Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cuando el acoso escolar dispara la ideación suicida

El “bullying” puede actuar como “bomba de tiempo” y provocar esos pensamientos incluso años después de la edad infanto juvenil

Un niño cabizbajo sentado en el suelo en el pasillo de su colegio. FDV

Hace algo menos de dos meses un hilo de Twitter alarmaba a miles de usuarios de esta red social. Jaime Gómez-Obregón, ingeniero y hacker conocido por su labor en pro de la transparencia del sector público, narraba su calvario desde la azotea de un edificio en el que vivió de niño. Daba a entender que pensaba en arrojarse al vacío. Una campaña de acoso en redes de la que era objeto había reabierto las heridas psicológicas del acoso que sufrió de niño. “Cada uno de esos mensajes que estos días recibo me hacen revivir la paliza en el colegio. Y ahora, de adulto, no sé cómo librarme de esa rata si no es saltando al vacío o vomitando aquí la bilis que ahora mismo no me deja vivir”, contaba en un hilo que luego borró. Los mensajes de amistad de muchas personas, por los que dio las gracias al día siguiente, fueron fundamentales para que aparcase la ideación suicida y recobrase la ilusión de vivir.

El caso de Gómez-Obregón, que no es único, demuestra que el daño psicológico producido por el bullying puede actuar como “bomba de tiempo” y alimentar ideaciones suicidas no solo en la etapa en la que se sufre el acoso escolar, sino también muchos años más tarde.

El acoso escolar es la principal causa de suicidio entre la población infanto juvenil, según recordó ayer Ginso, Asociación para la Gestión de la Integración Social, en vísperas del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, que se celebra hoy, 10 de septiembre. Según los expertos de Ginso, los adolescentes con pensamientos suicidas actúan de manera más imprevisible que los adultos en la misma situación.

Destacan también que el pensamiento suicida en menores aparece cuando no saben cómo gestionar el sufrimiento. “Los menores que piensan en quitarse la vida no lo hacen porque no quieran vivir o tener un futuro, tienen estos pensamientos porque no saben cómo gestionar y afrontar el sufrimiento –explica Javier Urra, director clínico del programa Recurra de Ginso–. En la mayoría de casos, el suicidio viene de la mano de la depresión, que a su vez proviene de la desesperanza y de la falta de herramientas para afrontar una situación complicada. Es necesario tener claro que el suicidio es evitable y que las personas en riesgo emiten llamadas de angustia antes de cometer el acto”, recalca Urra.

La semana pasada fue noticia en numerosos medios de comunicación el caso de Izan, niño mallorquín de 11 años víctima de acoso en el día de su cumpleaños. Tras la denuncia pública de los hechos por su hermano, el pequeño recibió numerosas muestras de apoyo.

Pero no siempre el desenlace es tan positivo. En mayo del pasado año se suicidó en Barcelona la adolescente de 15 años Kira López, que sufría bullying. Su padre, José Manuel López Viñuela, convertido en decidido activista contra el acoso escolar, lamentó la actitud del colegio de Izan, que amenazó al hermano con denunciarlo por difamación. Este padre, al que el acoso escolar arrebató a su única hija, lanzó una campaña en Change.org para pedir al Ministerio de Educación una ley de acoso escolar que especifique las actuaciones pertinentes, tanto en caso de acoso de profesores hacia alumnos como en caso de bullying entre iguales. “La noche anterior [Kira] me abrazó y me dijo que me quería mucho y que era el mejor papi del mundo. Esa fue su forma de despedirse –relata José Manuel López en su petición de Change.org, titulada “El bullying no es cosa de niños”–. Cada día me pregunto por qué. Qué puede hacer que una niña de 15 años sienta que no puede más. Qué le pasó en el colegio el día de antes y qué temía que le pasara aquel día si volvía a ir. Cada día me pregunto por qué”.

