"Es cierto que ahora no sufrimos cortes de suministro, que la delegada de Iberdrola sí se ha puesto en contacto conmigo para avisarme del turbinaje para cubrir la demanda eléctrica y que actúan en completa legalidad. Pero la realidad es que el pantano de Valdecañas sufre un gran deterioro ambiental; al final hemos perdido un entorno único a cambio de un charco putrefacto y maloliente". Las palabras son del alcalde de Belvís de Monroy, Marco Pascasio (de la formación Extremeños), que un verano más vuelve a denunciar la situación de escasez hídrica que viven en la zona. Si bien en agosto de 2021 fue el primero en alzar la voz contra Iberdrola por los desembalses en Valdecañas mientras la actividad ganadera y agrícola de la zona se quedaba sin agua, a la vez que la compañía lograba beneficios gracias a la generación de electricidad, en esta ocasión lamenta que el embalse queda muy lejos de ser una opción de "supervivencia turística". "Nos hemos quedado sin proyectos de explotación turística como zonas de recreo y embarcaderos deportivos», subraya Pascasio.

"Prácticamente he perdido la esperanza -insiste- de la recuperación del pantano y de su explotación turística para poder crear expectativas de futuro".

Y dice que aunque efectivamente sea legal turbinar ahora mismo, "si el Gobierno central y la Junta de Extremadura no ponen remedio, un paraíso natural se convertirá en un desierto".

Este alcalde sitúa el foco en el reto demográfico y asegura que la situación de Valdecañas es solo un ejemplo más del empeño que se debe fomentar para que los pueblos sean, realmente, una opción de vida.

El contexto

Habría que recordar que el pasado verano la acción de Iberdrola indignó a los habitantes del área. Además de Belvís de Monroy se vieron afectados Almaraz, Saucedilla o Peraleda de la Mata. Sin previo aviso la compañía comenzó a desembalsar y dejó sin recursos hídricos a la zona. No afectó al consumo humano pero sí a las actividades agroganaderas.

Tras esos hechos, la propia ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, aseguró estar "escandalizada" y anunció que se abriría expediente a la empresa por las actuaciones. 

Esta situación también provocó que desde el Gobierno se establecieran nuevos límites a los desembalses; pero aún así la situación del pantano de Valdecañas sigue siendo complicada.

Los últimos datos dicen que este embalse se encuentra al 28% de su capacidad, que significa siete puntos menos que la media de la última década. Pero a pesar del bajo porcentaje, suma siete puntos más que la capacidad con la que se quedó el verano pasado, cuando se redujo al 21%. Por eso lo llamaron la ‘falsa sequía’ de Valdecañas.

Los embalses extremeños, al 32% de su capacidad

Si hay hecho que se está evidenciando este verano es la sequía. Hace más de cien días que no se registran precipitaciones en numerosos municipios de la comunidad autónoma y durante el mes de julio no han parado las alertas por altas temperaturas, llegando incluso al color negro, lo que ha motivado más evaporación de la escasa agua acumulada. 

Ahora mismo los embalses extremeños están al 32% de su capacidad total. La región es la segundo con el porcentaje más bajo del país, solo por detrás de Andalucía, que se encuentra al 28,4%. En la comparación con el pasado año, la comunidad extremeña tiene unos tres puntos menos de agua embalsada, pero si se echa la vista una década atrás, la diferencia es de hasta 25 puntos.

En cuanto a los dos cuencas hidrográficas, la del Guadiana presenta una situación más difícil que la del Tajo. En la primera el agua embalsada está el 23,9% de su capacidad; en la segunda, al 40,5%. En la comparativa con el año pasado, la diferencia es de unos cinco puntos en el caso del Guadiana y de tres puntos en la cuenta del Tajo. En relación a hace diez años, la bajada es de 29 y 12 puntos, respectivamente. 

Los datos evidencian la escasez hídrica.