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“Pasamos por unos tiempos oscuros para ahora ser responsables”

“Manejar las emociones antes era muy difícil”, reflexiona el músico que actúa con Placebo hoy en Ourense

Brian Molko y Stefan Olsdal (izq.). M. PERCH

Placebo ha regresado y, con él, una banda sonora vital que ha ayudado a muchas y muchos a comprenderse mejor o incluso a superar baches en la vida. Desde los años 90, el icónico Brian Molko y Stefan Olsdal han conseguido con sus letras marcar a millones de almas en todo el mundo, guiados por un sonido propio. Esta noche, en Expourense y con el Xacobeo, presentan nuevo material, su último disco de estudio, “Never let me go”. Stefan –en un notable español: tiene amigos y familia en Madrid– concede a FARO una de las dos únicas entrevistas facilitadas a medios en esta gira española de verano.

–El disco anterior de estudio fue en 2013, “Loud like love” y el último tour, en 2016. ¿Por qué ha sido tan largo el parón? ¿Barajasteis incluso no regresar?

–Ha pasado un tiempo bastante largo entre los dos discos. En ese periodo, tuvimos el 20 aniversario de la banda y sacamos un recopilatorio y una gira larga por el mundo para celebrarlo, además de los discos unplugged. Realmente, no estuvimos sin hacer nada. Somos un grupo que no nos gusta mirar mucho hacia atrás. Ahora, estamos con el nuevo disco y lo estamos disfrutando mucho más. Es lo que merecen los fans.

–No obstante, ¿no sentís vértigo al volver a salir de gira?

–Para salir de tour otra vez, tuvimos que hacer algo especial porque al ir de gira a veces sí que te da algo de vértigo como dices tú. Pero, a la vez, es parte de nuestro ADN. Ahora, la parte del concierto en la gira es mucho más importante. Si el directo está bien, todo lo demás funciona; lo estamos disfrutando más que nunca en el escenario.

–¿Por qué “Never let me go”?

–Pienso que es un título bastante romántico y va en línea con otros títulos de Placebo como “Without you I´m nothing”. A la vez, no quiero decir lo que significa porque eso lo pone quien lo escucha. Hemos intentado no decir a la gente cómo tiene que sentirse. Lo dejamos de forma abierta para que la gente construya su propia historia, su propia relación con nuestras canciones y letras.

–Durante todos estos años, ¿ha sido difícil mantener unida a la banda?

–Brian y yo siempre hemos sido el núcleo. Empezamos hace más de 25 años y ahora estamos solo los dos. Somos como una pareja que tiene subidas y bajadas. La vida cambia en el entorno pero aquí estamos y así seguimos.

–¿Y qué es lo positivo y negativo que habéis vivido en ese tiempo?

–Ufff. Lo bueno y lo malo es la tecnología. Cuando empezamos grabábamos en cintas en el estudio y ahora puedes grabar todo un disco en un portátil. Es una maravilla. Hay tantas oportunidades para hacer con el mundo digital que para nuestro desarrollo musical ha estado muy bien. Tenemos la suerte de tener un público y ganarnos la vida saliendo de gira pero esto para muchos músicos hoy en día es difícil porque la música no se valora como antes por el streaming y todo eso. Eso lo veo un poco triste.

–¿Puede parecerse el negocio de la música a la droga por esa casi obligación de estar metido, siempre creando?

–Es una bendición y una maldición. Los músicos no pueden jubilarse. Es una manera de expresarse que no tiene fronteras ni límites por el idioma. La gente en diferentes lenguas puede tener una respuesta emocional a lo que haces y eso es muy bonito y especial.

–Quizás el punto de conexión con los fans sean las letras...

–Podemos sacar todo lo difícil, el lado oscuro de las emociones de los humanos en nuestra música. Para no tener miedo a investigar esos lados no debemos escondernos detrás de algo que no es personal. A veces algo muy personal se hace universal.

–Para el concierto de Ourense, los fans piden “Running up that hill”...

–Sí, hemos hecho esa versión durante muchos años y, de repente, hay una explosión por la serie de televisión. Kate Bush ha tenido su primer número 1 en Estados Unidos ahora, por lo que ha pasado [aparece en “Stranger things”]. Además, tenemos la suerte de que a ella le gusta nuestra versión. [Se lo confesó a Brian Molko una vez en un evento].

–Esta pregunta es delicada. ¿El manejo con la droga o dependencia de medicinas fueron alguna amenaza para el grupo?

–Esta vida que tenemos es algo rara. No me estoy quejando pero, a veces, estás en el escenario delante de 20.000 personas. Recibes esa energía tan positiva del público y después te tienes que ir tú solo a una habitación de un hotel. Es muy difícil pedirle a alguien que ha vivido lo anterior que descanse ya. Es una vida peripatética. Manejar las emociones así era muy difícil. Pasamos por unos tiempos oscuros pero con los años hemos visto que solo tenemos una vida y que hay que ser responsable, hay que focalizarse en la música porque la música, los conciertos, son lo más importante. Por eso, ahora nos divertimos más en el escenario. Es lo que nos da la vida. Lo valoramos mucho más.

–Escuchar las guitarras en algunas canciones vuestras es como estar sobre una ola que sube .

–Procuramos no alejarnos de esa emoción. El estudio es como un laboratorio. Con los años, tenemos más elementos para mezclar y es una celebración.

–Ambos tenéis hijos.

–Sí, los dos tenemos más responsabilidad que antes. Por eso ahora son más importantes los conciertos. La vida cambia. Tras la pandemia, se me hizo más difícil salir de la gira porque me acostumbré a la vida sencilla pero aquí estamos. No se puede superar la emoción de tener un concierto con la banda y el público a tope. Eso sí que es como la droga.

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