El COVID-19, por distintas razones, ha supuesto un golpe a las embarazadas. Un estudio publicado por JAMA recoge que hubo un “significante incremento” de complicaciones en la gestación y muerte maternal.

En concreto, apuntan que el fallecimiento de parturientas durante la hospitalización pasó de 5,17 muertes por cada 100.000 gestantes de la época prepandémica a 8,69 defunciones por cada 100.000 madres que dieron a luz.

Se observó un aumento de hemorragias obstétricas, preeclampsia y de hipertensión crónica preexistente así como de desórdenes cardiovasculares.

Estos datos se recogen en “Coparison of pregnancy and birth outcomes before vs during COVID-19 pandemic”, firmado por Rose L. Molina, Thomas C. Tasai y Dannie Dai, entre otros autores.

Las conclusiones las lograron tras analizar más de 1,6 millones de pacientes embarazadas en 463 hospitales norteamericanos y ver también que la cifra de nacimientos de bebés vivos se redujo un 5,2% durante la pandemia, de marzo de 2020 a abril de 2021, en comparación con los 14 meses previos.

En la misma JAMA, se incluye también otra investigación relacionada con los nacimientos y parturientas en era COVID. En “Comparison of severe maternal morbidities associated with delivery during periods of circulation of specific SARS-CoV-2 variants”, concluyen que la variante delta se asoció con ratios más altos de morbilidad materna extrema (morbility maternal severe, en inglés). La OMS la define como el estado en el que una mujer sobrevive a pesar de casi fallecer a una complicación ocurrida durante el embarazo, el parto o durante los 42 días seguientes a este.

Este estudio también incluyó madres norteamericanas, entre marzo de 2020 y enero de 2022.

Los investigadores concluyeron que no hubo variaciones significantes en la morbilidad en el periodo de la variante omicron.