Más del 20% de los estudiantes de 14 a 18 años han jugado con dinero de manera virtual o presencial durante el último año, una práctica no permitida en menores pero que va en aumento "y cada vez está más normalizada en nuestra sociedad", según denuncia la psicóloga especialista en adicciones del Consorcio Sanitario de Terrassa Núria Aragay.

Con motivo de la celebración este sábado del Día Mundial sin Juegos de Azar, Aragay, que es coordinadora del Área de Psicología Clínica del Instituto Brain 360 y de la Unidad de Adicciones Comportamentales del Consorcio Sanitario de Terrassa, ha alertado del incremento de las adicciones a los juegos en que se apuesta dinero.

En este sentido, ha mostrado el estudio ETUDES3, hecho por el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, según el cual este trastorno afecta al 1,6 % de la población española de entre 15 y 64 años y asegura que, aunque la ludopatía tradicionalmente ha estado asociada a los adultos y a las maquina tragaperras, ahora tiene pacientes de 18 o 20 años que necesitan tratamiento.

"Y es que el paradigma se ha ido transformando principalmente por la aparición del juego online y la publicidad de casas de apuestas, ya sea en formato tradicional o a través de 'influencers' y otros tipos de creadores de contenido con una fuerte influencia en los jóvenes", denuncia la psicóloga.

Aunque los gobiernos toman medidas para regular estos mensajes externos, Aragay remarca que "el bombardeo constante que hay en internet hace que veamos el juego como algo fácil y accesible".

La psicóloga recuerda que el juego está prohibido para menores de 18 años, pero "igual que todos hemos entrado en una discoteca siendo menores de edad, lo mismo pasa tanto en espacios físicos como en internet. Hay maneras de colarse y también gente que hace la vista gorda".

Según los últimos estudios sobre este fenómeno, los juegos con dinero más extendidos entre la población de entre 15, edad de iniciación, y 64 años son la lotería, la primitiva o la bonoloto, en formato presencial, y las apuestas deportivas, en línea.

Además, los últimos datos muestran que un 33 % de los jugadores que apuestan en línea y un 6,8 % de los jugadores presenciales presentaron problemas de juego.

"Los signos y los síntomas del juego compulsivo pueden observarse en aspectos como irritabilidad en el carácter, cambios de humor repentinos, mentir sobre las cantidades gastadas en el juego o pedir de manera constante y tener conducta huidiza o de manipulación", según Aragay.

"El cerebro de un ludópata -detalla- reacciona de la misma manera que la de una persona adicta al alcohol o a las drogas ya que las áreas del cerebro implicadas (límbica y prefrontal) son las mismas".

Según la psicóloga, la diferencia "es que en adiciones como por ejemplo el alcohol, los efectos de la abstinencia son tanto físicos como mentales, en cambio, con el juego, solo se manifiestan en los aspectos psicológicos, por lo tanto, la única variación es el objeto de la adicción".

Con la llegada de las apuestas en línea, "ha aumentado la facilidad de acceso a estas, aumentando el riesgo de poder acabar desarrollando un trastorno de juego, que puede terminar por convertirse en una conducta descontrolada con graves consecuencias económicas, personales y familiares, tanto para la persona que juega, como para su entorno", reitera Aragay.

Tratamientos

La Estimulación Cerebral no Invasiva es una técnica utilizada en el Instituto Brain 360 que ha demostrado ser efectiva para tratar diversos procesos clínicos, tanto psiquiátricos, psicológicos y neurológicos.

Según Núria Aragay, "este tratamiento se usa para devolver la activación normal a las áreas del cerebro que no funcionan con regularidad".

"Para ello utilizamos un casco con una bobina en sesiones de unos 35 minutos para reactivar estas zonas. La persona entra y sale por su propio pie, no hay intervenciones quirúrgicas ni manipulaciones. Además, hay unos protocolos claros para estas sesiones", ha puntualizado.

El responsable de la Unidad de Neuromodulación y Neuroimagen del Instituto Brain 360 y profesor de Neurociencias de la UOC, Diego Redolar, ha detallado que "esta técnica combinada con el tratamiento psicológico y farmacológico, consigue reducir el deseo de jugar, mejora la regulación emocional y aumenta el control cognitivo y fortalece la capacidad de la persona para controlar sus impulsos y tomar decisiones más funcionales en su día a día".