Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Óscar Zurriaga | Nuevo presidente de la Sociedad Española de Epidemiología

“En el transporte es suficiente con usar la mascarilla quien lo necesite”

“Hay que mantener el cubrebocas en centros sanitarios, residencias o donde haya una concentración de personas vulnerables”

El valenciano Óscar Zurriaga, nuevo presidente de la Sociedad Española de Epidemiología. | // F. BUSTAMANTE

Profesor de Salud Pública en la Universidad de Valencia, investigador en Fisabio, jefe de Estudios Epidemiológicos en la Generalitat valenciana y ahora también, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología en un momento clave. Su máxima, hacen falta más recursos por lo que pueda venir.

–¿Esperaba haber tenido que aplicar lo aprendido en su día sobre pandemias?

–No, francamente se veía como algo muy lejano de principios del siglo XX. Aún así el aforismo de “Hoy queda un día menos para la próxima pandemia” sigue siendo válido. La posibilidad de que se presente una pandemia existe siempre. Deberíamos aprender a estar mejor preparados para la siguiente y que no tenga efectos tan dañinos como ésta.

–¿Qué hemos sacado en claro?

–Que sin recursos es muy difícil afrontar pandemias y si no estamos adecuadamente preparados estamos expuestos a que cualquier situación grave nos agote. Los recursos en vigilancia en Salud Pública en este país son muy limitados. Ahora se está hablando del artículo publicado en el Lancet que habla de fracaso pero hay que poner en contexto ese fracaso. Si los recursos que tienes para abordar una situación excepcional son menguados, difícilmente puedes afrontarla en las mejores condiciones y hablar de fracaso es excesivo. Jugar con una mano atada a la espalda nunca fue una buena opción y en ésta jugamos con algo más que una mano atada a la espalda. Se hizo un esfuerzo a base de voluntarismo. Fue agotador.

–¿Se les escuchó poco a los expertos en pandemia?

–Hay que distinguir dos cosas, la evidencia científica debe guiar las decisiones pero no son los científicos quiénes deben de tomarlas. Hay otras cuestiones a considerar, como el coste de la medida, su impacto social, sus consecuencias... No siempre se nos hizo caso. Nos gustaría tener más impacto y más influencia pero podemos estar, si no satisfechos, no insatisfechos.

–¿Estamos mejor preparados ahora?

–La Agencia Estatal de Salud Pública (que llevábamos once años esperando) aún está en fase de anteproyecto. No va a ser inmediato. Más o menos estamos en la misma situación que en 2020. Estamos más experimentados pero el COVID no es lo único. Hay un montón de trabajo aplazado durante dos años y medio y que sigue ahí y del cual estamos viendo problemas.Los cribados están muy dejados.¿Eso significará que hemos dejado de detectar cánceres de colon o mama? Seguramente sí y todo eso lo vamos a ver. recuperar todo eso, que ya estaba en mantillas, vale dinero, que no hemos visto todavía. Hace falta una dedicación de recursos real. Y hemos adquirido experiencia pero todos están agotados.

–¿Hubiera marcado la diferencia que hubiera estado en marcha la Agencia Estatal?

–Yo creo que sí. La coordinación hubiera sido probablemente mayor y si esto hubiera estado bien dimensionado, lo hubiéramos podido llevar de otra manera. Esperamos que la agencia pueda dotarse de excelencia científico-técnica pero para lograrla, las plazas deben de estar bien retribuidas. Hay dificultad para cubrir plazas porque se gana más en otros sitios o hay mejores condiciones de trabajo. Hay muchísima precariedad en la Epidemiología en España.

–Biden daba el otro día por cerrada la pandemia...

–La pandemia no ha acabado, aunque socialmente la gente considera que se ha superado. Seguimos viendo transmisión del virus y aún hay consecuencias graves y eso nos debe preocupar. Aún estamos viendo defunciones en números que no son aceptables. Esto es lo que debería marcarnos para seguir manteniendo medidas para proteger a los más vulnerables. La pandemia acabará cuando la OMS lo diga formalmente.

–¿Y cree que queda mucho para eso?

–Este otoño nos va a dar la piedra de toque. En el hemisferio sur los virus respiratorios tradicionales de invierno han empezado a volver, no con una gravedad extrema pero sí con una frecuencia que no habíamos visto en estas dos últimas temporadas. Es posible que si sobrepasamos el otoño-invierno con esta frecuencia mayor de virus respiratorios, aunque no con más gravedad, podremos decir si el COVID está aquí para quedarse como cualquier otro virus más o pasa a ser una enfermedad que tenga difusiónen determinados momentos del año. Hay que esperar a ver cómo funciona el otoño.

–Siendo así, ¿cuál es su posición sobre retirar las mascarillas del transporte público?

–La transmisión se ha reducido de manera importante y las medidas en general deberían ir relajándose. El objetivo ahora son los vulnerables: el uso en el transporte de una mascarilla apropiada para quien la necesite sería suficiente y podríamos empezar a considerarlo ya recomendación. Porque si ahora mantenemos medidas excesivas para la situación que tenemos, cuando sean necesarias e imprescindibles nos podemos encontrar con un rechazo social porque han quedado desacreditadas. El año pasado en Navidad pasó al reintroducir la obligatoriedad de mascarilla en exteriores. Dijimos que nos parecía una medida de cara a la galería y solo podía servir para el descrédito. Lo importante es que quien debe estar protegido lo esté.Pero sí hay que mantenerlas en centros sanitarios, residencias o donde haya una concentración de personas vulnerables.

–¿Por dónde llegará la próxima pandemia?

–Nuestro problema principal, y seguimos sin darnos cuenta, es el cambio climático y lo que la especie humana está haciendo al resto de especies. Ahora vemos muchas zoonosis que antes no veíamos, muchos vectores que no veíamos (como el mosquito tigre) y que hacen que ahora tengamos chikunguña o dengue que antes no teníamos. Hay algunas enfermedades que hemos eliminado y que pueden reaparecer y nos preocuparía muchísimo, como las detecciones de polio por virus vacunal en Estados Unidos y aguas residuales en Londres. Todo este tipo de cuestiones las vamos a ir viendo con más frecuencia y la globalización hace que, en días o semanas, cualquier amenaza puede estar de un punto del planeta en el opuesto. Tenemos que estar preparados para una buena identificación de estos problemas y eso pasa por tener buenos sistemas de vigilancia. .

–Este verano se está registrando un exceso de mortalidad por todas las causas. ¿A qué se debe? ¿Es el peaje por el parón sanitario en pandemia?

–Ha habido una conjunción de situaciones, ninguna favorable. Por un lado, una cierta demora en diagnósticos que algún papel debe estar jugando. Está también el cambio climático, con días repetidos de más temperatura. Y además también está la covid. Si hay que ponerlos en orden yo diría covid, temperatura y problemas diagnósticos o asistenciales. Se está viendo en las cifras de esperanza de vida. En 2020 cayó, en 2021 se recuperó pero no llegó a los niveles de 2019. Significa que seguimos teniendo una afectación en mortalidad importante, más teniendo en cuenta que estamos hablando de defunciones en edades elevadas. Y me parece lamentable que hasta noviembre de 2023 no vamos a saber la mortalidad de 2022.

Compartir el artículo

stats