La mitad de los abuelos españoles cuida a sus nietos casi todos los días y el 45% lo hace casi todas las semanas, según un informe del Imserso. De media, los abuelos dedican 5,75 horas diarias al cuidado de los nietos –6,2 horas las abuelas y 5,3 horas los abuelos– que, multiplicadas por los cinco días laborables de la semana, suponen 30 horas semanales. Estos significa que muchos abuelos y abuelas cumplen una auténtica jornada laboral al frente del cuidado de sus nietos.
Con motivo del Día Internacional de los Abuelos, que se conmemoró ayer, el geriatra y gerontólogo vigués Andrés Vázquez subraya que ejercer el papel de abuelo por voluntad propia tiene múltiples efectos positivos como la satisfacción personal de saber que se está ayudando a los hijos en su día a día laboral y familiar; contribuye a mantener elevados los niveles de actividad física y cognitiva; evita la soledad no deseada y mejora el bienestar subjetivo. No obstante, Vázquez también advierte de la perversidad que puede suponer que la abuelidad no sea elegida, sino impuesta.
“Todos los días son días de los abuelos. La dedicación de los abuelos a los nietos, la interrelación intergeneracional que se establece entre abuelos y nietos es muy importante en todos los momentos de la sociedad, aunque más en esta, dada toda la sucesión de crisis que vamos enlazando y las dificultades que existen para cuidar por parte de los padres y de la transmisión de valores”, afirma.
En su opinión, la abuelidad es una parte importante de la dimensión individual de la persona en su proceso vital y le da un sentido de participación en la sociedad más allá del ámbito familiar. “Uno de sus aspectos positivos es que la persona se siente útil al involucrarse en la educación y socialización de los nietos y al poder ayudar y apoyar a sus hijos”, explica.
Al mismo tiempo, es una valiosa herramienta para promover el envejecimiento activo, ya que puede ser un estímulo para estar al día, para adaptarse a los cambios sociales, para estar más motivado y para tener el propósito de estar física, mental y socialmente más activo. Según un estudio publicado en “Science Direct”, la abuelidad tiene relación directa con la salud, en el sentido de que los abuelos que cuidan de sus nietos tienen un 37 por ciento menos de riesgo de muerte que otras personas de su misma edad que no tienen esta responsabilidad con los pequeños.
Es, además, un buen mecanismo para frenar el edadismo. “Hay estudios que revelan que la buena relación entre nietos y abuelos frena la discriminación por edad dentro de la sociedad porque la gente joven ve en una dimensión distinta a la persona mayor”, asegura Vázquez.
Otro aspecto positivo que destaca Vázquez es que frena el sentimiento de soledad en el proceso del envejecimiento, especialmente si hay pérdidas cercanas. Asimismo, evita la exclusión de las personas mayores. Referente a esto, añade que los nietos son muy importantes en la adquisición de habilidades tecnológicas de los mayores, lo que fomenta la inclusión social de las personas mayores al reducir la brecha digital.
Por otra parte, destaca el importante papel que tienen los abuelos en la educación y socialización de los nietos. “Todos los estudios nos dicen que ejercen una guía y una ayuda a la paternidad y a la maternidad. A menudo son un modelo para los futuros padres y van a hacer un poco de árbitros dentro de esa dimensión padre-hijos donde muchas veces surgen fricciones, e incluso en la comunicación porque muchos nietos ven a sus abuelos como confidentes y les cuentan cosas que no se atreven a contar a sus padres”, comenta. Respecto a esto, recuerda que hay estudios que constatan que los niños que tienen un contacto cercano y bueno con los abuelos tienen mejores condiciones sociales que los que no lo han tenido. Pero para conseguir una buena relación entre abuelo y nieto también es importante la actitud de los padres. La comunicación entre progenitores y abuelo es, para Vázquez, uno de los pilares básicos para alcanzar este objetivo.
También ejercen un papel fundamental sobre la comunicación de la evolución vital y la finitud de la vida. “Los abuelos son lo primero que perdemos y si nos pasa con 10-12 años empezamos a ser conscientes de que las cosas se acaban y no vuelven. Se habla incluso de que el final de los abuelos es el final también de la juventud y el comienzo de la edad adulta, pase a la edad que pase”, argumenta.
En cualquier caso, la abuelidad nunca debería ser un rol impuesto. Debe ser un papel libremente asumido, ya que no es comparable con la maternidad o la paternidad en cuanto a deberes o responsabilidades. Una cosa es cuidar de los nietos y compartir tiempo con ellos y otra muy distinta que esta atención se convierta en una jornada laboral (sin remunerar).
“Hay que tener cuidado de no caer en el exceso porque se corre el riesgo de que la abuela o abuelo acabe con el síndrome del abuelo quemado o del abuelo esclavo, un síndrome muy serio, que está acompañado por manifestaciones físicas como depresión, ansiedad y angustia y que puede llegar a considerarse un tipo de maltrato”, advierte.
En este sentido, subraya que los padres han de ser prudentes a la hora de solicitar ayuda a los abuelos y que no deben de olvidar que estos tienen derecho a tener su propia vida y a disfrutar de su tiempo libre, y que el cuidado de los nietos nunca debe suponer una renuncia a sus propios planes. Tampoco debe suponer una actividad estresante, que requiera un sobreesfuerzo o que limite su vida a la atención del nieto. Según Vázquez, se puede ser abuelo de muchas maneras y con diferentes grados de implicación. “El abuelo esclavo es el padre de una persona egoísta”, afirma Vázquez.
Andrés Vázquez facilita diez consejos, elaborados por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), para cuando los abuelos asuman la tarea de cuidar a sus nietos con la finalidad de evitar el síndrome del abuelo esclavo:
Celebración con concierto y cena especial
El Día Internacional de los Abuelos, en la festividad de Santa Ana y San Joaquín, abuelos de Jesús, se celebró ayer en varios lugares de Galicia. En la residencia de mayores Ballesol de Vigo lo hicieron con un menú especial y un concierto que será retransmitido a 400 centros de toda España. La actuación, en formato “candlelight” (a la luz de las velas), fue interpretada por un grupo de cuerda y piano, y el menú se adaptó al contexto musical. Así, los residentes pudieron degustar sonata de pescado y melodía de carrilleras al vino tinto con adagio de boniato, entre otros platos.