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Urgen mejorar ya la atención de la salud mental de los menores gallegos

Asociaciones y profesionales reclaman en el Parlamento gallego llegar a un acuerdo para ofrecer mejor servicios a enfermos mentales |La madre de un joven enfermo destaca: “Desde que vive en el piso tutelado de Avelaíña el cambio en él ha sido de la noche al día”

Un usuario del piso tutelado de Avelaíña, en A Guarda, ocupándose de la limpieza. | // AVELAÍÑA

Hay problemas sociales que no pueden quedarse solo en titulares o promesas políticas ya que requieren de una actuación inaplazable. Es lo que acontece con el incremento de menores que demanda atención psicológica y psiquiátrica en Galicia que desborda a profesionales, familias y asociaciones. Se trata de vidas. Por ello, diversas asociaciones, profesionales y ayuntamientos se han sumado a una iniciativa de la Fundación Salma que entregó a los distintos grupos políticos del Parlamento gallego un documento con 27 propuestas urgentes sobre salud mental.

El fin de estas sería “reforzar los equipos de las unidades de salud mental infanto-juvenil y aproximar su trabajo a los centros de Atención Primaria”. Además, proponen extender a los 21 años la edad de atención de la población infantil-juvenil con problemas de salud mental.

“El objetivo del acuerdo –señalan en el documento– es servir de semilla para el consenso entre los grupos parlamentarios y fomentar un gran acuerdo autonómico para mejorar la atención y la prevención de los problemas de salud mental que afectan gravemente a niñas, niños y adolescentes en Galicia”.

Para las entidades firmantes se debe establecer un mecanismo de derivación urgente a los servicios de salud mental. Otra de las peticiones es crear equipos de coordinación interdepartamental para el seguimiento de los casos. Consideran vital que profesorado, familias, el propio alumnado y pediatras reciban formación específica. En juego está reducir el número de suicidios, las autolesiones y otros problemas de salud.

Por supuesto, se fijan en los colegios. De hecho, el documento es firmado también por anpas ya que pide reforzar los equipos de orientación en los centros educativos pero también establecer equipos psico-socio-pedagógicos en ellos.

Otros puntos importantes son crear unidades especializadas para niños y adolescentes con trastornos de la conducta alimentaria, de la personalidad u otra patología y que en aquellos casos que se requiera hospitalización los niños y adolescentes estén en unidades infantiles y no para adultos. Para ello, señalan que es necesario aumentar las plazas (el número de camas en hospitales) para largas estancias.

Desde Salma, lamentan que solo hay ocho para toda Galicia cuando doce años atrás el plan autonómico establecía que se debían presupuestar 20, cifra que no se ha habilitado.

En el caso del Hospital Álvaro Cunqueiro se está pendiente del inicio de obras para aumentar el número de cámaras. Al no haber camas suficientes a día de hoy hay adolescentes que están ingresados en unidades de salud mental de adultos en Galicia.

La salud mental se resiente cuando las personas viven un empeoramiento de sus condiciones económicas

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La atención a la salud mental del adulto tampoco está mejor. José Berdullas, psicólogo portavoz del Movemento Galego pola Saúde Mental, señala que “la salud mental se resiente cuando las personas están viviendo un empeoramiento de las condiciones de vida. Cuando uno no tiene que comer o no encuentra trabajo la salud mental está peor. Tenemos que buscar que la gente sea atendida en salud mental cuando lo precisa pero también necesitamos prevención”.

“Estamos –critica– obligando desde el sistema público a buscar asistencia privada a quien puede pagarla”, habiendo largas listas de espera en ambos.

“Mi hijo tiene esquizofrenia pero ahora tiene futuro, esperanza”

María, de A Guarda, es una madre real aunque lleve nombre inventado para preservar su identidad. Su hijo tiene ahora 37 años pero lleva desde los doce a tratamiento por dolencia mental. El diagnóstico último fue esquizofrenia. Tras años viendo cómo sufría su vástago, ahora respira más tranquila. “Doy las gracias porque desde que le dieron la plaza en el piso tutelado de Avelaíña en A Guarda tiene futuro, tiene esperanza porque hasta ahora no la había”, recalca.

“Mi hijo es prácticamente normal, puede trabajar, hacer muchas cosas, tiene ilusión pero se siente rechazado [por la dolencia], no les dan oportunidad. Su compañero de piso lleva doce años buscando trabajo, pasó una etapa difícil pero ahora está estabilizado”, continúa. María habla todo el rato de realidades.

“Hay premios Nobel que tenían esquizofrenia”, recalca. “En la vida, estamos prácticamente los dos solos. Ni él ni yo tenemos hermanos. Yo pensaba: ‘¿Qué será de él el día que yo falle, que yo falte? Ahora estoy más tranquila”, expresa esta madre luchadora que ha visto cómo su hijo –desde que vive en el piso tutelado– ha tenido “un cambio de la noche al día”.

Ahora se siente integrado, aceptado

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“Antes, recuerda, estaba como perdido, sin rumbo, él iba al centro de Avelaíña pero cuando apareció la oportunidad de irse a vivir al piso, dijo que sí y se fue encantado. Le costó adaptarse un poco, normal, sitio nuevo, gente que no conocía... pero ahora su vida cambió un montón. Se siente integrado, aceptado”.

El piso tutelado –cada día una psicóloga pasa por la vivienda para conocer cómo se encuentran, mientras que el equipo médico acude regularmente– en el que vive su hijo se encuentra en A Guarda y es un proyecto de la asociación Avelaíña que busca con él la integración social de gente con enfermedad mental.

De no existir este piso, el joven seguiría viendo que no encaja, con el riesgo de volver a estar ingresado en un hospital. “Estar en un hospital no es vida, lo que quieren ellos es tener una vida normal, estar estabilizados”, recalca la madre quien demanda que las administraciones pongan más pisos como este en activo y que dote de más personal a las consultas. “Yo tuve una baja hace dos meses por un problema de ansiedad y me dieron cita para el psicólogo para diciembre. No estoy grave pero ¿y si lo estuviera?”, se queja.

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