El incendio originado en la tarde del sábado en la Vall d'Ebo ha devorado ya más de 11.000 hectáreas en la Marina Alta y El Comtat (Alicante), y ha provocado el desalojo de otra localidad, Benimassot. Los vecinos de este municipio de la Vall de Seta, en El Comtat, tuvieron que salir a toda prisa este martes a mediodía, después de que las llamas terminaran de coronar la sierra a cuyos pies se asienta el pueblo. El fuego seguía avanzando y sin control al cierre de esta edición, tanto en este flanco como en el de la Vall d'Ebo, en el extremo opuesto, y también en dirección sur entre Famorca y Castell de Castells, con el peligro de que acabara por propagarse a la Serrella, lo que agravaría aún más la catástrofe.

El incendio abarca un perímetro de unos 80 kilómetros, desde una zona cercana a Pego hasta más al oeste de Benimassot, y cuenta con varios focos activos, lo que dificulta las tareas de extinción. A eso se une el viento, reavivado en la tarde del martes, añadiendo así una nueva complicación. En las labores para apagar este fuego y el que también asola la comarca del Alto Palancia, en Castellón, hay desplegados en conjunto un millar de efectivos; en el que se extiende por El Comtat y la Marina Alta participan 22 medios aéreos, que a lo largo de este martes han estado descargando continuamente agua sobre la zona afectada.

La magnitud del incendio, y la coincidencia de otro fuego importante como el de Castellón, ha hecho que se movilicen medios de otras comunidades autónomas como Murcia, Castilla-La Mancha, Aragón y Cataluña. También los bomberos de la ciudad de Alicante y bomberos forestales de varias de las citadas autonomías limítrofes se han sumado a los trabajos. La situación era muy grave a última hora del martes, con varios frentes activos y la incertidumbre ante la posibilidad de que el viento cambiara de dirección en cualquier momento.

Al cierre de esta edición no se preveían nuevos desalojos, pero los afectados seguían sin saber cuándo podrían volver a sus casas. Los últimos en tener que dejarlas han sido los de Benimassot, como ya hicieran el lunes los de las localidades vecinas de Tollos, Fageca, Famorca y Margarida, y el domingo en Beniaia, Alcalà de la Jovada, la Carroja, Benialí, Benirrama y varias urbanizaciones de l'Atzúbia. La vida cotidiana en el pequeño municipio de la Vall de Seta, de apenas 90 habitantes, ya alterada desde el domingo, terminó de pararse este martes a mediodía, cuando las llamas eran perfectamente visibles desde el casco urbano.

El alcalde de esta población, Ismael Molines, explicó a este periódico que "esta mañana ya nos han dicho que era posible que nos desalojaran, pero que no estaba claro. Pero ha cambiado la dirección del viento y han decidido hacerlo". El primer edil mostraba su preocupación por la proximidad de las llamas, pero más aún por los efectos que pudiera generar el humo. El regidor y alguna persona más se quedó en el pueblo realizando tareas de vigilancia, al igual que se ha hecho en las localidades vecinas.

Preocupación por la Serrella

A muy pocos kilómetros al este de Benimassot, en Famorca, los bomberos se afanaban por la tarde en evitar que las llamas se extendieran hacia el sur, entre esta localidad y Castell de Castells, ya en la Marina Alta. Se trata de una zona de pinar muy tupida, con el consiguiente riesgo de propagación del fuego. El objetivo de los bomberos en este punto era impedir que el incendio atravesara la carretera CV-720, que comunica ambas poblaciones, ya que de hacerlo el infierno podría extenderse a la Serrella, haciendo todavía más difícil si cabe la situación y poniendo en riesgo otros municipios de la Vall de Seta, e incluso los de la Vall de Guadalest, ya en la Marina Baixa.

El alcalde de Famorca, Vicente Ruiz, explicó que esta era la gran preocupación durante la tarde. "Si el fuego pasa a la Serrella, esto ya sí que será un no parar", indicó. Por la mañana, las llamas habían sido visibles desde esta localidad, aunque al otro lado del valle y a una cota más alta, por lo que no había habido peligro para las viviendas. Los vecinos, alrededor de 45 (aunque, al igual que en el resto de municipios afectados, la población estas fechas se multiplica), siguen alojados en casas de familiares y amigos. En general, en las localidades evacuadas de El Comtat no se ha recurrido al albergue habilitado en Muro por Cruz Roja y el Ayuntamiento de esta población.

Ayer por la mañana eran únicamente tres las personas alojadas en estas instalaciones, donde se han preparado 33 camas y hay otras 29 en reserva. El vicepresidente de Cruz Roja en Alcoy, David Iváñez, señaló que, como norma general, los afectados prefieren estar con allegados y "lo más cerca posible de sus casas". De hecho, los acogidos en Muro eran personas mayores sin esa red de apoyo familiar o social. El concejal de Seguridad de esta población, Ángel Mollá, explicó por su parte que el Ayuntamiento iba a poner todo lo necesario para la alimentación de las personas alojadas durante el tiempo que fuera necesario, reiterando su disposición a colaborar en cuanto fuera necesario.

Mientras tanto, en el albergue de Pego había a primera hora de la tarde 110 personas, siete de ellas menores de edad, según indicaron fuentes de Cruz Roja. Desde los municipios afectados en la Marina Alta se insistía en la necesidad de no salir de casa, en aquellos que no hubieran sido desalojados, y en la de no acudir salvo por motivo de vital importancia en el caso de los que sí lo están. Hay un gran número de carreteras cortadas en la zona, entre ellas la CV-700 (Muro-Pego) y la CV-720 (Gorga-Pedreguer), los principales ejes que comunican El Comtat con la Marina Alta.