A la futura ley de bienestar animal del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 le queda aún un largo camino por delante hasta su aprobación definitiva–el anteproyecto de la norma fue aprobado el pasado día 1 en segunda instancia por el Consejo de Ministros y ahora deberá pasar por el Senado, por lo que estará sometida a posibles cambios–, pero lo cierto es que sus planteamientos suponen un vuelco al escenario actual. Uno de los puntos que contempla la futura ley es la obligatoriedad de realizar un curso –que sería gratuito y online– antes de adquirir o adoptar un animal de compañía. Ecologistas y protectoras de animales aplauden esta medida al entender que contribuirá a concienciar sobre la responsabilidad que supone tener un animal y evitará futuros abandonos, una lacra que en España sufren cada año 162.000 perros.
Concretamente, el texto del anteproyecto de ley especifica que, para ser propietario de un animal de compañía será necesario “haber superado un curso formativo al efecto, con el objetivo de facilitar una correcta tenencia responsable del animal, muchas veces condicionada por la ausencia de conocimientos por parte de la persona propietaria en el manejo, cuidado y tenencia de animales”. Quienes ya tienen un animal de compañía estarán exentos de realizar este curso. El anteproyecto también establece que los propietarios o responsables de perros “deberán suscribir un seguro de responsabilidad civil”.
“Cualquier persona que quiera adoptar un animal debería tener un mínimo de formación, y saber que no todo es tan maravilloso, que tener un perro o un gato también conlleva una serie de responsabilidades y obligaciones, que es un ser vivo que requiere unos cuidados y que puede ponerse enfermo, por ejemplo, y también para saber qué no tiene que hacer”, comenta Lorena Gago, secretaria de la Protectora do Morrazo, donde, como en todos estos centros, siempre hay algún animal que ha sido abandonado o rechazado en más de una ocasión.
En cualquier caso, Gago no cree que este requisito disuada a nadie de adoptar a un animal. “Quien realmente está convencido de la adopción no tendrá inconveniente en hacer un curso que le oriente. Al igual que tampoco lo hace que se le pida un donativo para el resto de animales que quedan en la protectora porque conoce y está concienciado con el problema del abandono”, expone.
Tampoco cree que lo sea el tener que suscribir un seguro de responsabilidad civil obligatorio sea una traba porque muchos seguros del hogar ya incluyen mascotas. Gago recomienda tener siempre una cobertura para salvaguardarse de cualquier contingencia que pueda ocurrir con el animal.
Una vez aprobada la ley, el curso deberá aún ser regulado reglamentariamente. De momento, se desconoce sus contenidos exactos y tampoco se prevé cuándo estaría disponible. “Estamos a la expectativa, aunque el planteamiento es que verse sobre cuestiones básicas de higiene y de bienestar del animal, y de otras que menciona la propia ley, como no dejarlos solos todo el día o atados en un patio”, explica Rubén Pérez, de la Fundación Franz Weber.
En su opinión, el recelo y las críticas que este requisito despierta en ciertos ámbitos son el reflejo de presuponer que todo el mundo sabe hacerse cargo de un animal, algo que desmonta los miles de abandonos que se registran en España cada año. Además, advierte del aumento de casos de violencia animal. “No sé si es porque hay una mayor visibilidad gracias a las redes sociales o porque realmente hay una bolsa de personas, afortunadamente una minoría, que descarga su frustración o su sadismo sobre los animales”, comenta.
En cualquier caso, opina que un curso previo a la tenencia de un animal es positivo. “Puede ayudar a hacer una primera criba de posibles personas que no tengan interés en cuidar del animal. La formación nunca está de más. Es más, creo que se puede avanzar bastante en la concienciación sobre los derechos de los animales”, afirma.
Un marco común para todos
La gran fortaleza de la futura ley de bienestar animal es que, al ser estatal, hay aspectos que las comunidades autónomas van a tener que asumir en mayor o menor medida. “No es lo mismo Galicia, que tiene una ley de protección de animales de 2017 que, aunque es mejorable no está tan mal, que Cantabria, que tiene una ley de los años noventa o comunidades incluso que excluían los perros dedicados a la caza como la de Castilla-La Mancha”, afirma Rubén Pérez.
Para evitar la compra por impulso, la futura ley prohibirá la comercialización de animales en tiendas de mascotas, por lo que la venta se limitará a los criadores profesionales autorizados. Asimismo, la cesión de animales entre particulares deberá ser gratuita y quedar reflejada por contrato.