Europa se enfrenta a la peor sequía en los últimos 500 años. Según expertos de la Unión Europea (UE), el 64 % del continente se encuentra en situación de advertencia o alerta, lo que extiende las zonas de peligro de incendio en todo el territorio de la UE. Concretamente, el 47 % se encuentra en una “situación preocupante” y el 17 % en “alerta”, según el informe de agosto del Centro Común de Investigación (JRC en sus siglas en inglés) de la Comisión Europea.

El informe detalla que las condiciones secas están relacionadas con una amplia y persistente falta de precipitaciones combinada con una secuencia de olas de calor a partir de mayo. Entre los países más afectados por la falta de precipitaciones se encuentran el centro y sur de Portugal, España, sur de Francia, Italia central, Suiza y sur de Alemania. Asimismo, añade que el severo déficit de precipitaciones ha afectado ampliamente las descargas de los ríos en toda Europa. “La reducción del volumen de agua almacenada ha tenido graves impactos en el sector energético tanto para la generación de energía hidroeléctrica como para los sistemas de refrigeración de otras centrales eléctricas”, concreta.

La situación hídrica en España es cada vez más preocupante

La situación hídrica en España es cada vez más preocupante Agencia ATLAS / Foto: EP

La comisión de la UE prevé, además, que se produzcan condiciones más cálidas y secas de lo habitual en la región euromediterránea occidental en los próximos meses hasta noviembre de 2022. “En algunas zonas de la Península Ibérica, se pronostican condiciones más secas de lo habitual para los próximos tres meses”, detalla el informe.

El informe añade que el estrés hídrico y el calor empeoran “significativamente las perspectivas negativas anteriores sobre los rendimientos de los cultivos de verano”. Las previsiones para las cosechas este verano apuntan a una caída del 16% en la producción de maíz, un 15% en la soja y un 12% en el caso del girasol, mientras que el déficit de lluvias ha afectado a casi todos los ríos de Europa con un impacto importante en el sector hidroeléctrico, de transporte fluvial y en los sistemas de refrigeración.

El informe de agosto del JRC señala que el agua almacenada en los embalses en España se sitúa “en torno al 58 % de la media de una década para el periodo, mientras que algunas regiones del sur —por ejemplo, Andalucía y Extremadura— se estima que están en torno al 30 % de los niveles medios de 10 años”, lo que hace que las condiciones sean también “extremadamente favorables para los incendios forestales”.

El riesgo de incendios “es de alto a extremo en la mayor parte” de Portugal, donde la energía hidroeléctrica almacenada en los embalses es menos de la mitad de la media de los cinco años anteriores y alrededor del 25 % de los embalses podrían no satisfacer las necesidades de riego, agrega esa agencia comunitaria.

En Países Bajos, por ejemplo, la falta de agua ha afectado a la navegación comercial, la estabilidad de los diques, y los problemas de intrusión del agua de mar, además de obligar a reducir “la carga de los barcos afecta al transporte de carbón y petróleo”.