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Los tacones perjudican la salud

Los podólogos advierten de que su uso habitual puede provocar dolor, lesiones y afecciones en el pie y otras partes del cuerpo

Los tacones perjudican la salud FdV

El neuroma de Morton que padece la reina Letizia ha vuelto a poner sobre la mesa algo sobre lo que los podólogos no se casan de advertir: el uso habitual de los zapatos de tacón puede causar dolor y distintas afecciones. Y no solo en el pie, sino en otras zonas del cuerpo. “Los tacones son algo antifisiológico para la posición del pie y del cuerpo. De entrada, no se deben usar, salvo en momentos puntuales”, sostiene Juan Dios Tomé, presidente del Colegio Oficial de Podólogos de Galicia (COPOGA) y secretario del Consejo General de Podólogos de España.

Según el especialista vigués, el calzado de tacón alto produce una alteración biomecánica de todo el cuerpo tanto estática, cuando estamos de pie, como en la marcha, debido al desplazamiento de las presiones que soporta el pie, lo que puede producir lesiones y dolor. “El tacón hace que carguemos más peso en la parte anterior del pie que en talón y a medida que vamos subiendo centímetros en la parte posterior realizamos más presión en la zona de los metatarsianos, que es la zona de apoyo del antepié, con lo cual se pueden provocar metatarsalgias, dentro de las cuales está el neuroma de Morton diagnosticado a doña Letizia”, explica.

La metatarsalgia no es el único problema que pueden ocasionar. También promueven y empeoran los juanetes, una deformidad que solo se puede corregir mediante cirugía, y los callos, que suelen formarse por la presión repetida sobre la piel; y provocan los dedos en martillo, deformidad que se produce cuando el segundo, tercero, cuarto o quinto dedo se dobla como una garra.

"El zapato alto es algo antifisiológico. No debe usarse, salvo en momentos puntuales"

Juan Dios Tomé - Presidente del Colegio de Podólogos de Galicia

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Los tacones perjudican la salud

Pero las consecuencias del uso continuado de tacones no se limitan al pie, ya que también provoca un acortamiento de la cadena posterior –talón de Aquiles, gemelos, isquiotibiales, oblicuos externos, erectores de la columna y glúteos–, la deformación de la bóveda del pie e incluso puede afectar a la postura corporal. “Si estás acostumbrado a andar con zapatos muy elevados, esa musculatura se acostumbra a estar recortada y en el momento que bajas de esa altura se producen calambres musculares en la zona posterior de los gemelos o fascitis plantar y tendinitis del talón de Aquiles”, alerta.

A todo esto, hay que sumar una mayor fatiga por el aumento del gasto energético que supone llevar tacones, ya que existe mayor balanceo en la postura y mayor frecuencia de pasos, dado que estos se vuelven más cortos. Además, en el caso de los tacones de aguja, el riesgo de sufrir un esguince por una torcedura de tobillo o una caída es mucho mayor debido a que la superficie de apoyo del pie es menor.

En el caso de que una mujer habituada a llevar este tipo de zapato quisiera reducir su uso, recomienda hacerlo de forma gradual, reduciendo progresivamente los centímetros atura. Hacerlo de forma brusca podría ocasionar problemas en una musculatura acostumbrada a estar acortada. Tampoco se trata, matiza, de llevar un zapato completamente plano, ya que esta opción tampoco es la más idónea para la biomecánica del pie y la musculatura posterior de la pierna y de la espalda. “Lo ideal es tener una altura de entre dos y cuatro centímetros mayor en la parte posterior que en la zona del antepié”, explica.

A pesar de las evidencias sobre los riesgos que entraña abusar de este tipo de calzado, en internet proliferan las páginas que siguen alimentando la imagen del tacón como icono de la elegancia y la feminidad, y que dan consejos para aliviar lo que llaman “posibles molestias”.

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