La poderosa visión en el espectro infrarrojo del telescopio espacial James Webb ha descubierto miles de estrellas en formación en la nebulosa de la Tarántula que hasta ahora no habían sido detectadas.

Dentro de la Gran Nube de Magallanes, a solo 161.000 años luz, la nebulosa de la Tarántula es la región de formación estelar más grande y brillante del Grupo Local, las galaxias más cercanas a la Vía Láctea, lo que la convierte en una de las favoritas de los astrónomos para observar ese proceso.

El James Webb, lanzado el pasado 25 de diciembre, apuntó sus instrumentos a esa nebulosa, también llamada 30 Doradus, donde además de las estrellas jóvenes reveló la existencia de galaxias lejanas de fondo, así como la estructura y composición detalladas del gas y el polvo de la nebulosa.