Tan difícil de concebir como ese sufrimiento son las secuelas que deja en la edad adulta el acoso escolar. Hace unos días “El Periódico de España” –del mismo grupo editorial que FARO– publicaba el caso de María Martínez (nombre ficticio), graduada en Ingeniería y dedicada a la divulgación científica, que a sus 33 años todavía arrastra secuelas del acoso escolar que sufrió en primaria y secundaria. “Se define como una persona insegura. Cuando conoce gente nueva, piensa que se ríen de ella. Tiene la autoestima ‘por los suelos’. Es guapa, pero está convencida de lo contrario. Tiene pánico a hablar en público y hasta hace poco tomaba una pastilla (recetada por su médico) cada vez que impartía una charla. Sufre ataques de ansiedad que le aceleran el corazón, le dificultan la respiración y le llenan la cabeza de pensamientos negativos intrusivos”, relataba el reportaje, elaborado por la periodista Olga Pereda.

“Existe evidencia que establece relación entre exposición a bullying y desarrollo de depresión y suicidio en adolescentes –recalca el psicólogo vigués Daniel Novoa–. La depresión es el puente entre el bullying y la conducta suicida. El cyberbullying es una nueva forma de expresión de este fenómeno, con evidencia en el desarrollo de depresión y el suicidio, mayoritariamente en mujeres adolescentes”.

Novoa se remite a un estudio que halló entre los estudiantes de 16 a 18 años una fuerte asociación entre acoso escolar e ideas suicidas (“No merece la pena vivir la vida”). Cuando el acoso era frecuente, las ideas de suicidio fueron ocho veces más comunes que cuando no existía. Además, esta asociación era independiente de presentar morbilidad psiquiátrica previa.

Daniel Novoa cree fundamental “hacer divulgación de los peligros de minimizar y/o mirar para otro lado en las situaciones de acoso, ya que las consecuencias pueden ser dramáticas. A veces la víctima no está en un momento psicológico para poder pedir la ayuda necesaria, o los responsables de que los desequilibrios no estén lo suficientemente atentos, y es aquí donde los espectadores se vuelven protagonistas para evitar el peor de los desenlaces”.

También considera importante “sensibilizar a los maestros para no limitar sus acciones a descubrir conductas agresivas entre los estudiantes, sino más bien preocuparse por desarrollar la empatía entre ellos, de tal forma que desarrollen la capacidad de ponerse en el lugar del otro”.

Unidades de atención en todas las áreas sanitarias gallegas

 Galicia contará en 2022 con unidades de atención a personas en riesgo de suicidio en todas las áreas sanitarias, según anunció ayer la Xunta de Galicia en un comunicado, emitido el mismo día en el que el Colegio Oficial de Psicología de Galicia (COPG) pidió que se ejecute el Plan contra el suicidio aprobado hace un lustro y “del que no se conocen medidas”, y el Movemento Galego da Saúde Mental (MGSM) denunció la “inacción” e “inoperancia” del Ejecutivo gallego en materia de prevención del suicidio.

La Administración gallega prevé que, con la creación de cinco nuevas unidades, todas las áreas sanitarias gallegas cuenten este año con este tipo de atención especializada, de acuerdo con lo previsto en el Plan de Saúde Mental de Galicia 2020-2024.

Cada una de esas unidades cuenta con un equipo específico de profesionales compuesto por personal de psicología, psiquiatría y enfermería especialista en salud mental. Estos profesionales forman parte de los 120 que se incorporaron a los servicios de salud mental desde la puesta en marcha del mencionado plan: 34 psicólogos, 37 psiquiatras, 26 enfermeros especialistas y 12 trabajadores sociales, entre otros.

En otro comunicado, el COPG reclamó a la Xunta que cumpla los compromisos que se recogen en el Plan de Prevención de Suicidio, pues “a día de hoy no se conoce su ejecución”, pues cinco años después de su aprobación está sin ejecutar, asegura.

