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Antonio Pato Neurólogo del hospital Povisa

“He tenido algún paciente que se tomaba 15 pastillas al día”

“Los anticuerpos monoclonales funcionan muy bien, a algunos enfermos les han cambiado la vida”

El neurólogo Antonio Pato, del Hospital Povisa de Vigo. Alba Villar

El neurólogo Antonio Pato, licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Santiago, lleva casi dos décadas en el Hospital Povisa de Vigo, donde trabaja en el tratamiento y en la concienciación sobre la migraña, entre otras patologías. Por ello conoce perfectamente todo el abanico de tratamientos, desde los más clásicos hasta los más recientes, los anticuerpos monoclonales, pasando por las inyecciones de toxina botulímica. “Es una enfermedad muy frecuente y a muchos pacientes los incapacita muchísimo”, destaca.

–¿Cómo se diagnostica la migraña?

–El diagnóstico es por la clínica: no hay ninguna prueba, ni una resonancia ni una punción lumbar, que te diga que es migraña. Se han de cumplir una serie de criterios: dolor de cabeza muy intenso, que suele ser de una mitad de la cabeza; náuseas, vómitos, que le moleste mucho la luz y el ruido, y que dure de media entre 4 horas y 3 días. Eso sería una migraña clásica.

–¿Cómo se puede distinguir de otras cefaleas?

–A veces el diagnóstico es complicado, porque los pacientes no se explican bien, o tú no les entiendes. Se puede confundir la cefalea crónica con la migraña o con otros problemas, como depresión, fibromialgia... En ocasiones se recurre al TAC o a la resonancia para descartar otras cosas, como una hemorragia cerebral, un tumor o una meningitis, que se pueden confundir con la migraña, sobre todo en urgencias.

–Dentro de la migraña hay diferentes tipos.

–Están las que tienen síntomas de aura, como pérdida de visión, hormigueos, aturdimiento... El aura asusta mucho, porque esos síntomas a veces duran horas en las que los pacientes están aturdidos y no hablan bien. Y el dolor de cabeza es tan intenso que a veces obliga a los pacientes a ingresar.

–¿Existe una vinculación o una correlación entre la migraña y problemas como el estrés, el insomnio, la ansiedad o la depresión?

–Sí. Las migrañas las puedes tener por una predisposición, igual que eres diabético o hipertenso. Te puede dar en la playa, de vacaciones, estando totalmente tranquilo. Ahora bien, lo más común es que se asocien al estrés, insomnio, depresión, ansiedad... Siempre se lo explico a los pacientes: “Si la cabeza no te descansa, al final te va a doler”. Se calcula que la mitad de los pacientes asocian el empeoramiento de la migraña al estrés, aunque a algunos les da la migraña relajados, de vacaciones, en cualquier momento. Un 40 por ciento se asocian a insomnio, un 30% a depresión, un 20% a ansiedad... Algunas se asocian a fibromialgia.

–¿Se sabe por qué afecta mucho más a mujeres, que suponen en torno al 80% de los casos?

–Aunque la migraña no es una enfermedad hereditaria como tal (si la tienen los padres no la tienen por qué tener los hijos), se cree que tiene que ver con la genética. Hay factores genéticos y hormonales, y estos últimos son más comunes en las mujeres, por los cambios hormonales en la menstruación. Los estrógenos y la progesterona, que son hormonas típicas de las mujeres, tienen cambios de ciclo en relación a la menstruación, lo que hace que tengan migrañas más comúnmente o justo en la ovulación o cuando le va a venir la menstruación.

–¿La automedicación puede hacer que la migraña se cronifique?

–Sí, es un problema muy grave. Ahora es menos frecuente, afortunadamente, porque ya no se dispensan sin receta algunos medicamentos que antes eran de uso libre. Pero he tenido algún paciente que se tomaba 15 pastillas al día.

–¿Quince?

–Sí, 15 pastillas al día, y estar así tres o cuatro meses. Ese es el récord, lo frecuente es 3 o 4 al día. Si alguien toma 15 pastillas al día y le sigue doliendo la cabeza tiene que ir a consulta o a urgencias, porque eso no es normal. Ahora es menos frecuente porque, aunque la gente se queje, en las farmacias te piden receta para casi todo. Antes había el Tonopán, el Hemicraneal y otros medicamentos que se vendían sin receta, y era bastante común tener pacientes adictos a las pastillas. Y a veces esas adicciones eran difíciles de quitar, había que ingresarles hasta 15 días para quitarles el “mono”. Les explicaba que eso empeoraba el problema y les fulminaba el hígado y el riñón, y no lo creían.

–¿Qué avances se han producido en el tratamiento?

–Los anticuerpos monoclonales funcionan muy bien, a algunos pacientes les han cambiado la vida. Había una chica joven que siempre venía a la consulta de negro, muy apagada... Empezó a ponerse los anticuerpos y cuando volvió no parecía la misma paciente. Los anticuerpos monoclonales son muy caros y tienen una limitación de uso que es lógica. Si pasa la migraña con un medicamento más barato no hay por qué gastar 800 euros al mes.

–¿Qué requisitos son necesarios para que un paciente reciba un tratamiento con anticuerpos monoclonales?

–Primero se exige haber probado tres de los medicamentos clásicos, y si sigue teniendo dolor de cabeza más de 8 días al mes, la Seguridad Social te deja poner el anticuerpo. Se pone una inyección cada mes o cada tres meses. Hay tres laboratorios que lo hacen. Actúan bloqueando una proteína que desencadena las migrañas, el péptido del gen relacionado con la calcitonina.

–¿Qué otros tratamientos han aparecido en los últimos años?

–Las infiltraciones del nervio occipital mayor se empezaron a realizar hace alrededor de tres años. Es un nervio que sale a la altura de la nuca hacia ambos lados de la cabeza. Se infiltra un centímetro cúbico de anestésico (lidocaína) con otro centímetro cúbico de corticoide (dexametasona) justo en el nervio, y a muchos pacientes les alivia muchísimo el dolor de cabeza. Está más indicado para las crisis intensas, para cortar el dolor muy fuerte en urgencias, pero también sirve como tratamiento preventivo. Yo lo hago bastante. De media, a dos pacientes al día en consulta. Es un paso intermedio entre los medicamentos clásicos y los anticuerpos.

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