Es otra forma de hacer turismo: asomarse a la ventana de lo que fue el planeta hace millones de años pero con la mirada sobre su huella presente. El Colegio Oficial de Geólogos (ICOG) propone una ruta viajera por España para ver las maravillas naturales “más asombrosas del país”. En total, se fija en 14 destinos geológicos tales como cauces fluviales, salinas, cabos, volcanes, minas o geoparques.
En el listado, se incluyen dos situados en la comunidad gallega: Cabo Ortegal en A Coruña y Montefurado en Lugo. La sección gallega del Colegio de Geólogos completa la lista oficial de Galicia. Ocho espacios son los elegidos. El geólogo Eduardo González nos detalla qué tienen de especial.
A pocos minutos de Vigo, se pueden encontrar con esta pared de roca lisa y de gran altura tan amada por los escaladores. Forma parte del macizo granítico de O Porriño. Esas rocas se formaron hace 300 millones de años como enfriamiento y solidificación del magma. En la zona, además se encuentran diversas canteras y espacios verdes con hermosas vistas sobre el valle.
En Vila de Cruces (Pontevedra), otra ruta incluye la zona del Mosteiro de Carboeiro y la Fervenza do Toxa. “Desde el monasterio, pasas por un puente medieval y subes a la Mina de Fontao, de wolframio [muy escaso en la corteza terrestre]. Se pueden ver los cortes enormes tajos en la roca y el poblado minero de los años 50 rehabilitado para viviendas”, explica Eduardo González. En el Ilustre Colegio Oficial e Geólogos señalan que las rocas se formaron en el fondo de un antiguo océano hace más de 400 millones de años. Se puede visitar el Museo de la Minería de Fontao, con cita previa aquí.
Menos conocida es la ruta del estaño y wolframio de Beariz (Ourense). “En este último año se han descubierto unos molinos en el río Beariz que se utilizaban para moler el el grano al tiempo que se utilizaba la fuerza del agua para generar hornos de estaño y serrerías de madera para la minería”, resalta el geólogo.
Buscando el fresco, otra alternativa es A Veiga (Ourense). En Vilanova, al lado de Peña Trevinca, parte una ruta que lleva a unas minas abandonadas de wolframio en un valle de origen glaciar. “Durante la última glaciación (hace 30.000 años) por este valle descendía un glaciar de unos 170 metros de espesor de hielo”, señala el Colexio de Xeólogos.
En la localidad lucense de Quiroga –en O Courel– y otros dos municipios se encuentra el único geoparque de Galicia donde mandan las rocas calizas, que no son muy habituales en la Comunidad. Se puede ver el resto de un túnel realizado por los romanos que desviaron el río Sil para extraer el oro. De hecho, hay también unas pequeñas médulas.
El geólogo Fran Canosa ofrece rutas por este espacio y otros de interés geológico en su blog. La zona entre las sierras y el mar tiene vital interés. Se pueden ver acantilados situados sobre dunas formadas hace 15.000 años y cuya arena hoy en día no tiene posibilidad de moverse.
Presenta “unas rocas muy extrañas que es raro ver en la Península Ibérica. Son oscuras, pobres en sílice, cuarzo. Formaban parte hace millones de años del fondo del océano. Al chocar dos continentes hace 300 millones de años, quedaron encima en esa zona, Ordes y otras áreas del norte de Portugal. Es como ver el fondo del océano cuyas rocas son muy diferentes a las del continente”, explica el geólogo.
Se halla en el municipio coruñés de Carnota. Se trata de un macizo granítico enorme. Allí se encuentra la cascada del río Xallas que desemboca en el mar y nos permite apreciar el origen de las rías.
Otros enclaves por España que merecen la pena
El Colegio de Geólogos ha seleccionado 14 enclaves geológicos de interés turístico. A Montefurado de Lugo y Cabo Ortegal en A Coruña se suman espacios como el geoparque de Las Loras, en Palencia y Burgos. Aquí, se pueden ver skarts, páramos calizos, cañones fluviales, grandes estructuras de plegamiento alpino, fallas o campos petrolíferos.
Curioso es también lo que se puede ver en Monsagro (Salamanca). Allí, hay huellas visibles de organismos de hace 450 millones de años que están plasmados en las rocas que adornan calles, casas y fuentes. Permite conocer el origen de las huellas de fósiles marinos.
El Valle de Jerte es otro de los emplazamientos seleccionados. Al noreste de Cáceres, se pueden ver gargantas, cascadas y piscinas naturales.
Una curiosidad se encuentra en Coria, Cáceres, con el cauce abandonado del río Alagón. Es un fenómeno conocido como avulsión y consiste en el abandono rápido del cauce de un fluvial para formarse uno nuevo por reajustes en determinados periodos.