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La firma gallega de capazos que porta la reina Letizia, colapsada ante la demanda

“Es un modelo de 2021. No era el bum de este año pero al vérselo a ella, la gente se dio cuenta de lo bonito que es y se agotó”, explica el diseñador de la marca

Bruno Borrallo, creador de la marca. | La reina Letizia, portando un capazo. B. B. / CHEMA CLARES

Si hay una “influencer” que revoluciona las marcas cuando elige una prenda o accesorio esa es la reina Letizia. La firma gallega de capazos Whittelily lo ha comprobado esta semana una vez más. Días atrás, aparecía la monarca en Mallorca portando un bolso capazo de esta compañía. El modelo es el Zahara, en formato bandolera con unas medidas de unos 28x37 centímetros y con cierre de saco interior. Lo que llama la atención, además del diseño, es el precio: 39,90 euros. La cuestión es que tanto gustó la propuesta que se han agotado las existencias en la página web.

“Debido a la gran demanda que está teniendo el modelo bandolera Zahara y al ser un producto artesanal nos vemos obligados a suspender la entrada de pedidos hasta el jueves 12 de agosto”, señala la firma en su web.

Bruno Borrallo, el responsable de Whittelily, explica que confían en ponerse al día este fin de semana para dar salida a los encargos. “Se agotó el modelo que llevó pero también otros”, añade.

Reconoce que la reina Letizia les ha dado varias alegrías en los últimos años ya que no es la primera vez que luce capacho con sello gallego: “Desde que echó a andar la empresa en 2014, la reina puso por primera vez un capacho nuestro en 2017, volvió a ponerlo en 2018. Estuvo dos años con el clásico, de hebilla, y después puso uno nuevo que era como el clásico pero más pequeño. Si no me falla la memoria, debe llevar unos cuatro o cinco años poniendo productos nuestros”.

El diseñador explica que la materia prima para los capazos (hoja de palmito) procede de España mientras que el ratán de su otra firma (Christian de Jaba) para los muebles es oriundo de Indonesia.

La reina Letizia luciendo un capazo, junto a sus hijas y la reina Sofía, en Mallorca (2019). Chema Clares

“El diseño lo hacemos aquí (A Coruña); vamos haciendo pruebas [en octubre empiezan con estas] y entre diciembre y febrero se comienzan a confeccionar en talleres de otras zonas de España. Sacamos modelos y si no triunfan, al año siguiente los eliminamos”. Aunque hay excepciones. “El que llevó la reina Letizia hace dos días es un modelo del año pasado. No era el bum de este año. Se vendía más el de doble asa; pero al vérselo a la reina, que iba tan bien, tan perfecta con él, la gente se dio cuenta de lo bonito que era este capazo y se agotó”, detalla este creador que reconoce que al ver a la reina portando sus obras siente ante todo “una gran alegría. Es un honor que haya elegido nuestro producto”.

Al repetir firma varios veranos, al final Whittelily ha reservado en su web un espacio denimonado “Capazo Letizia” donde repasa los modelos que la monarca española ha llevado de esta compañía coruñesa en los últimos años.

La reina, con el capazo de Whittelily (Telva).

La reina, con el capazo de Whittelily (Telva). B.B.

En la actualidad, su principal mercado es España, concentrado en Baleares y Canarias, aunque también ha recibido pedidos de Estados Unidos, Latinoamérica o Canadá y Tailandia. “Pero ante el elevado coste de los portes, no los enviamos allí”, lamenta Borrallo.

La suya es la historia de un negocio familiar trenzado a través del tiempo. “Soy la segunda generación. Lo llevaban mis padres. Empezaron comprando los bolsos y con el tiempo nos pusimos a hacerlo. Se jubilaron y ahora estoy yo. Es mi pasión”, reconoce.

“Nosotros –recuerda– somos una empresa de artesanía de muebles de caña, mimbre (que continúa y se llama Christian de Jaba). Los capazos los llevamos vendiendo desde hace más de 40 años. Lo que pasa es que en 2014 vimos que había un espacio vacío en el mercado. Nos dimos cuenta de que siempre se hacía el mismo, el clásico de la playa”.

Capazo redondo de Whittelily.

Capazo redondo de Whittelily. Cedida

Así, optaron por introducirle novedades. “Decidimos cambiar las formas, hacerlo redondo; aunque fueron un fracaso durante dos años para después ser un bum”, recuerda.

Para Bruno Borrallo, es una satisfacción que “en estos tiempos se empiece a valorar la artesanía ya. Unos años atrás, no se valoraba nada, ni las horas de trabajo, ni los materiales. Se valoraba más el plástico que las fibras naturales. Ahora, no sé si es porque somos antiplástico todos pero empieza a haber un cambio de mentalidad”.

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