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Monumento natural

Un tesoro bajo el mar de Tenerife

La Rapadura es un extraordinario paisaje submarino de origen volcánico, formado por columnas y estructuras de piedra que evocan los restos de una civilización perdida

El Castillo es la primera estructura descubierta en La Rapadura. Francis Pérez

La costa norte de la isla de Tenerife esconde un auténtico tesoro natural, uno de los paisajes submarinos más sorprendentes del planeta, descubierto hace apenas 26 años. Sobre fondos de arena negra y rocas emergen grandes estructuras de piedra gris, de casi 50 metros de altura, y miles de columnas derribadas por el mar y el tiempo que evocan los restos de una civilización pérdida y avivan el mito de la Atlántida. La Rapadura es el fruto de un proceso volcánico cuya edad se sitúa entre 500.000 y 1.000.000 de años, una colada de lava basáltica que llegó al océano y al enfriarse y solidificarse se contrajo, en un proceso conocido como disyunción columnar, formando las grietas y fisuras que dan forma a esta auténtica maravilla de la naturaleza.

Bajo el búnker abandonado de La Quinta, a poco más de 100 metros de la costa del municipio tinerfeño de Santa Úrsula, en ocasiones puede verse El Piquillo, la parte superior de una de las estructuras de La Rapadura. Esta maraña de bloques y columnas a distintos niveles es similar a La Calzada del Gigante, en Irlanda del Norte. En Tenerife reposan, en ocasiones amontonadas, en una amplia zona a profundidades que van de los 15 hasta los 50 metros.

A tres millas náuticas del viejo muelle de Puerto de la Cruz, los restos de este proceso natural convierten un fondo marino relativamente yermo en una de las cien mejores inmersiones del planeta, según publicó la revista norteamericana Sport Diver en 2018. Para el fotógrafo tinerfeño Francis Pérez, ganador del World Press Photo 2017 en la categoría de naturaleza, La Rapadura es mucho más que eso: "Para mí es el paisaje submarino más espectacular del mundo".

Un tesoro bajo el mar de Tenerife. Francis Pérez

Ramiro Martell, de Ecosub Tenerife, descubrió El Castillo en 1996, la primera estructura conocida de La Rapadura. Todo el conjunto toma el nombre de un roque de la costa con una forma cónica que recuerda al dulce palmero de gofio, miel, almendras y azúcar. En 2012, La Rapadura apareció a doble página en la prestigiosa revista National Geographic, gracias a una foto de Francis Pérez, y se hizo muy popular entre los aficionados al submarinismo. En septiembre de 2014, mientras preparaban un documental sobre los paisajes sumergidos de Canarias, otro grupo de buceadores encontró cerca de esa misma zona Las Torres, una formación aún mayor, con tres picos de casi 50 metros, y una gran cantidad de derrumbes. Sus descubridores fueron el propio Francis Pérez, Rafa Herrero, Joaquín Gutiérrez y Eduardo Acevedo, que pasaron varios meses fotografiando y grabando la zona sin desvelar a nadie el secreto. Ese privilegio se reservó para el programa televisivo 'Volando voy', de Jesús Calleja, que en agosto de 2015 lo mostró al mundo con un robot submarino.

Descender hasta La Rapadura no está al alcance de cualquier submarinista. Pese a su cercanía respecto a la costa no es un lugar sencillo para bucear debido a las fuertes corrientes y al habitual oleaje. Para poder disfrutar de todo lo que ofrece este lugar, donde también hay un bosque de un tipo de coral conocido como gorgonia, es necesario realizar entre tres y cuatro inmersiones.

Estas formaciones naturales, comparadas también con los órganos de las viejas iglesias, se ubican en un entorno donde la vida marina se ha visto afectada por técnicas de pesca prohibidas, como el uso de explosivos. "La pesca radical con barrenos", ya erradicada, "ha afectado mucho a la fauna, pero creemos que en los próximos años podría empezar a recuperarse si se deja a este entorno descansar. Ahora se suelen ver bancos de palometas, tortugas y, sobre todo, peces de aguas someras", detalla Francis Pérez. A su juicio, sería fundamental que estos espectaculares fondos canarios tuvieran algún tipo de protección "más allá del Paisaje Protegido de Costa Acentejo", y aboga por lograr que sean declarados monumento natural, como Los Órganos de La Gomera (otro ejemplo de disyunción columnar), la montaña de Tindaya, en Fuerteventura, o el Roque Nublo, en Gran Canaria.

Un tesoro bajo el mar de Tenerife. Francis Pérez

Francis Pérez no se cansa de bucear y de fotografiar esta zona del Atlántico que "parece fruto de la mano del hombre, pero es una obra de la naturaleza". Y desde hace varios años trabaja, a petición del Ayuntamiento de Santa Úrsula, en el proyecto para la creación de un museo dedicado a La Rapadura. A las miles de fotos y vídeos de los últimos años se ha sumado recientemente una grabación en 360 grados que permitirá a los visitantes sumergirse, a través de la realidad virtual, en esos fondos.

La edil de Medio Ambiente del Consistorio de Santa Úrsula, Janira Gutiérrez, explica que su municipio dispone de un millón de euros para rehabilitar la Casa del Capitán, una edificación del siglo XVII, y convertirla en "el museo de esta catedral del mar". Ambos proyectos están en fase de redacción y la concejala confía en que puedan estar terminados "antes de final de año".

La actual corporación espera dejar en marcha la licitación de unos trabajos que deberían concluir en el próximo mandato, entre 2023 y 2027. "Queremos que este lugar singular pueda conocerse a fondo, sin la necesidad de tener que hacer una inmersión a más de 40 metros de profundidad. Nuestra intención es que este museo permita descubrir qué es La Rapadura y cómo se formó, y contemplarlo a través de fotografías y vídeos. La realidad virtual también ofrecerá la oportunidad de sumergirse en nuestras aguas para disfrutar de algo que es simplemente único", afirma Janira Gutiérrez.

Ese proyecto planteará también la extracción, para su estudio científico pormenorizado, de una de las columnas de La Rapadura. El objetivo de esta operación es obtener datos como la fecha de la erupción o la composición exacta del material volcánico. Este trozo de la colada sobre la que se asienta parte del municipio de Santa Úrsula sería una de las piezas claves del futuro museo.

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