Por su parte, el MGSM criticó la “ocultación injustificable” de la publicación de los datos básicos sobre mortalidad por suicidio en la comunidad. A día de hoy, remarcan en un comunicado, todavía no se ha hecho público el informe del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga de 2021).

En cuanto al Ministerio de Sanidad, su titular, Carolina Darias, anunció ayer que el teléfono 024 incorporará un servicio de chat para que “la gente joven acuda”. Un tercio de las 46.000 llamadas recibidas por este servicio de ayuda, activo desde mayo pasado, fueron efectuadas por menores de 30 años, según reveló la ministra.

El suicidio en España

  • En 2020

    se contabilizó el mayor número de suicidios desde que se empezaran a registrar en el año 1906, con un total de 3.941 personas fallecidas por esta causa.

  • La media

    es de 11 suicidios al día, uno cada dos horas y cuarto.

  • Por sexos,

    el 74% de los fallecidos eran hombres (2.938) y el 26% restante, mujeres. Estas últimas han superado por primera vez los 1.000 suicidios.

  • La muerte autoinfligida

    es la principal causa de deceso no natural en nuestro país, con el triple de muertes que los accidentes de tráfico,13,6 veces más que los homicidios y 85 veces más que la violencia de género.

Daniel Novoa, psicólogo. Cedida

Suicidio y acoso

Daniel Novoa*

El acoso, ya sea laboral (mobbing) o escolar (bullying), implica dos grandes peligros para el bienestar. Por un lado, el problema social debido al propio conflicto, y por otro que ese sufrimiento es algo continuado, por lo que el problema no sólo es de calidad, sino también de cantidad, un cóctel muy peligroso.

Ante un problema de convivencia tan impactante como es el acoso, nuestra respuesta puede ser variada. Por un lado, existe la opción de la ira, que normalmente puede incluso hacer que este proceso termine ya que las consecuencias de la agresividad en nuestro contexto cultural suelen estar bien acotadas. El problema mayúsculo para la salud mental a medio y largo plazo viene más por el lado de la ansiedad y la depresión. La ansiedad es una respuesta de miedo que puede ser perfectamente comprensible ante una situación de ataque y más todavía si este es relativamente impredecible y continuado. Ahora bien, si algo puede dejar grandes secuelas emocionales es lo que se conoce como indefensión: hagas lo que hagas, seguirás sufriendo, y esto es la piedra angular de una depresión.

Como nos podemos imaginar, una depresión que se sustenta en una indefensión continuada no es ninguna broma, y si este sufrimiento tan intenso se mantiene en el tiempo, las papeletas para un desenlace dramático aumentan exponencialmente. Sí, hablamos de suicidio.

Este tabú incómodo que por ser silenciado no deja de ser real, tiene un papel protagonista dentro del acoso, ya que cuando uno sufre mucho y de manera continuada, puede convertirse en una triste, pero realista salida.

Por todo esto es fundamental hacer divulgación de los peligros de minimizar y/o mirar para otro lado en las situaciones de acoso, ya que las consecuencias pueden ser dramáticas. A veces la víctima no está en un momento psicológico para poder pedir la ayuda necesaria, o los responsables de que los desequilibrios no estén lo suficientemente atentos, y es aquí donde los espectadores se vuelven protagonistas para evitar el peor de los desenlaces.

Existe evidencia que establece relación entre exposición a bullying y desarrollo de depresión y suicidio en adolescentes. La depresión es el puente entre el bullying y la conducta suicida. El cyberbullying es una nueva forma de expresión de este fenómeno, con evidencia en el desarrollo de depresión y el suicidio, mayoritariamente en mujeres adolescentes.

Es importante sensibilizar a los maestros para no limitar sus acciones a descubrir conductas agresivas entre los estudiantes, sino más bien preocuparse por desarrollar la empatía entre ellos, de tal forma que desarrollen la capacidad de ponerse en el lugar del otro.

*Psicólogo


Compartir el artículo

stats