una persona no puede decirle a otra lo que es. Existen muchas realidades trans. Es muy desagradable ir con tu DNI a un hotel y que ponga señora Jacobo o que por ser intersexual te tachen de aberración natural o biológica”.

¿Por qué las feministas están contra la audodeterminación?

Una activista explica que “el problema no son las personas transexuales. Es intragable la sustitución de la categoría sexo por la identidad de género”. “De aprobarse así, puntualiza, la ley permitiría que un varón o mujer se pueda autodeterminar hombre o mujer con su palabra como único trámite necesario. Esto pone en peligro desde el punto de vista feminista a las niñas y mujeres. El género se introduce en esta ley como identidad y se protege por encima de la categoría. El género no es una identidad, es una construcción cultural cargada de roles, estereotipos que se generan en función del sexo. La categoría género que encumbra esta ley perpetúa la situación de opresión de las mujeres”. Opina que la aplicación en la práctica posibilitaría que un hombre que dice ser mujer se registre como mujer (y viceversa). Las feministas temen que haya hombres que se beneficien de la ley –que se inscriban como mujeres aunque realmente sean y deseen ser hombres– para presentarse a competiciones femeninas deportivas donde tendrían muchas más posibilidades de ganar, entrar en vestuarios femeninos, esquivar una mayor condena por un delito de violencia de género contra una mujer, compartir habitación con mujeres en habitaciones o cárceles, lo que pondría a las féminas en serios peligros ante estos hombres.

¿El cambio en el registro es para siempre?

No. El texto de la nueva ley permite modificar el cambio de sexo en el Registro Civil en dos ocasiones con tres meses de diferencia. “Tú lo pides y a los tres meses lo ratificas”, señala Fran Fernández. “Transcurridos seis meses desde la inscripción”, recoge la norma, podría recuperarse la mención registral del sexo previo realizando una rectificación en el Registro Civil, siguiendo el mismo procedimiento. Feministas del PSOE piden en las enmiendas que, para esa recuperación, se necesite aprobación judicial.

¿Qué ocurre con la infancia?

Reconocen desde Pvlse Vigo que “levanta mucha polémica el tema de los menores. El cambio de la mención registral del sexo sería a partir de los 16 años. Entre los 14 y 16 los menores tendrían que estar asistidos por los representantes legales (tutores)”. El texto de la norma establece que si hay desacuerdo, se nombrará a un defensor legal. También destaca Fernández que “la ley prohibirá las terapias de conversión [aquellas que pretenden modificar la orientación sexual o identidad de género de una persona; se prohibirán aunque cuenten con el consentimiento de la persona interesada o su representante legal]. Nos parece muy importante frenar este tipo de terapias. No hay que olvidar que la transexualidad se ha despatologizado. Hace tres años la OMS decidió eliminarla de la lista de trastornos mentales”.Además, la norma prohíbe las prácticas de modificación genital en personas menores de doce años. Sin embargo, entre doce y 16 años de edad, se permitirán dichas prácticas “a solicitud de la persona menor siempre que, por su edad y madurez, pueda consentir de manera informada”. Para la portavoz feminista consultada, “una mera comparecencia en un Registro de una persona de 14 años no es garantía, ni va en beneficio de niños, es un disparate desde punto de vista jurídico, médico. La industria farmacéutica está encantada con esta ley”. En las enmiendas, el PSOE pedirá aval judicial hasta los 16 años si se quiere cambiar la mención registral del sexo.

Sin conflicto en muchos puntos

El anteproyecto de ley incluye muchos puntos donde LGTBIQ y feministas no tienen enfrentamientos. Por ejemplo, establece sanciones por discriminación. “Es algo que necesitamos por el aumento de los delitos de odio. Se establecen multas para quienes insulten, hagan pintadas, agredan a cualquier persona o colectivo por su orientación sexual o identidad de género”, destacan desde Pvlse. Otro punto que subrayan es el de las personas intersexuales. “Se va a prohibir la modificación genital de las personas recién nacidas. excepto por razones médicas. Se dará la opción a los progenitores a dejar en blanco la casilla en el Registro en la que se mencona el sexo” durante un tiempo.

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